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4 de junio 2025 - 18:00hs

Un sonido parecido al maullido de un gato fue el primer indicio. Era de noche, había llovido y en una cuneta de Salto una rana cantaba. Sebastián Gómez Barboza, docente en Ciencias Biológicas y especialista en anfibios, la escuchó mientras caminaba hacia la casa de un familiar. Grabó el croar con su celular y lo compartió con sus compañeros. Volvió al lugar la semana siguiente y entre el pasto mojado y charcos, dio con el ejemplar. Era Physalaemus cristinae, una especie nueva para Uruguay.

Physalaemus cristinae.aac

La primera había sido hallada en enero de 2024 por Gabriel Rodríguez de Almeida, en una zona de cañaverales al sur de Bella Unión. Rodríguez, aficionado a los reptiles y anfibios, notó una rana con una coloración inusual y compartió la foto en el grupo que integra junto con Gómez Barboza y Gonzalo Rodríguez, estudiante de guardaparques.

En un primer momento pensaron que se trataba de una especie que se encuentra en el este uruguayo, del mismo género. Pero el canto no coincidía. Fue Gonzalo quien envió la imagen a Claudio Borteiro —veterinario, investigador y autor de más de 70 trabajos científicos— quien sospechó que se trataba de Physalaemus cristinae, una especie recientemente descrita en Argentina y Paraguay.

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“Nos mandó las felicitaciones y nos dijo que probablemente era una especie que hasta ahora solo se encontraba en Argentina y Paraguay”, relató Gómez Barboza en diálogo con El Observador.

Equipo Reptiles y anfibios del norte.jpeg

El equipo pidió permiso de colecta a la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), recolectó tres ejemplares y los depositó en el Museo Nacional de Historia Natural. A partir de allí, se extrajo tejido y se envió a Puerto Madryn, Argentina, donde trabaja el doctor Diego Barrasso. Luego, las muestras fueron analizadas en un laboratorio en China. “La genética nos avaló”, resumió Gómez Barboza. Francisco Kolenc, otro de los autores, realizó el análisis del canto grabado.

El trabajo fue publicado en inglés, con la intención original de enviarlo a una revista europea, pero finalmente fue publicado en Cuadernos de Herpetología, una revista científica de referencia en la región.

La especie fue encontrada en dos localidades del litoral: Bella Unión y Salto. Esta última observación, la que hizo Gómez Barboza, fue casi accidental. “No es que me fui al medio del campo a buscar una rana, simplemente estaba llegando a casa de un familiar y justo estaba lloviendo”, recordó. “Lo primero siempre es escuchar. La mayoría de las especies de ranas las identifico solo por el canto”.

La vocalización fue clave para diferenciarla de otras especies. “El canto parece un maullido de un gato. Por eso le pusimos ‘ranita gato norteña’, para diferenciarla de las ranas gato del este del país”, explicó. La especie todavía no tiene nombre común en Argentina.

En cuanto a su apariencia, P. cristinae presenta una gran variabilidad. Puede tener color verde liso, muslos violáceos, o ser marrón con líneas oscuras y glándulas visibles en el dorso. El hocico, visto desde arriba, termina en punta. El tamaño de los ejemplares encontrados varía entre 21 y 25 mm. En el artículo se destaca que las características morfológicas, junto con el análisis del gen cyt-b, confirmaron la identidad de la especie.

Un detalle que no pasa desapercibido es el nombre de la especie. En el trabajo original donde la rana fue descrita por primera vez, los investigadores explican que el nombre cristinae fue elegido en homenaje a la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, "por sus aportes a la educación, a la ciencia y a la tecnología".

El hallazgo amplía la lista de anfibios registrados en Uruguay a 49. Desde 2007 no se incorporaban nuevas especies. Para los investigadores, fue un motivo de “satisfacción y alegría”. “Agregar especies siempre le da mayor valor natural y biodiversidad a los ecosistemas”, apuntó Gómez Barboza. En la zona de Bella Unión, por ejemplo, hay un área protegida —Rincón de Franquía— donde este tipo de registros aporta datos clave para la conservación.

La llegada de esta rana al país probablemente fue natural. En 2020 el Río Uruguay tuvo bajantes históricas que redujeron significativamente su caudal. “Hubo gente que cruzó el río casi que caminando. Para animales que viven en el agua, cruzarlo así es posible. Nosotros creemos que esas bajantes facilitaron el ingreso por Bella Unión y por Salto”.

Al tratarse de una llegada natural, se la considera una especie nativa. No representa un riesgo ecológico, a diferencia de especies introducidas por el ser humano como la rana toro (Lithobates catesbeianus), originaria de Norteamérica, que ha generado impactos en otras regiones.

El equipo no descarta que otras especies crucen también desde Brasil o Argentina. “Hay una rana boyadora, Pseudis platensis, que tiene registros en Uruguaiana, a unos 120 kilómetros de acá. Esa es una que podría llegar”, dijo.

Con este hallazgo, Physalaemus cristinae se suma oficialmente a la lista de fauna de Uruguay, y pasa a ser parte del registro científico nacional. El trabajo de campo, el oído entrenado y la articulación entre naturalistas, docentes e investigadores permitió detectar a tiempo una especie que, aunque pequeña y reciente para la ciencia, ya estaba cantando desde las cunetas del norte.

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