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Los 10 mejores discos uruguayos del siglo XXI: más de cien referentes de la música eligieron sus favoritos

A 25 años del comienzo del nuevo siglo, El Observador convocó a más de cien personas vinculadas al universo de la música uruguaya para que eligieran sus discos nacionales predilectos publicados a partir del 1° de enero del 2000

16 de agosto 2025 - 5:00hs

En la profusa y rica historia de la música uruguaya, el primer cuarto del siglo XXI fue la época de los fenómenos masivos, de la apertura a mercados del mundo y de la profesionalización para los artistas nacionales, una herencia que los surgidos en estas últimas décadas tomaron de pioneros de generaciones anteriores y consolidaron.

Estos últimos 25 años estuvieron marcados por la realización de festivales masivos, principalmente enfocados en el rock, que tuvo en la década del 2000 su era de mayor masividad y fervor popular. Ese momento consagró a un puñado de bandas que se convirtieron en artistas de primera línea en Uruguay, y que incluso se consolidaron como grupos populares en toda la región, como No Te Va Gustar, Cuarteto de Nos y La Vela Puerca.

Y si bien antes de que estas bandas trascendieran las fronteras y mostraran su peso en la industria —con varias nominaciones a los premios Grammy Latinos incluidas— ya otros artistas nacionales habían pegado afuera, fue en este siglo que se dieron fenómenos como Mayonesa, el éxito regional de la cumbia pop de Márama y Rombai, y la consagración de Jorge Drexler desde su establecimiento en España. En ese sentido, este último cuarto de siglo ha sido una era prolífica, diversa y amplia para la música uruguaya, con la consolidación de nuevas corrientes, hitos culturales como la declaración del candombe y el tango como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la aparición de reconocimientos como los premios Graffiti, y la mencionada profesionalización que fue desde el Carnaval hasta los distintos géneros de la música popular.

Con este panorama de 25 años transcurridos, El Observador consultó a figuras vinculadas al rubro —músicos, productores, responsables de sellos discográficos y productoras de conciertos, DJs, y otros profesionales de la industria, además de periodistas especializados y críticos, responsables de festivales y de instituciones vinculadas a la música nacional— para elaborar una lista de los mejores discos uruguayos del siglo XXI.

Cada uno de los más de 100 votantes eligió cinco álbumes, sin orden de preferencia, y sin ningún tipo de límite en cuanto a formato y géneros, más allá de que debía haber sido editado luego del 1° de enero del 2000 y que en caso de bandas integradas por músicos de varias nacionalidades, debía tener una notoria presencia creativa uruguaya, mientras que también estaban permitidos en la selección discos grabados por músicos uruguayos residentes en el extranjero.

En un país como este, donde se levanta una piedra y salen cuatro músicos, elegir solo diez discos destacados podría resultar una tarea más complicada que, por ejemplo, elegir la misma cantidad dentro de una rama no tan prolífica del arte nacional como el cine. La competencia, de hecho, fue reñida.

El resultado final de esta encuesta incluye principalmente a los nombres “pesados” de la música uruguaya, y aunque es diverso en géneros musicales y estilos representados, no lo es en cuanto a la presencia de artistas mujeres, ausentes en la selección (ver subtítulo El elefante en la habitación).

También es una lista más “clásica” en el sentido de que ninguno de los discos presentes en el top 10 tiene menos de 19 años.

De esta forma, El Observador continúa con esta lista sobre música uruguaya una iniciativa vinculada a las obras culturales mejor consideradas de este primer cuarto del siglo XXI, que ya tuvo una primera instancia con una encuesta de las quince mejores películas nacionales, y que seguirá con la de los mejores libros editados por autores uruguayos, también en el período que va del 2000 a este 2025, que se publicará en las próximas semanas.

Los diez mejores discos uruguayos del siglo XXI

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Un vistazo en profundidad a los cinco primeros puestos

1

En los casi 45 años de trayectoria del Cuarteto de Nos hay un antes de Raro y después de Raro. Tanto que es una clara línea divisoria entre lo que el público llama “el Cuarteto de antes” —el del humor guarango, negrísimo y políticamente incorrecto, el más experimental en su sonido, el que había tenido en Otra Navidad en las trincheras su pico de popularidad— con “el Cuarteto de ahora”, más pop, con algo de rap, y letras más centradas en reflexiones sobre la sociedad contemporánea. En 2019, el cantante y guitarrista Roberto Musso explicaba que el cambio de rumbo que vino con Raro surgió de una necesidad urgente de encontrar otro camino compositivo bajo el riesgo de “terminar con la banda o de quedar como un grupo clásico de música divertida que iba a envejecer con su público”. El cambio, gestado en conjunto con el productor Juan Campodónico, le trajo a la banda rédito económico, una internacionalización de su música, premios y hasta algunas rispideces internas, ya que el nuevo camino del Cuarteto generó la eventual salida de Riki Musso durante la grabación del sucesor de este disco, Bipolar. Al momento de su salida, Raro se sintió como algo nuevo, un disco excelente de pop-rock, fresco, con una batería implacable de hits y un estilo que para bien y para mal, ha definido el camino del Cuarteto hasta ahora.

2

Detrás de los ojos de ese búho que mira apático desde la tapa con su elegante trajecito hay melancolía, oscuridad, potencia. Hay originalidad, hay rock, hay fuego. Hay calma y hay aspereza. Hay una banda que se encontró a sí misma, y que a partir de este disco, si bien siempre está moviéndose en la región bajo la etiqueta de “grupo de culto”, tuvo un salto en su presencia dentro del panorama musical de estas tierras. Hay canciones que han pasado al canon rockero local, como He never wants to see you (once again) y Temperamento. Hay poesía, guitarras, garage, boliche. Más de veinte años después de su estreno, hay que seguir mirando a los ojos al búho, que todavía tiene un mundo entero atrás.

Bonus track: la reseña original de El Observador de Amanecer Búho, publicada en 2004

3

En 1992, el grupo Mano Negra toca en Uruguay e inspira a un grupo de artistas locales con su rock mestizo. De ahí surge, por ejemplo, La Abuela Coca, banda pionera que allana camino a otras como La Vela Puerca. El grupo ya había pegado fuerte con su disco debut, Deskarado, en el que era patente su cóctel de rock, ska, punk y algunas pinceladas de folclore y ritmos tradicionales latinoamericanos. La banda refinó esa fórmula para su segundo embate, con el padrinazgo del argentino Gustavo Santaolalla, y se catapultó definitivamente como uno de los grupos más convocantes y más potentes del rock nacional. Un disco ambicioso, colorido, rabioso, con canciones que se han transformado en himnos como José Sabía o Por la ciudad, y con un repertorio que tiene entre su alineación a El Viejo, una de esas canciones que se afirman en el inconsciente colectivo, que en su momento se repiten hasta el hartazgo (al punto de agotar a los propios intérpretes) y que tienen una fuerza que trasciende generaciones.

4

Este es un disco peculiar. No es el primer disco de Jaime Roos en el que se piensa al referir a su trayectoria, y si bien fue uno de los más vendidos de su carrera, no fue un disco popular y sus canciones no han pasado al repertorio más célebre del músico. De hecho, sus canciones tuvieron poco impacto inmediato y Roos las sacó rápidamente de sus setlists; en sus últimos regresos a los escenarios ninguna de las canciones de Fuera de ambiente tuvieron lugar. Es que este, lo dijimos, es un disco peculiar: fue particular su forma de distribución, a través de las estaciones de servicio de la estatal Ancap (eso hizo que llegara al quíntuple platino), y lo eran sus canciones, íntimas e introspectivas, como Catalina (dedicada a su madre, fallecida poco antes de la publicación del álbum), o Tema del hombre solo, una canción autorreferencial y meditativa. Con el tiempo, el aprecio por parte de la audiencia más fiel, así como de sus colegas y de la crítica por este álbum —el último, por ahora, con canciones nuevas de Jaime—ha crecido. Un logro para nada menor dado el peso cultural y musical del resto de la obra del montevideano.

5

Como en el caso de De bichos y flores, este es un segundo disco de una de las bandas que hoy son puntales del rock uruguayo, y es el álbum que marcó la maduración sonora, compositiva y creativa del proyecto. Si bien con el tiempo NTVG derivó hacia una mayor preponderancia de los sonidos más cercanos al rock y al pop, con más dominio de las guitarras, estaba caracterizado en esa etapa por la mixtura con otros géneros —hay murga en Clara, reggae en No hay dolor, Mucho más feliz tiene influencia directa de la chacarera— y la presencia constante de los vientos. Es el disco que consolidó a la banda liderada por Emiliano Brancciari, y uno de los discos más importantes de la era en la que el rock uruguayo se hizo más festivo y convocante que nunca.

5.2

En la siempre mutante carrera de Fernando Cabrera, Viveza es uno de sus discos más pop, al menos en cuanto a la estructura y el formato de las canciones que integran este álbum, aunque están ahí el refinamiento y la elegancia en sus arreglos. En un trabajo donde Cabrera juega y hace jugar a sus amigos —pasan por este álbum las voces de Jorge Drexler, Eduardo Darnauchans y Mauricio Ubal, entre otros invitados—, y donde es capaz de incluir dos temas que hoy son piezas claves de su cancionero, ambas en dos extremos espirituales diferentes: la melancolía profunda, minimalista y desgarradora de Te abracé en la noche, y la festividad samba pero tremendamente montevideana de la canción que da nombre al disco, que convirtió para siempre a las cajas de fósforos en instrumentos musicales.

Artistas más votados

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El elefante en la habitación: la disparidad de género

Por Kristel Latecki, periodista musical

En mis épocas en la redacción de El Observador repetí una frase que se transformó en una muletilla, casi un gag recurrente: "faltan mujeres". Estábamos en un momento de explosión del feminismo y en la observación diaria de la cultura pop (a nivel local y en todo el mundo) empezaban a rechinar las ausencias de las artistas sobre los escenarios y en los carteles de festivales. A mediados de los 2010 esa oleada se transformó en el tsunami que bañó nuestras costas, y a fuerza de reclamos y reconocimientos la cosa fue cambiando. Llegamos al cambio de década con una cantidad abrumadora y diversa de musicxs que hoy, a la par de sus colegas hombres, están definiendo el sonido uruguayo. El "no hay mujeres" o "hay, pero pocas" no corre más. Quedó obsoleto.

Sin embargo, a la hora de mirar atrás y analizar los primeros cinco quinquenios del siglo XXI, este reseteo cultural, el cambio de paradigma que implicó patear las puertas y hacerse lugar entre tanta masculinidad, no iba a verse reflejado. No había chance. Iban a faltar mujeres.

El resultado de esta votación arrojó diez discos editados en la primera década del 2000. La importancia de este momento musical en el cancionero popular —es, además, uno de los últimos momentos de consumo monocultural que tuvimos— iba a dominar frente a la diversidad musical que llegó en los años posteriores al 2010. Con un ranking de apenas 10 puestos —y un electorado mayoría masculino, hay que decirlo—, no iba a haber lugar para intentos reivindicativos o revalorizadores hacia mujeres y disidencias.

En esta lista faltan mujeres, sí. Cabe esperar que en las siguientes décadas, y con más perspectiva, las listas sean un reflejo más fiel de lo que ya está pasando.

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Los 229 discos que recibieron al menos un voto

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*Disco negro de Laura y los Branigan no está en Spotify

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Producción: Emanuel Bremermann, Carla Colman y Nicolás Tabárez

Temas:

Música Música Uruguaya El Cuarteto de Nos Buenos muchachos No te va gustar Jaime Roos La Vela Puerca

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