A comienzo de julio el Poder Ejecutivo dispuso una rebaja de $ 100 en el precio de la garrafa de supergás, que estuvo vigente por dos meses y que benefició a más de un millón de hogares que utilizan ese energético para cocinar y calefaccionarse en el invierno.
Este mes, el descuento quedó sin efecto como había programado el gobierno. Con ello, el precio del kilo de supergás envasado se encareció y la garrafa de 13 kilos que se comercializaba a $ 1.050 vuelve a venderse a $ 1.150 (sin costos de envío) para la mayoría de la población.
Por su parte, los hogares beneficiarios de la tarjeta Uruguay Social, Asignaciones Familiares del Plan de Equidad, Asistencia a la Vejez, y Asignaciones Familiares de BPS que tienen descuento de 50%, pasaron a pagar $ 575 por garrafa (pueden comprar hasta dos cargas bonificadas por mes).
Estos precios estarán vigentes por setiembre y octubre, tomando en cuenta que las tarifas de combustibles se ajustan de manera bimestral de acuerdo con la nueva metodología dispuesta por las autoridades.
Subas y bajas
La baja de $ 100 dispuesta en julio no tiene antecedentes al menos en los últimos 30 años.
Al mismo tiempo, la magnitud del aumento mensual registrado en setiembre está entre los tres más importantes en este quinquenio.
Hubo uno superior en febrero de 2023 que encareció la garrafa en $ 130, tras 10 meses de precio congelado.
Y se registró uno similar al de ahora a inicios de 2025, luego que no hubiera correcciones por casi un año.
La brecha con PPI se achicó nuevamente
El esquema actual se compone de un subsidio focalizado en la población de menos recursos (50% de descuento), mientras que el resto de los consumidores — sin importar su condición socio-económica— paga un precio inferior al Precio de Paridad de Importación (PPI).
Actualmente y tras las últimas decisiones tarifarias, el precio del supergás quedó en $ 88,46 por kilo, y con ello la brecha respecto al PPI pasó a $ 8,83 por kilo. Esa diferencia es la más acotada al menos desde enero de 2020, es decir en casi seis años.
La serie histórica muestra que la mayor diferencia de precios respecto al PPI se dio en octubre de 2021, cuando la brecha llegó a ser de $ 44,2 por kilo.
Durante parte de 2022 y 2023 la tendencia fue hacia una mayor convergencia con el PPI y la brecha disminuyó hasta un piso de $ 9,1 por kilo en julio de 2023, la vez en que el precio de venta estuvo más cerca de su precio efectivo.
Luego en 2024 la brecha con el PPI se volvió a ampliar y llegó a un máximo de $ 22 en noviembre de ese año. Esto en la medida que el valor de importación registró una tendencia al alza en el segundo semestre y la tarifa local que ya venía desfasada se terminó corrigiendo recién en enero de 2025.
Por su parte, en los primeros meses de 2025 la diferencia había caído a niveles de $ 11 ayudada por un abaratamiento del precio internacional. Se volvió a ampliar a $ 17 con la rebaja de $ 100 dispuesta en julio, y con la suba de setiembre disminuyó por primera vez por debajo de $ 9 por kilo.
Si la tarifa se acompasara con la metodología basada en PPI, el precio del supergás sería de unos $ 97 por kilo y la garrafa de 13 tendría un precio cercano a los $ 1.265, unos $ 115 más que la tarifa hoy vigente.
Según el gobierno, actualmente el subsidio se financia con un sobreprecio de $ 1,5 en cada litro de nafta y gasoil que se comercializa en las estaciones de servicio. La ministra de Industria, Fernanda Cardona, ha dicho que ese factor de estabilización “no es para hacer caja”, sino para que la canasta de los energéticos “se equilibre entre sí”.
El precio de comercialización del supergás envasado ha estado históricamente por debajo de los costos de producción e importación. En los últimos 10 años el subsidio había implicado que Ancap resignara ingresos por más de US$ 500 millones.