A quienes dudan sobre que la ovinocultura nacional, y en particular el Corriedale, tiene por delante buenos años, hoy en la pista de la Sociedad de Criadores de Corriedale del Uruguay (SCCU), en la Expo Prado, Jacinta les mostró que hay futuro y del bueno.
Jacinta, figura en la Rural del Prado
Tiene solo siete años y como si fuese una experiente cabañera ingresó a la pista con uno de los imponentes carneros, que fuera coronado como Tercer Mejor Macho en los Puro de Origen (PO).
Sin titubear, a paso firme, sosteniendo con firmeza a un animal de 150 kilos varias veces mostró -y de muy buen modo comentó uno de los veteranos de guerra de la familia corriedalista que la miraba- al carnero a los jurados, que eran por otra parte de los que saben, exigentes y la trataron como a cualquiera de los otros (la jura la realizaron Gerardo García Pintos y el brasileño Gustavo Belloso).
¡Qué futuro en Don Alfredo!
Jacinta tiene un pedigrí espectacular. Es nieta de don Alejandro Tedesco, creador de la cabaña maragata Don Alfredo -ubicada en Chamizo, a 30 kms de la capital departamental-; su abuela, Graciela Cambón, fue una de las hinchas de la niña, cuidándola desde la tribuna.
También obvio estaban chochos los padres de Jacinta, su mamá María Victoria Berriel y su papá, Ignacio Tedesco (que se lució entrando a la pista a los dos grandes campeones, en el PI y en el PO).
Jacinta, por momentos, tuvo un ayudante en la vuelta, su hermano Iñaki de solo 5 años… que por supuesto quería más protagonismo y pidió más de una vez entrar él un animal ante el jurado, aunque esta vez se tuvo que conformar con andar correteando los corderos.
Ignacio contó que esta fue la primera participación de Jacinta entrando un animal en la exigente pista de la Rural del Prado, pero rápidamente mencionó un antecedente que pocos pueden ostentar: Jacinta, en la Expo Melo, presentó al Gran Campeón.
“Ya tiene experiencia en ganar”, dijo riendo el padre.
Lo primero, la escuela
Más de uno le preguntó a Jacinta por su verdadera obligación a los siete años (además de portarse bien, claro): la escuela. “Siempre voy”, dijo ella, muy suelta de cuerpo, como dando por entendido que una falta no era nada.
“Faltó con aviso y con permiso”, aclaró Ignacio. Y ella, enseguida, mandó saludos por las dudas: “A mis dos maestras de español y a la de inglés”. Jacinta concurre al colegio Our School, de San José.
Una pista familiera
La cabaña Don Alfredo es legendaria ya en el Corriedale, si bien no es de las más antiguas, aunque tiene una trayectoria exitosa, tanto que solo en la Expo Prado que organiza la Asociación Rural del Uruguay (ARU) acumuló ocho grandes campeonatos, con logros en el PO y en el pedigrí, con machos y hembras.
Sobre el ejemplo de Jacinta, su padre dijo: “Nadie la obliga, por supuesto, lo hace porque le gusta, lo disfruta, uno en realidad aprendió el amor por los animales, el respeto por el otro, el tema de la responsabilidad y otros valores tan importantes viendo a los padres y lo que nos toca es trasladar eso a los hijos”.
Agregó que “la Corriedale es eso, es familia, vos ves alrededor de la pista y son todas familias, en mi casa ya está como vemos la tercera generación en la vuelta y hay muchas familias del Corriedale que hay más generaciones ya empujando”.
Sobre competir en la pista, aclaró: “Se compite, vivimos de esto y a todos nos gusta la emoción de ganar… a veces te toca y a veces no, pero es una competencia sana, todos nos felicitamos, nos alegramos, nos damos una mano y siempre hay que cuidar los valores, entre ellos aprender de los padres y enseñarle a los hijos”.