Carina Novarese

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Yendo de la notebook a la tableta y de ahí al próximo dispositivo

Windows 8 se lanza en una semana y será el mayor cambio de este sistema en 30 años. Estará en computadoras, tabletas e híbridos varios. ¿Es muy tarde para que Microsoft de un buen golpe? Tal vez no.
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17 de octubre de 2012 a las 00:00

“La tableta es una extensión del smartphone” vs “La tableta es una extensión de la PC”. Estas visiones, opuestas hasta cierto punto pero tal vez complementarias en algún punto, son las que alientan a dos de las tres grandes empresas de la computación y del Internet de nuestros días.

De eso está convencido Eduardo Mangarelli, director de Tecnología de Microsoft para Latinoamérica; en realidad está convencido de que la segunda máxima es la correcta, y esgrime suficientes argumentos para que su convencimiento quede resonando en la mente de cualquier persona que siga las aparentemente volubles tendencias tecnológicas de los últimos años.

Con el lanzamiento mundial de Windows 8, que se realizará el 26 de octubre, Microsoft comenzará a testear su hipótesis, que se enfrenta –pero tal vez termine complementándose- con la que Apple hizo tangible en los millones de iPad vendidos desde que lanzó la hasta ahora imbatible tableta, en 2010. Para la empresa de Gates, lo que sucederá en una semana es mucho más que la presentación de una nueva versión de Windows, el sistema operativo que está en la inmensa mayoría de PCs de todo el mundo y cuya última versión –Windows 7- está instalada en 500 millones de dispositivos conectados a Internet. Es el gran cambio, tan importante tal vez como el que en 1985 inauguró Windows 1.0, la primera, rudimentaria pero revolucionaria versión del sistema operativo que invadió el mundo.

Repasar la historia de Microsoft (que en buena partes es la historia de Windows) puede resultar un intrincado ejercicio de memoria, a pesar de que no hay que remontarse más de tres décadas atrás. Intrincado porque este sistema se ha vuelto parte de nuestras vidas hasta el extremo de la intimidad; es difícil imaginar cómo se hacían algunas cosas antes de que Bill Gates y su socio Paul Allen se dieran cuenta de que, para que la computadora llegara a todas las casas, había que lograr que la gente común y corriente pudiera abrir, cerrar y manejar programas de una forma sencilla y casi sin que mediara pensamiento lógico.

Antes de Windows las computadoras estaban en las universidades o en las grandes empresas, e incluso si llegaban a algún hogar seguramente muy tecnológico, no se manejaban con un mouse. Antes de Windows 1.0 Microsoft había lanzado un sistema operativo que ahora denostamos como rudimentario pero que entonces fue revolucionario: el viejo y querido MS-DOS (que significaba Microsoft Disk Operating Sytem) permitió que la gente pudiera hacer acciones sencillas en una computadora, sin saber de computadoras. Igual era algo complicado, poco amigable.

Su sucesor, Windows, mejoró en esos aspectos: incorporó el mouse/ratón, permitió a través de ventanas que se pudieran abrir varios programas al mismo tiempo sin necesidad de cerrar el anterior, inventó los menús y tantas otras cosas que ahora nos parecen corrientes y que entonces igualmente necesitaron de meses para que los desacostumbrados usuarios aprendieran a usarlos.


Dimensiones en pantallas

Entre ese Windows y el que ahora pretende cambiar profundamente la experiencia de uso de las PCs, tabletas e híbridos varios que están surgiendo (aquí pueden ver la evolución), pasó mucha agua bajo el puente e incontables innovaciones –algunas bienvenidas, otras no tanto- que ahora damos por sentadas pero que en algún momento nos hicieron ahorrar minutos, esfuerzos y neuronas. Ahora Windows 8 pretende acercar los mundos que en los últimos años han generado diversos aparatos: la experiencia de la PC, de la laptop y netbook, de las tabletas, de los smartphones. El mundo de las pantallas múltiples en el que indefectiblemente vivimos.

Estos aparatos más que mundos han creado dimensiones que se sobre enciman, se retroalimentan pero también se restan. El muy renovado sistema de Microsoft ofrece la opción de usarlo con el tacto (el famoso touch que hoy lo invade todo y que es casi intuitivo para los más chicos), con el mouse y con el teclado. Con cada uno o con todos al mismo tiempo.

El razonamiento del que parte la compañía para generar un cambio tan grande en el tradicional Windows es, según Mangarelli, que hay que adaptarse al momento en el que vivimos: cada vez estamos más conectados y cada vez esperamos estar más conectados. Además, cada vez nos conectamos a través de más y más formatos de dispositivos. En un mundo ideal sería bueno que los fabricantes y desarrolladores dejaran de complicarnos la cabeza y lograran aunar criterios para usar, de la misma manera y con las mismas herramientas, la notebook, la tableta y el smartphone. En el mundo real usamos iOS en el iPad, Android en el teléfono, Windows en la PC y algunas variantes más.

Microsoft cree que hasta ahora los usuarios han usado las tabletas como una extensión de los smartphones –para chequear correo, navegar en Internet, leer noticias- y no tanto de la notebook –para escribir, hacer planillas de Excel, presentaciones en Power Point, editar videos y tanto más. Windows 8 intentará que la tableta y notebook, además del teléfono inteligente, se conviertan en extensiones naturales: todas podrá usar el mismo sistema operativo (Windows 8 y Windows 8 mobile).

El “gran cambio” tiene que ver, además, con la forma de operativa. Windows se suma oficialmente al mundo de las aplicaciones e incluso inaugura su tienda virtual de apps, Windows Store, al estilo de Apple y más tarde de Google (con Google Play). Algunos ya han dicho que es demasiado tarde para este cambio, pero la omnipresencia de Windows en todas sus versiones y su historia de éxitos al menos permite dudar de que lo sea. No hay que subestimar el poderío de un sistema operativo ya instalado en millones y millones de máquinas y que, tal vez, logrará que millones de personas entiendan por primera vez qué es una aplicación.

Algunas de las claves que promete el nuevo Windows 8:

-Interfaz “touch” e interfaz “normal”. El usuario puede elegir desplazarse en el nuevo Windows con la vieja interfaz (muy similar a la del último Windows 7) o con la nueva, que fue desarrollada para ser usada con el tacto pero que también se adapta a los ratones y teclados. Esta última tiene un diseño en mosaicos (pequeños cuadrados) que son aplicaciones o conjuntos de ellas. Cada usuario puede construir sus diferentes pantallas en base a esos mosaicos: en uno estará People, la aplicación que reúne redes sociales como Twitter, Facebook, Windows Live, Linkedin y los contactos Google. En otra podría estar Wikipedia, o el mail, o uno de los juegos que acostumbra jugar en otro dispositivo con otro sistema operativo, como Fruit Ninja o Cut the Rope.

-Dispositivos. El Windows 8 podrá instalarse en PCs y notebooks, pero también en tabletas –ya se están fabricando varias y se lanzarán el 26 de octubre o después de esa fecha. Los smartphones tendrán Windows 8 mobile en breve.

-Instalación. Todos los equipos que hoy funcionan con Windows 7 tienen las condiciones técnicas mínimas para que se instale a su sucesor. Luego del 26 de octubre los compradores de nuevos dispositivos los recibirán cargadas con el Windows 8. Quienes quieran hacer el upgrade en sus computadoras anteriores, podrán comprar el sistema –y descargarlo de Internet para su instalación- por 40 dólares.

-Windows Store. A grandes rasgos funciona como la App Store o como Google Play, con algunas diferencias. Los usuarios podrán descargar versiones de prueba de las aplicaciones que requieren de pago, para luego decidir si comprarlas o no. En el caso de los desarrolladores, si venden hasta 25.000 dólares se les aplicará el sistema 70%-30% (el 30 se lo queda Microsoft), idéntico al que utiliza Apple; pero si superan esta cifra de ventas el negocio quedará en 80%-20%.

-Chiches. Para iniciar sesión ya sea en la computadora o en la tableta, Windows 8 estrena un sistema de “gestos”, un determinado movimiento que el usuario define para que el dispositivo le permita entrar (una cruz, un círculo, cualquier tipo de forma que se pueda dibujar con el tacto o con el mouse).

-Multitarea real. Cuando se lanzó el iPad mucho se habló de la posibilidad de usar varias aplicaciones al mismo tiempo. Si bien en el iOS es posible tener varias abiertas al mismo tiempo, indefectiblemente hay que ir de una a otra y no se pueden ver varias simultáneamente. La versión 8 de Windows permite tener varias aplicaciones abiertas al mismo tiempo y ver en la misma pantalla las que se decida.

-Sincronización. Una vez que el usuario decide qué desea ver en su pantalla, cómo organiza los mosaicos y toda su configuración personal, puede replicar la experiencia en todos sus dispositivos cargados con Windows 8, porque el sistema se sincroniza a través de aparatos, usando el Microsoft Account o la identidad de Windows Llive. Esta sincronización permite replicar detalles tales como que la imagen que se usa como fondo de escritorio sea la misma para todos los dispositivos.

-Internet Explorer 10. El navegador de Microsoft, que alguna vez fue rey y señor en un reino desierto de competencia, viene corriendo de atrás el avance imparable de Chrome y el mantenimiento de Mozilla Firefox. El Explorer 10 permite utilizarlo a pantalla completa (pero de verdad), hasta el punto que desaparecen todos los menúes y barras de herramientas. Para confirmar su rendimiento, sobre todo su velocidad, habrá que esperar a probarlo. Algunos trucos de usabilidad resultarán seguramente muy cómodos. Por ejemplo, se elimina la flechita para ir a la página anterior que se había visitado. Si el sistema está pensando para ser tocado, ¿qué sentido tiene una flecha? Basta con arrastrar (con el dedo o el mouse) el costado izquierdo de la pantalla. Quienes prefieran seguir con sus exploradores favoritos, desde el 26 se podrá descargar Chrome para Windows 8, así como un Beta de Firefox para el nuevo sistema.

-Flash full. A diferencia de lo que se puede ver con otros sistemas para tabletas, el Windows 8 permite ver flash.

La llegada de la Surface

Junto con el lanzamiento de Windows 8 también se presentará la nueva tableta-notebook Surface, un híbrido de Microsoft que según confirmó el martes 15 el Wall Street Journal costará en su versión más barata 499 dólares. Si se la define como una tableta hay que tener en cuenta que –a diferencia del iPad- viene con entrada para USB (con lo cual se le puede conectar cualquier dispositivo, desde un disco externo hasta una grabadora de DVD) y entrada para una memoria como las que usan las cámaras de fotos. Incluye además un teclado casi plano.

Otros fabricantes ya han confirmado sus nuevos híbridos pensados para Windows 8. Uno de ellos es el Idea Pad Yoga de Lenovo, una mezcla de ultrabook (o notebook superfina) y tableta, que a un precio de 799 dólares deberá convencer que puede competir más con las computadoras que con las tabletas. Otras opciones son la Dell XPS 10 o la Asus Vivo Tab RT, además de la Samsung Ativ Tab.

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