El elefante marino es conocido por ser la especie de foca "más grande del mundo", habita principalmente en el Atlántico Sur y este miércoles uno de ellos arribó a la costa de San Francisco, en el departamento de Maldonado.
Este espécimen mide seis metros de largo y pesa cuatro toneladas aproximadamente, lo que lo hace estar casi al tope de lo que crece su especie.
En los días previos habían registros de que un animal de este porte transitaba cerca de las costas del Municipio de Piriápolis, hasta que finalmente el miércoles tocó tierra.
Elefante marino en San Francisco
Elefante marino en San Francisco
Foto: Antonio Ripoll
El técnico en Conservación de Recursos Naturales y de Guardaparques, Antonio Ripoll, fue alertado de la presencia del animal en este balneario y acudió al lugar para tomar un registro y para "custodiarlo" de personas o animales que pudieran molestarlo.
"Es un caso muy inusual, tiene la trompa totalmente desarrollada. Es un macho adulto", dijo Ripoll en diálogo con El Observador.
Rugidos que se escuchan "hasta un kilómetro de distancia"
Los elefantes marinos "están dotados de una nariz con múltiples sacos de aire que hacen que se estire", contó el especialista. Esto más la garganta del animal "hacen que tenga una caja de resonancia" que produce rugidos "que se pueden escuchar hasta un kilómetro de distancia".
En el video capturado por Ripoll se muestra parte del rugido del animal cuando estaba en tierra.
La mayor parte de la vida de un elefante marino transcurre en altamar y solo un "20% en tierra". En este caso, el animal llegó a la playa de San Francisco "para descansar", pero también salen "para reproducirse o cambiar el pelaje", contó el guardaparque.
"Un macho de estos en la época de apareamiento se adueñan de toda la playa entera y puede tener hasta 100 hembras. Le dicen 'los amos de la playa'", agregó.
En estos casos, el especialista recomendó no acercarse a los animales. Ripoll estuvo cinco horas con el espécimen hasta que retornó al mar, pero advirtió que en ocasiones pueden quedarse en tierra "por semanas". Este espécimen se retiró de la playa de San Francisco sobre el atardecer.
"Si lo llegan a correr al mar, le puede dar un shock térmico que lo puede matar", dijo, por lo que recomendó no apurar su vuelta al agua.
"Respiran fuera del agua, tienen la capacidad de aguantar la respiración y sumergirse a profundidades que oscilan los 1.500 y 2.000 metros para alimentarse de peces, pulpos y calamares", contó sobre la vida marina del animal.