DA: El placer es mío, es un gusto y es un honor estar sentado contigo. Siento una gran admiración por tu forma de hacer los programas, por tu forma de comunicar y la verdad que está buenísimo que estemos acá.
AF: Sabes que vos tenés una energía recontra linda, sos un tipo que atrae. Todo lo que has ganado lo has atraído, y no tiene que ver con lo religioso. Buscás tanto lo que querés que te pase, que te termina pasando.
DA: Yo me siento un afortunado. He vivido cosas maravillosas en mi vida, que jamás me podía haber imaginado, que podía haber soñado. Me sorprendo por las cosas que me ha tocado vivir.
AF: Te voy a decir una cosa que pensé cuando supe que te iba a entrevistar. Pensé en tu perfil. Va a sonar exagerado, creo que le puede haber pasado a Messi, a Maradona el tema del sentimiento. Maradona le hizo un gol a los ingleses desde mitad de cancha, Messi fue campeón del mundo ahora, lo hicieron para la selección. Y si bien todos amamos a nuestras selecciones, no es nuestro padre o nuestra madre. Nuestro padre o nuestra madre es nuestro club, para mí Boca, para vos Peñarol. Hacer un gol minuto 120 darle una consagración en Copa Libertadores como te tocó vos, realmente es porque Dios te eligió. Sos un elegido. Me lo das a elegir a mí: gol para Boca en la final y Boca campeón de Libertadores, y que Argentina no clasifique seis mundiales, lo digo abiertamente.
DA: Fue un gol que si no salía, era campeón el otro equipo. Me siento un privilegiado y fue un momento increíble en mi vida, que me marcó para siempre, porque fue el gol soñado. En la Confederación hablaron de mi gol como el más dramático o más trascendente de toda la Copa Libertadores.
AF: Si vos planteás un modelo universal de gol que todo humano quiera hacer, te van a decir "a mi rival en el minuto 120". Otra cosa que pensaba es que vos fuiste a buscar lo momentáneo de la venganza y te encontraste con lo eterno de la gloria. Porque vos le fuiste a pegar una trompada al defensor y te rebotó la pelota.
DA: Me da no sé qué contarlo, pero es la verdad. Antes eran tres partidos las finales de Copa Libertadores, y eran guerras, Ya habíamos jugado en Colombia y en Uruguay, y en este tercer partido había una rivalidad tremenda. Y se da esa situación.
AF: ¿Dónde era ese partido?
DA: En Santiago de Chile. Nosotros jugamos en Colombia el primer partido, donde perdimos 2-0. Ganamos 2-1 en Montevideo también faltando 3 minutos. Vamos al tercer partido y el reglamento decía que si ganaba América de Cali había alargue, pero si se mantenía el 0-0 eran ellos los campeones porque tenían un gol más de diferencia. Se dio esa situación de que recibí un golpe al comienzo del partido y entonces, me lo guardé, no reaccioné. Cuando sentí que el partido estaba perdido, es que pensé la venganza. Porque miro el reloj e iba el segundo alargue, 14 minutos.
AF: Si no hubieses pensado humanamente, porque la venganza es un sentimiento humano, la pelota no hubiera llegado ahí.
DA: No. Si no hubiera pensado así no era gol, porque yo no estaba en mi lugar. Yo era centro delantero, tendría que estar en el área, faltaba un minuto. Estaba en otra cosa yo. No estaba en el área esperando la última pelota, estaba 20 metros para afuera.
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AF: ¿Podés vivirlo internamente? ¿Podés sentir el éxtasis todavía, si lo pensás?
DA: Lo siento, lo siento. Trato de controlar mis emociones, pero escucho determinados relatos o situaciones y me dan ganas de llorar, o lloro.
AF: Hay un relato de los colombianos que dice "por qué a nosotros, Señor".
DA: Ellos perdieron tres veces con todo el poder que tenían en ese momento de los caleños, de los carteles o de lo que fuera, que tenían que ser sí o sí los campeones. Tenían unos equipazos y perdieron la tercera final, la que no se les podía escapar.
AF: Pero ahí hago una linealidad. El tipo relatando y llorando, diciendo "por qué a nosotros, Señor", le pedía a una explicación a Dios de por qué ellos estaban malditos de perder una tercera final consecutiva. Y yo preguntaba contrariando eso: "por qué siempre Aguirre con la positiva". Vos sos un tipo al que le va bien. Con Peñarol fuiste campeón, sos un tipo que atrae. No es suerte, esto es atraer algo porque suerte es una, pero no es la primera vez que te pasa.
DA: Quedó acá una una frase de cuando un periodista me preguntó por la suerte, y mi respuesta fue "andá mañana a las 3:30, empiezo a entrenar la suerte". Hay que creer y superar las dificultades que te van pasando durante la vida.
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AF: ¿Sos un tipo al que las cosas que se le hacen fáciles o no?
DA: He peleado mucho, pero me han llegado cosas de forma inesperada o sin merecimiento. De repente me encuentro dirigiendo grandes equipos. O con ese gol, o teniendo un reconocimiento en Peñarol tremendo, y sí que intento hacer mi trabajo y meterle.
AF: Lo que noto también en vos conociéndote poco, pero leyendo y viendo como declarás y cómo vivís, es que sos bastante simple. No vivís como Diego Aguirre. ¿Qué te hace feliz? ¿Qué disfrutás?
DA: Mi grupo de amigos que hoy nos juntamos desde que éramos compañeros en la escuela. Somos seis o siete que nos seguimos viendo.
AF: ¿Vos tenés 58 años y seguís viéndote con los compañeros de escuela?
DA: Con los muchachos que éramos compañeros de escuela. Tenemos el grupo en el Whatsapp, que es "los de siempre". Entonces son mis amigos. Me dicen Diego, pero cuando todo el mundo dice "la fiera", me dicen "fiera". Es un grupo con el que tengo una confianza absoluta y total.
"Tenía 22 años cuando hice el gol y me generó un vínculo tan fuerte con Peñarol que va a quedar para siempre" "Tenía 22 años cuando hice el gol y me generó un vínculo tan fuerte con Peñarol que va a quedar para siempre"
AF: Y momentos de felicidad, ¿en qué momento realmente sos extremadamente feliz? Salí del fútbol. ¿Te gusta leer? ¿Te tomás unos mates solo? ¿Cuando vas manejando?
DA: Disfruto mucho de de mi familia, de mis hijos. El poder compartir con ellos. Tengo tres; Mateo de 17, Josefina de 24 y María de la Paz de 27. Mateo está terminando en el colegio y las nenas son las dos recibidas. Se han desarrollado muy bien y las siento felices y muy cercanas. Estoy casado hace 30 años con Laura.
AF: Le has encontrado tácticamente la vuelta a todo.
DA: Hemos remado y hemos pasado momentos de dificultades y cantidad de momentos lindos. También tengo a mis padres vivos: Vicente y Liropeya.
AF: ¿Tu papá qué hacía?
DA: Mi papá trabajaba en una textil. Era un tema familiar, trabajó en Campomar, en Martínez Reina. Vengo de una familia de clase media o un poquito acomodada, capaz, y tuve la suerte de tener buenos estudios.
AF: ¿Tu mamá es profesora de piano?
DA: Yo estudié piano. Cuando tenía 5 años me mandaron a piano. Era algo que no sentía tanto, imaginate: terminé siendo jugador de fútbol. Nosotros somos siete hermanos y mi madre era muy de la casa. Tenía una farmacia, trabajó un tiempo. Yo soy el segundo. Somos cuatro varones y tres mujeres. El más chico falleció joven. Fue todo un tema porque fue un error médico. Fue algo muy duro para todos nosotros. El resto está con sus actividades, tenemos una familia linda, unida, que nos vemos generalmente los domingos.
AF: ¿Son familieros?
DA: Sí.
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AF: Pensaba entre tantas cosas de vos, vos ¿sos Peñarol?
DA: Fue tan fuerte lo que me pasó. Yo tenía 22 años cuando hago el gol y me generó un vínculo tan fuerte con algo que va a quedar para siempre, para la historia, que es imposible no serlo.
AF: Yo a una sola persona admiro, pero profundamente, dentro del mundo del la alta competencia mundial del fútbol, porque me parece que es un un dandy, un caballero, un maestro, que es Ancelotti. Y Ancelotti decía que él se pone hasta nervioso viendo los partidos del Real Madrid de básquet. Porque claro, vivió cosas tan fuertes ahí. Que me imagino vos viviste algo tan fuerte que te fusionó con el club, te sentís parte del club.
DA: Me siento parte y siempre se me reconoce.
AF: ¿Tu pibe es de Peñarol?
DA: Claro.
AF: Contame cómo transitás eso. Cada ciudad, cada lugar, cada región tiene una forma de socialización o de unificación entre padres e hijos. En las grandes ciudades, por lo menos en Argentina, es la cancha de fútbol. Vos el primer abrazo te lo das en la cancha con un gol, las angustias las vivís en la cancha en una platea. De donde yo vengo, se da en el río. El primer abrazo cuando sacas un pescado al lado de tu papá, las primeras cosas se las contás cuando estás haciendo un asadito en la isla acampando. Esa socialización, esa unión se da en el río, me imagino que en zona de montaña se dará en la montaña. ¿A vos se te dio en la cancha?
DA: En la cancha, totalmente. Lo disfruto tremendamente. Él sufre mucho conmigo, con mi historia y me han tocado vivir obviamente momentos muy difíciles en donde no me fue bien o donde perdíamos, y él es el primero que lo siente. Yo llevo 14 años viviendo fuera de Uruguay, o llevaba hasta que volví a Peñarol. En 2011 fuimos finalistas de la Libertadores, perdemos con Santos la final y bueno, a los dos meses me sale la posibilidad de irme y anduve por todos lados. Pero fueron 14 años donde yo me fui y mi familia me acompañaba por momentos. Quedaron acá y viajaban, pero hubo una separación.
AF: Cuando te fuiste Mateo tenía tres años.
DA: Yo salgo a la final con él en brazos. Ahora me acompaña, y a veces va al vestuario y viaja a conocer.
AF: Qué maravilla conocerte desde este lugar. Porque habla de un tipo que con su esposa determinan un proyecto de vida y de familia donde el papá se va a trabajar como un pescador que se va a seis meses a altamar, o mi padre, que cosechaba y se iba a siete meses a cosechar y yo no lo veía. La decisión no fue vienen a Qatar con nosotros las chicas y el nene.
DA: No. Yo estuve cinco años en total en dos veces. Tres la primera vez y después volví. Nosotros cuidamos mucho el tema de la educación a nuestros hijos.
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AF: Qué angustia para vos la ida.
DA: Sí. Pero lo tenía que hacer. Era por ellos. Era una decisión que a mí me cambiaba mi vida. Hicimos todos los días videollamada, cuando tenían dos meses, se iban dos meses ellos, yo en alguna ocasión venía, pasábamos las fiestas juntos. Fue sacrificado, pero lo veíamos desde el lado de lo bueno que era para nuestra familia.
AF: Ahora entiendo un montón de cosas de vos. Tu alma es una un alma aventurera, en algún punto. Si hubieses nacido en el 1300 hubieses sido un tipo que hubiese viajado por la ruta de la seda.
DA: Me encanta conocer culturas, conocer gente, tener amigos y quedar con vínculos. Es algo que disfruté mucho.
AF: ¿Tu regreso después de 14 años fue ahora?
DA: Sí. Me fui en el 2011 y volví a Peñarol hace seis meses. Nosotros fuimos finalistas del 2011 y se da la casualidad que vuelvo a Peñarol y pasamos la fase.
AF: Exudás una felicidad en el día a día. Claro, estás pleno.
DA: Sí. Estoy donde quiero estar. Hace años que quería volver a Peñarol.
AF: ¿Y estás ganando tiempo perdido?
DA: Lo que pasa que vivo cada instante con mucha intensidad. Cada momento lo disfruto y lo valoro. Hicimos algunos viajes solos. El año pasado fuimos a París a ver el Mundial de Rugby y me dijo "fue el viaje más lindo de mi vida".
AF: ¿Cómo te fue afuera? ¿Te adaptaste?
DA: Ya iba predispuesto a que era algo muy bueno para mí.
AF: ¿Hablan qatarí?
DA: Un árabe imposible y un inglés mal hablado con el que no tenés ningún problema para comunicarte.
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AF: Y ¿en qué te impregnó la cultura?
DA: Fui abierto a tratar de entenderlos, no a criticar. Tienen una cultura diferente, pero yo traté de integrarme, respetarlos al máximo. Conocí a la realeza porque todo el tema del fútbol es manejado por los príncipes y tuve la posibilidad de ir a cenar al palacio con el rey y con el que hoy es el que maneja el país.
AF: ¿Qué te acordás de eso?
DA: Allá se juega la Copa del Rey y el ganador es invitado al otro día al Palacio Real. Después los entrenadores comemos con el rey en una mesa.
AF: Cinco años allí y ¿dónde más estuviste?
DA: Estuve en Brasil cuatro años, estuve en Inter de Porto Alegre dos veces, en Atlético Mineiro, San Pablo, Santos, todos tremendos equipos. Estuve en San Lorenzo de Argentina un año y medio.
"Todos podemos hablar de fútbol y nadie se siente incómodo, ni expuesto, ni ridiculizado, ni sos más culto que el otro. Todos tenemos opinión y es válido" "Todos podemos hablar de fútbol y nadie se siente incómodo, ni expuesto, ni ridiculizado, ni sos más culto que el otro. Todos tenemos opinión y es válido"
AF: Mirá la pregunta que te voy a hacer, ¿te gusta el fútbol a vos?
DA: No me vuelve loco. Me me encantaba jugarlo, sobre todo cuando no era una obligación. De chico lo disfrutaba, estaba todo el día. Pero no miro fútbol todo el tiempo, en la tele prefiero un partido de la NBA o un partido de tenis, o un documental o una película de acuerdo al momento. El fútbol es un trabajo donde sí siento la responsabilidad de tener información, de mirar cosas, de tener un gran cuerpo técnico a mi alrededor.
AF: ¿Estudiás tu trabajo? Ahora te comentaba lo de Ancelotti, le escuché una frase que me encantó y que te voy a trasladar a vos. El periodista le pregunta si el Real Madrid tiene una identidad. Y le contesta que en realidad tiene varias al igual que él, tanto que si una no funciona utiliza otra. Y me quedo en esta cosa de Latinoamérica decimos; "Boca es Boca", "Peñarol es Peñarol", "Nacional es Nacional" y el tipo te mira como si fuese un gerente una multinacional de Bayer y me dice "tengo varias identidades". Te pregunto ¿vos tenés varias identidades o hay una identidad de Diego Aguirre? Y te pregunto lo mismo de Peñarol.
DA: Lo que me pasa que Peñarol tal vez sea el único equipo que yo puedo tener la identidad o sentirme con ella. Conectamos.
AF: Y ¿cuál es esa identidad que conecta con voz y Peñarol?
DA: Muy emocional. Nos queremos. Y que el equipo se mate. No pasa por lo táctico, pasa por el compromiso de los jugadores, por la entrega, por darlo todo.
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AF: Yo hago una especie de conexión o de transición, lo que en la edad antigua arcaica griega los héroes eran los homéricos: Aquiles, Ajax, Diomedes, la toma de Troya. Los tipos tenían un fuego y se contaban las historias de estas figuras, y eran los héroes de ese momento. En Roma fueron los gladiadores. A fines del 1800 principios de 1900, eran los viajeros y los conquistadores. Aquellos tipos que descubrían las pirámides, por ejemplo Indiana Jones, representan a los buscadores de tesoros del 1800 y pico. Entrado el siglo XX, la heroicidad se conecta con el boxeador. Aparecen los grandes boxeadores y también corredores de Fórmula 1. Fitipaldi, Reuteman, después Ayrton Senna. Ahora es el jugador de fútbol. El jugador de fútbol es el héroe moderno, vos no lo podés tocar. Si en Beocia criticabas a Aquiles en el 600 a. C., te clavaban una espada acá. Hoy tocas a Messi en Argentina y te decapitan, tocás acá Valverde y te decapitan. Contame cómo lo ves vos. ¿Hay cierta heroicidad en el jugador de fútbol?
DA: Sí que viví esa etapa de chico de los boxeadores. Claro, con Ayrton Senna también fue una locura. Me quedaron las peleas de Ali y de Norton y de Monzón, eran cosas épicas. Y hoy me pasa que cuando veo boxeo digo "no es lo mismo". Pero el fútbol explotó. Yo como soy parte no nos veo como héroes. El poderío hoy de todo lo que se mueve alrededor del fútbol hace que pueda haber en algunos casos poquitos, pero los ídolos son pocos para mí.
AF: Te pregunto, ¿en qué crees que se ha convertido el fútbol? Otra conexión que te hago: el paneo de entrada televisivo de la final de la Champions es el paneo de la Play, no tenés diferencia, Entonces podría decirte que si hay una conexión exacta en esa imagen, el fútbol se ha convertido en espectáculo o en juego, más que en un deporte.
DA: Lo que pasa es que el fútbol hoy mucho más que antes es un gran negocio, mueve fortunas y cantidad de intereses que hace que tenga que explotar porque porque es parte. Acá, como es algo tan cultural, hay un sentimiento que tenemos por nuestra historia, porque Uruguay ganó las olimpiadas en el 24, el 28, y eso ya nos marcó el campeonato del mundo en el 30 acá en el Centenario, después fuimos campeones del mundo en Maracaná, fue una historia tan fuerte que nos marcó a fuego y hay una cultura futbolística que es única. Eso se va transmitiendo de generación en generación. A su vez, para mí el fútbol te da algo que te iguala. Es un tema que cualquiera puede hablar a diferentes niveles. No importa la clase social. Todos podemos hablar de fútbol y nadie se siente incómodo, ni expuesto, ni ridiculizado, ni sos más culto que el otro. Todos tenemos opinión y es válido. También creo que como hay cantidad problemas que tiene la gente, es un desahogo.
AF: ¿Lo ves bien a eso?
DA: Lo veo bien.
AF: Yo no lo veo bien. Creo que una sociedad que tiene un deporte en donde va a canalizar su pulsión de muerte y su pulsión de enojo, de angustia, con un tipo como vos porque erró un cambio. Yo lo veo mal.
DA: No hablo del violento, hablo de la persona que necesita tener una identidad que no la tiene y encuentra un sentido de pertenencia con el club para seguirlo, para ser parte, para escuchar el programa, para escuchar a los jugadores. Y pasa a ser una forma de llevar el día a día. Es parte de la vida del hincha y para mí eso tiene mucho que ver. Obvio que que no al violento, y no al idiota que se va a pelear o el que tiene una piedra.
AF: A nivel de juego, ¿qué creés que se intenta o hacia dónde va?
DA: Todo el tema de los de los números y de las estadísticas han ganado mucho lugar. En mi caso las respeto, pero es una herramienta, podés tomar todas las decisiones con eso.
AF: Si yo soy jugador tuyo y estoy por jugar un partido importante como voy a jugar ahora este octavos final de Libertadores. Vos venís a mi habitación ¿me das todos mis números o apelás a lo humano?
DA: Es lo más importante es lo más importante. Vos te podés apoyar en cosas positivas para levantarlo, pero después lo más importante es el miedo a salir con un estadio lleno, el miedo a perder, el miedo a ganar.
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AF: ¿Existe el miedo a ganar?
DA: Lo digo como algo que es un poco inconsciente. Pero es tanto lo que querés ganar y tanta la responsabilidad que sentís por la gente, por el estadio lleno.
AF: Luis Scola, el jugador de básquetbol, me dijo una vez en una entrevista: "¿por qué creés que nos abrazamos los deportistas profesionales cuando termina un partido? Por el alivio".
DA: Sentís una carga durante días, te despertás y te imaginás cosas, y sentís una sensación que a mí me ha pasado solamente en el fútbol de unos nervios internos que tenés que controlar y medir. E una presión y responsabilidad que tenés, que querés, que deseás y que está todo el mundo ahí empujando. Y te toca ganar y te toca perder.
AF: Quiero robarte en estos últimos minutos de charla algo de voz desde tu forma de ser. Para mí no sos un tipo con suerte, sos un tipo que atrae, que es diferente. Entonces, ¿cuál es tu técnica? ¿Vos pensás positivo?
DA: Sí. Yo pienso positivo. Es mi forma de ser. Me ha pasado muchas veces y creo que a todos nos pasa que a veces pensás que te pasó algo malo y y es algo bueno, y es al revés. Soy positivo y trato de transmitir eso. Siento que las cosas te vuelven.
AF: Me inscribo en tu forma de pensar. El otro día analizaba y y empecé a leer algunas cuestiones de filosofía confuciana, sobre todo budismo, y ahí se plantean dos caminos: uno que es el ky, que es la energía universal. Ellos consideran que hay un ky una energía que construye el mundo, y el Tao que es el camino por donde se canaliza esa energía. Ahora la energía está todo el tiempo dando vueltas, por eso se nos hablan del famoso karma. Y los tipos como vos, y yo pienso exactamente igual que vos, o sea, también me considero un tipo positivo. Además creo que todo lo que hacés vuelve, es un boomerang la vida. Y ahora te conozco un poco más, entonces vos no sos un tipo de andar cagando a nadie, vos sos siempre positivo y ayudando.
DA: Me encanta ayudar. A veces es algo que para nosotros no es nada, y es mucho para el otro. Lo hago de corazón. Me pasa que, por ejemplo, el cuidacoche me saluda y me pide una camiseta. Yo me acuerdo y en algún momento se la llevo firmada por los jugadores. Pero lo hago en silencio.
AF: Te voy a decir una cosa: tardé una hora para encontrar tu secreto. La gente que actúa como vos, se carga de la energía buena de las demás personas. Viste la mirada del tipo que ayudás o das una mano, te está tirando una energía y te cargás de energía. Para cerrar más de esta Copa, mirá que no hay un solo cuco. Es para cualquiera, te aviso. La vi con Scaloni en su momento, es para cualquiera, es técnico, no tenés ningún monstruo sagrado como para que te comas cinco en una final. Es para el que le hagan pocos goles, no sé cómo estás vos atrás.
DA: Estamos bien, pero es para cualquiera. Habrá algunos favoritos, que seguramente no somos nosotros, pero hasta ahí.
AF: Mirá si se da una final en Buenos Aires con Peñarol y Mineiro. Cancha de River, arriba 110.000 personas... uruguayos colgados de las palmeras, aferrados a mates para tratar de ver el partido.
DA: ¡Te pensás que no me lo imaginé!
AF: Un enorme placer de conocerte.
DA: Muchísimas gracias, la verdad que el placer es mío.