En los inicios de la vida, en condiciones de salud, los niños cuentan con un organismo joven que podríamos decir "nuevo". En cambio, los adultos tenemos un acumulado de la vida. ¿Sabías que actualmente más de 50 millones de personas tienen demencia? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta alarmante cifra aumentará significativamente en los próximos años.
La demencia es una condición degenerativa que tiene diversas causas, pero que en su mayoría podría ser prevenible. Así como mencionamos la demencia, podríamos mencionar cada disfunción o enfermedad. Se espera que en los próximos años las cifras se eleven exponencialmente, a menos que hagamos algo diferente.
Cuando llegamos a la juventud y más aún a la vida adulta y mayor, más clara es la evidencia del paso de los años en función de cómo vivimos la vida. La cuestión a revisar es si los signos y síntomas que nos aparecen son parte de lo esperable. ¿Es el paso de los años responsable de la pérdida de funciones o del bienestar del que gozamos cuando niños? La contundente respuesta es no.
Entonces, ¿por qué los adultos “aceptamos y normalizamos” la pérdida de calidad de vida? En ocasiones justificamos malestares e incluso enfermedades por la herencia, los años o ambos. Sin embargo, la herencia es una mínima parte comparada con el ambiente en lo que respecta a la salud. La ciencia afirma que la herencia se activará o no dependiendo del ambiente. De la misma manera, es importante tener claro que los años no implican deterioro ni enfermedad per se.
¿Qué es lo que nos hace enfermar o perder calidad de vida? Los estudios científicos avalan con contundencia que el paso de los años no implica deterioro. Lo que nos deteriora es vivir mal, tener hábitos inadecuados y desocuparnos de nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.
Los niños podrán alimentarse mal y no hacer suficiente ejercicio, pero sus cuerpos jóvenes no expresan lo mismo que los cuerpos que ya han vivido más de 20 años. A partir de la juventud, el acumulado del buen o mal trato que le hemos dado a nuestro cuerpo-mente-espíritu se manifiesta con mayor evidencia.
En una conferencia, escuché una vez que en nuestra cultura occidental aceptamos que envejecer implica “ponerse viejo”, con un montón de condiciones que conlleva esta etapa de la vida. Muchas de estas características reconocidas como del paso de los años implican perder calidad de vida. La cuestión es que no sucede de la misma manera del otro lado del mundo. ¿Cómo es esto? Investigando al respecto, me encontré con una región llamada Okinawa. Un lugar especial del mundo, así como otros tantos, donde las personas envejecen saludablemente. Diversos son los factores y te los comparto en la columna sobre Ikigai: “La magia del Ikigai”.
Junto con las enseñanzas que nos dejan las zonas azules, es interesante considerar nuestro sistema de creencias. Por eso, te invito a poner a prueba la creencia demasiado compartida de que el paso del tiempo implica deterioro. No solo no es así, sino que el paso del tiempo puede fortalecernos cada vez más. De esta forma, viviríamos el paso del tiempo como sabiduría y podríamos ser modelos para los más pequeños.
Hemos mencionado muchas veces los hábitos saludables y sus positivas repercusiones. Hoy te invito a reflexionar sobre cómo has tratado a tu cuerpo y qué te ha generado hasta el momento, con la certeza de que nuestros cuerpos son tan nobles que tienen la capacidad de revertir y hasta curar. Sea cual sea la condición que hoy tengas, es mejorable. Aún si hoy tu salud es muy buena, puedes potenciarla más para el presente y el futuro.
Recuerda que, así como las emociones nos dan mensajes, los signos y síntomas también. Nuestro organismo completo es inteligente y resiliente. Somos uno integrado y, aun sin consciencia de integración, todo lo que hacemos en el cuerpo impacta en la mente y viceversa.
Te invito a revisar tus hábitos y a reflexionar sobre la calidad de tu vida. Quiero que sepas que tenemos las condiciones, el diseño y las capacidades para ser saludables y felices. Basta con ocuparnos día a día de cuidar nuestro cuerpo, mente y espíritu.
El día comienza la noche anterior; la calidad de nuestro descanso impactará en la forma en que comencemos la jornada. Cada elección que hagamos repercutirá en nuestra salud y bienestar. Para eso, es necesario estar atentos y elegir con conciencia.
*Karina Pittini es Lic. en Psicologia, Maestrando en Psiconeuroinmunendocrinologia, Especialista en Desarrollo Humano, Post graduada en Psicologia Cognitiva, Post graduada en Psicologia de la Conducta y Comportamiento Humano. Miembro del staff de certified trainers de International Coaching Community (ICC). Master coach ejecutiva y de equipos, entrenadora, conferencista internacional, columnista en medios escritos. Consultora de empresas nacionales e internacionales, especializada en Desarrollo, Gestion y Gestion del Talento, apoyando el desarrollo estrategico de las personas y equipos para la transformacion y generacion de resultados. Creadora de""Programas de Liderazgo", "Programas de cambio cultural" ,"Programas de construccion de equipos de alto desempeno", "Encuesta de Liderazgo enfocada en desarrollo", capacitaciones y talleres. Especializada como entrenadora para el desarrollo de Habilidades y Competencias, Liderazgo, Asesoramiento estrategico a empresarios, CEOS y organizaciones, Cambio de Cultura Organizacional, Coaching Ejecutivo y Coaching de Equipos, Bienestar y Salud.