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El Observador | Leonardo Pereyra

Por  Leonardo Pereyra

Columnista político
3 de noviembre 2024 - 5:25hs

Cada cual con su borrón y su cuenta nueva, la Coalición Republicana y el Frente Amplio ya iniciaron el camino hacia el balotaje de noviembre con la experiencia de una primera vuelta que repartió desilusiones y esperanzas renovadas, que dejó heridos de consideración mordiendo el polvo y algún renacimiento. Pero, por sobre todo, abrió una gran duda acerca de quién será finalmente el vencedor de esa segunda vuelta que está allí no más, doblando la esquina.

La izquierda salió un poco escorada tras la jornada del domingo pasado y no por su nada desdeñable 43,9% de los votos obtenidos que la ratifica como la fuerza política más poderosa del Uruguay. Si no porque la expectativa entre los dirigentes y la militancia era tal que se imaginaban ganando en primera vuelta u obteniendo una votación más cercana al 46%, lo que hubiera convertido al balotaje en un mero trámite a favor del FA.

Por su lado, el nacionalista Álvaro Delgado, a quien propios y ajenos le pronosticaban una votación por debajo del 25%, salió segundo detrás de Orsi con un 26,7% que le alcanzó para superar con creces a sus socios de coalición, y en la noche del domingo celebró por lo alto.

Pero tras el bajón inicial, la izquierda ya está prendiendo de nuevo los motores, en tanto que, luego del festejo de Delgado, llegó la resaca. Para empezar, la izquierda se quedó con la mayoría de la Cámara de Senadores, en tanto que en la de Diputados será precisa una negociación farragosa dada la atomización de las bancas entre diferentes partidos.

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En el Frente consideran que no les resultará muy difícil rascar los tres o cuatro puntos con los que alcanzarán la cota necesaria para volver al gobierno en el balotaje. El presidente del FA, Fernando Pereira, reconoció que para la segunda vuelta se realizarán “ajustes de campaña” para ganarse el favor de los votos de los partidos menores y recordó que en anteriores balotajes el Frente “ha crecido en forma sustancial” con respecto a la primera vuelta.

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Sin ir más lejos, en 2019 la izquierda recuperó casi 200 mil votos de octubre a noviembre y terminó perdiendo la elección por apenas 30 mil sufragios.

En tanto, desde la coalición de gobierno contestan que las cosas han cambiado y que el 47,6% de los votos obtenidos por los socios el pasado domingo los deja como favoritos en la carrera.

"La Coalición le ganó al Frente, con mucha claridad. Le ganó bien, fuerte, por cien mil votos. Más allá de cómo se configuran las bancas, la gente a veces se olvida o se confunde, pero la Coalición le ganó al Frente ayer (por el domingo). El nivel de fidelización del votante de la coalición es muy alto, por no decir total. El mensaje de unidad de la Coalición es muy contundente", dijo el candidato colorado Andrés Ojeda quien obtuvo 16.3% y quedó en un lejano tercer lugar con respecto a Delgado.

Eso puede ser verdad. El mayor retorno de coalicionistas hacia el Frente Amplio parece haber ocurrido este domingo en el que Cabildo Abierto se derrumbó del 11% obtenido en 2019 a un 2,5%. Se espera entonces que la fuga de noviembre sea menor a la de cinco años atrás.

Pero, para que esto ocurra, el oficialismo debe mostrarse más unido que nunca. Y el mismo Ojeda que augura la “fidelización” coalicionista largó una granada de fragmentación que, desde el vamos, parece complicar los planes de Delgado de juntar a la barra detrás de él. “Hoy no solo somos un socio importante de varios, hoy somos el cogobierno del Uruguay que se viene”, dijo Ojeda en el discurso de la noche de las elecciones.

Ese es uno de los principales desafíos de la Coalición Republicana. Si el clima que prospera es el de las primeras horas tras la primera vuelta, su triunfo será casi imposible. Ese es uno de los principales desafíos de la Coalición Republicana. Si el clima que prospera es el de las primeras horas tras la primera vuelta, su triunfo será casi imposible.

Ojeda piensa que dada la nueva correlación de fuerzas en la Coalición Republicana (PN 26,7%, PC, 16,3%, Cabildo Abierto 2,5% y Partido Independiente 1,7%) son blancos y colorados quienes se repartirán la responsabilidad en una futura administración encabezada por Delgado. Y eso cayó grueso incluso dentro del propio coloradismo.

El senador electo Pedro Bordaberry dijo en Arriba gente que se les debe “dar un espacio” a los socios minoritarios “porque son fundamentales”. Quien le respondió con mayor virulencia fue el orientador del Partido Independiente, Pablo Mieres.

Andrés Ojeda, Valeria Ripoll, festejos plaza Varela, elección Octubre 2024.

“Es la inexperiencia. Se le nota mucho que le falta rodaje en política. Está un poquito mareado, tendría que bajar un poco las revoluciones. De nueva política no tiene nada, es como el viejo reparto”, dijo Mieres a Canal 5. Ojeda contraatacó en El País: “Que declare lo que quiera, lo que se le cante, que la realidad es otra bien distinta”.

El senador de Cabildo Abierto Guillermo Domenech calificó de “insensatez” y de “falta de sentido político” lo dicho por Ojeda. La vicepresidenta Beatriz Argimón tampoco se puso de lado del candidato colorado. “Yo no hablaría de cogobierno”, dijo a Universal.

El propio Delgado tuvo que hablar sobre estos cruces. "Creo que lo interpretaron mal (a Ojeda) y le contestaron mal. Todos van a cogobernar, cada uno con su ponderación electoral”, dijo en Telemundo.

la diferencia con la que se impuso Lacalle Pou a Daniel Martínez en 2019 fue de 30 mil votos. Por eso, el desprecio por cualquiera de los partidos menores puede ser suicida. la diferencia con la que se impuso Lacalle Pou a Daniel Martínez en 2019 fue de 30 mil votos. Por eso, el desprecio por cualquiera de los partidos menores puede ser suicida.

Un comienzo nada auspicio en el cortísimo camino hacia el balotaje en el que cualquier moneda sirve. Además, tanto la Coalición Republicana como el Frente Amplio deben disputarse el voto de partidos menores que no están del lado de ninguno de los grandes bloques pero que suman unos cuantos miles de votos que pueden marcar la diferencia. Allí está la sorpresiva performance de Gustavo Salle y su Identidad Soberana que consiguió dos bancas en Diputados gracias a su casis 65 mil votos. Salle está llamando a votar anulado. Eduardo Lust del Partido Constitucional Ambientalista tuvo 12 mil sufragios y expresó su apoyo a Delgado. También están César Vega del Peri (9 mil votos), la agrupación de izquierda radical Asamblea Popular (10 mil votos), Avanzar Republicano (2 mil votos) y Por los cambios necesarios (3 mil votos).

Como fue dicho, la diferencia con la que se impuso Lacalle Pou a Daniel Martínez en 2019 fue de 30 mil votos. Por eso, el desprecio por cualquiera de los partidos menores puede ser suicida.

Y, por eso mismo, las diferencias en la coalición surgidas apenas horas después de conocidos los resultados del domingo no son auspiciosas. Uno de los senadores electos del Frente Amplio dijo a El Observador que en la dirigencia de la izquierda no habrá fisuras ni “posturas blandas” en el apoyo de la candidatura de Orsi. Por los antecedentes conocidos, y porque el FA se juega mucha cosa en el balotaje, pocos dudan de que la izquierda marche en bloque detrás de su postulante.

Ese es uno de los principales desafíos de la Coalición Republicana. Si el clima que prospera es el de las primeras horas tras la primera vuelta, su triunfo será casi imposible.

La victoria de Delgado dependerá en gran medida del respaldo que reciba de sus socios y del ambiente que cunda entre ellos. No queda demasiado tiempo para que los dirigentes del oficialismo cambien esta mueca amarga del principio que, si prospera, no los dejará sonreír después del último domingo de noviembre.

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elecciones Uruguay 2024 Coalición republicana Frente Amplio

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