El partido que Juventud y Uruguay Montevideo disputaron este domingo por la ida de la final de los playoffs de la Segunda División Profesional tuvo un trámite anormal.
En el segundo tiempo, el encuentro estuvo detenido durante 10 minutos, en un parate que incidió directamente en el resultado del partido.
Hasta esa suspensión, el juego estaba parejo, deslucido e igualado en cero a cero.
Sin embargo, cuando se reanudó, Juventud se mostró mucho más vivaz y logró los dos goles del triunfo con anotaciones de Bruno Larregui y Owen Falconis.
La detención de las acciones caló hondo en un Uruguay Montevideo que se descuidó y perdió no solo el partido sino que ahora quedó obligado a anotar dos goles para forzar un alargue para así pelear por un ascenso que ya se le escapó en la Tabla Anual y en dos finales contra Montevideo City Torque por el vicecampeonato.
¿Pero cuál fue la razón que llevó a detener el juego durante tan largo período? Nada pasó dentro de la cancha del Parque Artigas de Las Piedras, donde todo transcurrió con normalidad.
Sin embargo, el problema se generó afuera donde el camión del VAR fue vandalizado.
El partido fue dirigido en cancha Pablo Giménez, en el día de su retiro como árbitro, Ernesto Hartwig y Daiana Fernández con Andrés Martínez de cuarto árbitro.
En el VAR, cabina que se instala siempre afuera de los escenarios, trabajaron Diego Riveiro y Alberto Píriz.
En determinado momento, el contenedor en el que prestaban funciones fue atacado por unas pedradas.
Eso generó la preocupación de los jueces de campo que generaron movidas con la seguridad en el exterior del estadio.
Pasaron 10 minutos para que la situación se normalizara.
Cuando el juego se retomó, el partido cambió y fue Juventud el que se vio más favorecido al entrar mucho más enchufado en el reinicio.