El 1° de octubre marca el comienzo de un mes con señales cada vez más claras de la formación del fenómeno de La Niña, tras un enfriamiento en las aguas del Pacífico Ecuatorial. Las anomalías de temperatura superficial del mar en la zona del Pacífico Centro-Oriental se mantuvieron por segunda semana consecutiva en niveles que podrían indicar el inicio del fenómeno, informó Metsul.
El último boletín de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), divulgado este lunes, reportó una anomalía de -0,5°C en la temperatura superficial del mar en la región Centro-Este del Pacífico Ecuatorial, una de las áreas clave para identificar fenómenos como El Niño o La Niña. Este enfriamiento, aunque aún dentro de los límites de la neutralidad, es la anomalía más baja desde el 5 de febrero de este año, lo que genera expectativas sobre la posible evolución hacia un episodio de La Niña.
A pesar de las señales iniciales, el organismo meteorológico brasileño señala que aún es temprano para declarar el inicio de un episodio de La Niña. Según la NOAA, se requieren al menos cuatro a seis semanas consecutivas de anomalías negativas en la temperatura del mar para que se confirme la existencia del fenómeno. De momento, las condiciones atmosféricas no se ajustan a lo que sería un episodio completo, lo que implica que, aunque algunas regiones experimentarán precipitaciones fuera de lo común, aún no se puede hablar de un cambio climático global definitivo.
El Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad (IRI) de la Universidad de Columbia ha estimado que existe un 60% de probabilidad de que La Niña se establezca durante el trimestre de octubre a diciembre. Para los tres meses siguientes, la probabilidad de neutralidad es aún considerable (40%), pero el fenómeno de El Niño es casi inexistente.
La Niña y su impacto en la región
El fenómeno de La Niña genera importantes alteraciones en los patrones climáticos globales. En Brasil, especialmente en el sur, se ha observado una tendencia hacia sequías más frecuentes, mientras que en las regiones norte y noreste el fenómeno provoca un aumento de precipitaciones. A nivel global, La Niña puede reducir las temperaturas, aunque los efectos del calentamiento global reciente son tan intensos que las temperaturas globales siguen siendo elevadas, incluso durante este tipo de episodios fríos.
En el sur de Brasil y Mato Grosso do Sul, la sequía se ha convertido en una preocupación creciente. Los agricultores de estas regiones deben prepararse para condiciones más extremas, con una mayor probabilidad de olas de calor durante el verano. Además, las lluvias excesivas en algunas áreas pueden derivar en inundaciones, creando una situación de riesgo para las zonas más vulnerables.
El impacto global de La Niña
A pesar de ser conocido como un fenómeno de "enfriamiento", La Niña puede tener consecuencias devastadoras en todo el mundo. En el sur de Brasil, por ejemplo, el incremento de las masas de aire frío puede provocar un invierno más severo, mientras que las altas temperaturas se incrementan en el verano. A nivel planetario, el fenómeno ayuda a reducir el calentamiento global temporalmente, pero sus efectos sobre el clima de cada región varían ampliamente.
De acuerdo con el pronóstico de la NOAA y otros centros meteorológicos internacionales, la evolución del fenómeno será monitoreada cuidadosamente en las próximas semanas, ya que los efectos de La Niña podrían intensificarse a medida que se acerque el final del año.
¿Qué es el fenómeno de "La Niña"?
El Instituto Nacional de Meteorología y Estadística (INMET) dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería que representa a Brasil en la Organización Meteorológica Mundial (OMM) desde 1950, define a "La Niña" como un fenómeno oceánico caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales de la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial y por cambios en la circulación atmosférica tropical, lo que repercute en los regímenes de temperatura y precipitaciones en diversas partes del globo, incluida América del Sur.
Junto con "El Niño", ambos eventos se establecen y persisten por varios meses, lo que producen cambios notables en las temperaturas de las aguas del océano en las costas sudamericanas y, como consecuencia, cambian los regímenes de lluvias a nivel global.
"Lo que sucede es que los factores meteorológicos, que son relativamente estables para cada una de las regiones sudamericanas, se ven modificados por perturbaciones en la dinámica de los centros de alta y baja presión que afectan directamente la intensidad de los vientos alisios. Estos vientos son regulares y están localizados en una franja que va desde la latitud 0º en el Ecuador a los 23°27’ N y de 0º a los 23°27’ S", sumó el Instituto Geográfico Nacional dependiente del Ministerio de Defensa de Argentina.
¿Cuáles son las consecuencias de "La Niña"?
La fase de “La Niña” se caracteriza por promover precipitaciones inferiores a las normales en la región pampeana argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil.
Es así cuando las diferencias entre la alta presión en la zona este del océano Pacifico (Tahití) y la de baja presión en el oeste (Darwin) resulta muy marcada, la Circulación de Walker (vientos que siguen una circulación superficial de este a oeste y de alta atmósfera de oeste a este) se intensifica.
Desde 1950 “La Niña” visitó la región sudamericana 8 veces. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina, el evento de sequía del bienio 2020-2022 fue uno de los más secos de los últimos 60 años. Sólo en este país representó en la producción de soja, maíz y trigo una caída cerca de 30 millones de toneladas en la cosecha (2022/2023).