Estaba cómoda la oposición. Principalmente se limitaba a observar cómo el oficialismo le facilitaba su tarea y cometía errores no forzados –vinculados mayormente a la renuncia temprana de jerarcas- que le permitían lanzar golpes sin que tuvieran que justificarlos demasiado. Estaban cómodos los opositores hasta que los blancos, no pudiendo con esa condición que periódicamente los empuja a enfrentarse entre correligionarios, abrieron una brecha en sus propias filas que el oficialismo está aprovechando y le otorgaron, al menos por unos días, un respiro a la administración encabezada por Yamandú Orsi.
Ocurre que el próximo 28 de junio el Partido Nacional elegirá al presidente de su Honorable Directorio, y los sectores blancos ya iniciaron una pugna sorda, y no tanto, por ocupar ese lugar que le dará una interesante visibilidad a quien lo consiga.
La pugna se dará, ya se está dando, entre tres postulantes: Álvaro Delgado (Aire Fresco), Javier García (Alianza País) y Luis Alberto Heber (Herrerismo). Delgado, excandidato presidencial del partido en las pasadas elecciones, parte con cierta ventaja sobre sus competidores dado que si se suman los convencionales de su sector –más los de D Centro y Por la Patria que apoyan su candidatura- tiene, en principio, la mayoría de los 500 convencionales blancos.
Delgado se juega en esa instancia buena parte de su capital político ya que una nueva derrota, sumada a la que recogió en noviembre, lo dejaría mal herido y su peso en la interna –pese a haber sido el delfín de Luis Lacalle Pou- menguará sensiblemente.
Quizás su favoritismo para la votación del 28 es lo que está llevando a sus principales competidores a marcar diferencias y a lanzar indirectas que, aunque se diga que se proyectan en clave de unidad, tienen un contenido un tanto envenenado.
En ese sentido, el senador de Alianza Nacional Carlos Camy, quien apoya a García, explicó así su preferencia entre los blancos: “Yo quiero un directorio del Partido Nacional que represente al partido que viene, el partido que tiene que ganar el gobierno, no el partido que represente la derrota”, declaró Camy en M24. Dijo que su propósito no tiene como intención “mirar para atrás”, pero es evidente que miró sobre su hombro cuando habló de derrota, en clara alusión a la que padeció Delgado.
Ocurre que el próximo 28 de junio el Partido Nacional elegirá al presidente de su Honorable Directorio, y los sectores blancos ya iniciaron una pugna sorda, y no tanto, por ocupar ese lugar que le dará una interesante visibilidad a quien lo consiga. Ocurre que el próximo 28 de junio el Partido Nacional elegirá al presidente de su Honorable Directorio, y los sectores blancos ya iniciaron una pugna sorda, y no tanto, por ocupar ese lugar que le dará una interesante visibilidad a quien lo consiga.
A su vez, García, preguntado en el programa Desayunos informales sobre las diferencias con sus competidores, dijo: “Yo no entendí mucho esta sanata de la oposición responsable. Nosotros no somos la oposición responsable, somos la alternativa al gobierno del Frente Amplio y por la tanto desde ya hay que construir el gobierno que viene”.
¿De dónde salió la supuesta “sanata de la oposición responsable” a la que se refiere García? De Álvaro Delgado.
En diciembre pasado, en un acto del sector D Centro tras su derrota en el balotaje, Delgado había dicho: “La gente nos puso en este rol de oposición que será responsable y constructiva. Quiero que sepan que nosotros, para todo aquello que sea necesario en beneficio de nuestra gente y porque somos coherentes, y un resultado no cambia los principios, vamos a seguir diciendo que cambiamos el chip de la confrontación por el de la colaboración. Ahora bien, no a cualquier costo. Vamos a ser defensores permanentes de nuestros principios y valores, y vamos a oponernos firmemente a aquello que sepamos que al Uruguay no le hace bien y a los uruguayos no les sirve”. Está claro que García quiere que un Partido Nacional más combativo y, para eso, está exponiendo la moderación de Delgado.
Una fuente nacionalista resumió lo que se juega el 28. “La interna la ganó Álvaro, pero perdió en octubre donde el sector de Javier fue mayoritario. En la convención se juega la final para ver cuál será el grupo con más peso en el partido. Pero hasta esa fecha, si no se cuidan las declaraciones que se hacen, la cosa puede terminar mal”, dijo este dirigente a El Observador.
Por lo pronto, en el gobierno ya está utilizando esas diferencias internas para cuestionar las verdaderas razones de las críticas opositoras, tomarse un respiro y señalar las grietas que se ven en la vereda de enfrente.
“El Partido Nacional está resolviendo su convención y su propio presidente del directorio a fines de junio y evidentemente esa disputa fratricida tiene como puchinbol a este gobierno y al Frente Amplio, porque buscan sacar ventaja en la interna para ver quién pega más. Algo parecido puede haber en el Partido Colorado por las disputas entre Ojeda y Bordaberry. Deberían tener esas diferencias de una manera más interna y civilizada, y no crear una oposición que le pega a todo lo que se mueve”, declaró en ese sentido el presidente de la Cámara de Diputados, Sebastián Valdomir (MPP).
Fuentes nacionalistas reconocieron que el camino hacia la Convención del 28 de junio será complejo y que se tornará más “complicado” si los dirigentes blancos no se cuidan en sus apariciones públicas.
Después de ese día, la discusión entre los nacionalistas tendrá otros condimentos. Por ejemplo, ¿qué relevancia tendrá lo que diga y haga el nuevo presidente del directorio del Partido Nacional cuando, es evidente, ejercerá su función bajo la innegable sombra del expresidente Luis Lacalle Pou, líder indiscutido de esa colectividad?
¿Cuál será el tono de la oposición nacionalista?, ¿el que emane del directorio o el que decida Lacalle Pou desde su puesto de asesor senior en el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) que aspira a convertirse en una usina de propuestas para la gestión pública?
Ya se sabe quién es el jefe; el 28 de junio se verá quién lo secundará en su estrategia opositora y dará la cara hasta que Lacalle Pou retorne sin cortapisas.
