En la pasada temporada, la playa del Buceo tuvo el 26% de sus promedios geométricos por sobre las 200 ufc/100 ml. Y los datos fueron peores para las otras dos playas nombradas. El porcentaje llegó al 33% en Santa Catalina y alcanzó 42% en Pocitos. Dichas playas tuvieron valores de enterococos iguales o peores a Miramar, que se encuentra inhabilitada para baños desde hace muchos años. Miramar tuvo 26% de sus muestras sobre 200 ufc/100ml.
Pocitos, Buceo y Santa Catalina, en rojo en el informe proporcionado, sin embargo no fueron inhabilitadas por la Intendencia, ni la situación fue comunicada al público. Ocurre que a diferencia de otros países, el nivel de enterococos no está considerado en la vetusta normativa ambiental de Uruguay, que data de un decreto de 1979 y que solo considera la cantidad de coliformes fecales.
Dicho decreto –el 253/79, sancionado en la dictadura- se viene intentando aggiornar desde hace años, sin éxito. Hoy la comunidad científica internacional está de acuerdo en que los enterococos son el indicador bacteriológico más eficiente para evaluar la calidad del agua –salada o dulce- para uso recreativo.
Las “Directrices sanitarias para uso seguro de aguas recreativas” sancionadas por Argentina en 2016 dicen al respecto: “Tradicionalmente, las bacterias coliformes han sido usadas como indicadores para monitorear la calidad de aguas recreativas. Desde hace más de una década, se cuestiona su robustez científica, particularmente para aguas recreativas marinas. Escherichiacoli y los enterococos se consideran actualmente los mejores indicadores de contaminación fecal de animales de sangre caliente en aguas recreativas”.
Pero la normativa uruguaya no toma en cuenta los enterococos ni se informa de cuántos hay en las aguas donde se zambullen los bañistas en el Río de la Plata.
Las negociaciones entre la academia, las intendencias y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (hoy Ministerio de Ambiente) para actualizar el decreto 253 ya llevan casi dos décadas, sin lograr un acuerdo.
En esas conversaciones estuvo planteada la necesidad de monitorear los enterococos fecales. Según relató Verónica Piñeiro, gerenta de Gestión Ambiental de la Intendencia de Montevideo, no se llegó a un acuerdo porque no hubo coincidencias en los eventuales niveles a fijar, las técnicas de monitoreo y cuándo una muestra es “representativa” o no. Y, a pesar de ser algo muy necesario, el decreto 253/79 no se actualizó.
Más allá de eso, y dada la relevancia del tema y la certeza de que en algún momento se operaría el cambio, en 2007 la Intendencia decidió comenzar a medir los enterococos presentes en las playas del departamento. Sin embargo, los datos no se habían conocido públicamente hasta hoy, porque las autoridades han considerado que, al no estar contemplados en la normativa, no debían hacerse públicos. Es un criterio opuesto al que se ha tomado, por ejemplo, respecto a las cianobacterias, que tampoco están en el decreto 253/79 pero cuya presencia, sin embargo, se mide y se comunica.
“Enterococos no tiene normativa. Nosotros lo medimos, pero como no hay norma para contrastarlo, no lo publicamos”, dijo Piñeiro a El Observador.
Para la temporada pasada, además de las tres playas ya señaladas en rojo, otras aparecen en amarillo en la tabla proporcionada por la Intendencia. Están en ese color porque entre el 5 y el 25% de los promedios geométricos de sus últimas cinco muestras en la temporada 2023-24superaron las 200ufc/100ml. Tal es el caso de Malvín (14%), playa de los Ingleses (10%), Honda (7%) y Carrasco (7%).
El resto de las playas aparecen en verde, por tener más del 95% de sus promedios por debajo de los 200ufc/100ml.
Los datos de la temporada 2023-24 marcan un notorio empeoramiento respecto a la 2022-23, cuando todas las playas tuvieron color verde por tener 100% de los promedios en regla.
Cuando fue entrevistada por primera vez para este reportaje, Piñeiro dijo no tener un análisis respecto a las mediciones de enterococos, pero se comprometió a conseguir y compartir los datos.
Unos días después, cumpliendo con su palabra, entregó las cifras en las que se basa este reportaje. También anunció que en los próximos días serían subidas a la web de la Intendencia.
Al entregarle los datos a El Observador, la Intendencia estableció el criterio de que las playas con más del 95% de los promedios geométricos de las últimas cinco muestras consecutivas debajo de las 200 ufc/100ml estén en color verde; las que tienen entre 75% y 95% de los promedios debajo de las 200 ufc/100 ml están en amarillo y las que tienen menos del 75% de los promedios en ese estándar están en rojo.
Según un informe que acompañó los datos y que firma el licenciado Bruno D’Alessandro, de la Unidad Calidad de Agua del Servicio de Evaluación de la Calidad y Control Ambiental, ese criterio se tomó de una propuesta que se consideró –sin éxito- en 2007 en el grupo que buscaba un acuerdo para modificar el decreto 253/79.
En una segunda conversación, posterior a la entrega de datos, Piñeiro dijo que las tablas comparativas que se entregaron –con las playas catalogadas en rojo, amarillo y verde- son de carácter “demostrativo”, ya que, repitió, no hay una norma que fije un criterio.
Agregó que el muestreo de enterococos que hace la Intendencia es “mucho menos robusto” que el de coliformes. Este último, explicó la jerarca, como debe ser contrastado con los límites fijados por el decreto 253/79 es objeto de varios chequeos que por ahora no se hacen con los enterococos.
Piñeiro recordó que según la “Guía para definir la aptitud y categorización de las playas” del Ministerio de Ambiente, todas las playas habilitadas de Montevideo reciben la categoría de “Muy buenas” por tener entre el 81 y el 100% de sus días aptos.
Pero esa guía tampoco toma en cuenta el nivel de enterococos, sino solo de coliformes y cianobacterias. Y para coliformes permite una medida ya superada a nivel internacional, de hasta 1000 ufc/100ml, un estándar que el decreto 253/79 no fija para baños en el mar sino, increíblemente, para “aguas destinadas a la preservación de los peces en general y de otros integrantes de la flora y la fauna hídrica, o también aguas destinadas al riego de cultivos”.
Ninguna cumple criterio OMS
Pero si en Uruguay no existe un parámetro que establezca cuál es el nivel aceptable de enterococos, estas bacterias sí figuran en la reglamentación de otros países. Y si se aplican esos criterios internacionales a las playas montevideanas, la situación es más preocupante aún.
España considera que una playa es buena si el 95% de sus muestreos son menores o iguales a 200 ufc/100ml, o que tiene una calidad “suficiente” si el 90% de los exámenes es menor o igual a 185 ufc/100ml.
Canadá es más estricta y entiende que el promedio geométrico debe ser inferior a 35 ufc/100ml y no 200. Ese país, además, fija un criterio para muestras individuales: ninguna puede tener más de 70 ufc/100ml.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende que cada país puede modificar las evaluaciones sobre calidad del agua en función de distintas variables (enfermedades endémicas locales, hábitos de la población, patrones de exposición y aspectos socioculturales, económicos, ambientales y técnicos), pero ha publicado una guía que es tomada como parámetro en todo el mundo y muestra lo preocupante de la situación uruguaya.
Para la OMS, las aguas recreativas no tienen riesgos de aumentar el contagio de enfermedades cuando el 95% de las muestras no supera las 40 ufc/100ml.
Si el 95% de las muestras tiene hasta 200 ufc/100ml, el aumento del riesgo es leve: entre 1 y 5% de mayores probabilidades de contraer una enfermedad gastrointestinal.
Por sobre estos parámetros, los riesgos comienzan a crecer y ser más significativos.
Lo preocupante surge de constatar que, según los datos proporcionados por la propia Intendencia de Montevideo, en la temporada pasada, ninguna playa capitalina alcanzó a tener menos de 200 ufc/100ml enel 95% de las muestras.
Con esos datos, entonces, ninguna playa montevideana hubiera podido ser aprobada en España, Canadá o según el criterio de OMS.
Las playas que estuvieron más cerca fueron Punta Yeguas (7% de las muestras por sobre los 200ufc/100mly playa Verde (10%). A todas las demás, les fue peor.
El porcentaje de días que se tomaron muestras y que superaron las 200ufc/100ml en la temporada 2023-2024 fue el siguiente:
- Punta Yeguas: 7,0%
- Playa Verde: 10,0%
- Punta Espinillo: 11,1%
- Los Cilindros: 13,2%
- Pajas Blancas: 16,7%
- Honda: 17,5%
- Brava: 17,9%
- De los Ingleses: 20,9%
- Ramírez: 21,4%
- Malvín: 26,2%
- Carrasco: 33,3%
- Cerro: 33,3%
- Pocitos: 35,6%
- Miramar: 43,6%
- Buceo: 43,6%
- Santa Catalina: 50,0%
Eso si se consideran todas las muestras tomadas. Si se descartan las realizadas luego de días de lluvia, que la Intendencia considera “no representativas”, la situación no mejora demasiado. En algunas playas, incluso empeora.
Tomando en cuenta solo las “representativas”, el porcentaje de muestras por sobre los 200 ufc/100ml fue el siguiente:
- Playa Verde: 6,3%
- La Colorada: 6,3%
- Punta Espinillo: 6,7%
- Punta Yeguas: 9,1%
- Los Cilindros: 10,0%
- Pajas Blancas: 12,1%
- Brava: 16,1%
- Honda: 18,8%
- De los Ingleses:20,6%
- Ramírez: 21,2%
- Carrasco: 27,3%
- Malvín: 30,3%
- Cerro: 30,3%
- Pocitos: 37,1%
- Buceo: 38,7%
- Miramar: 45,2%
- Santa Catalina: 51,5%
En ocasiones, además, las playas de Montevideo muestran niveles de enterococos mucho más altos que el tope de 200 ufc/100ml y también superiores a 500ufc/100ml, cuando los riesgos sanitarios se multiplican.
En la temporada pasada en Pocitos, por ejemplo y sin considerar las muestras “no representativas”, se constataron 770ufc/100ml el 23 de noviembre, 330 el 27 de noviembre; 3.000 el 4 de diciembre; 510 el 5 de diciembre; 470 el 11 de diciembre; 350 el 14 de diciembre; 330 el 9 de enero; 2.600 el 2 de febrero; 1.800 el 5 de marzo y 770 el 18 de marzo.
Lo mismo en otras playas. En la temporada 2023-24, Buceo registró los siguientes picos: 380 el 20 de noviembre; 580 el 23 de noviembre; 450 el 28 de noviembre, 880 el 4 de diciembre; 350 el 12 de diciembre; 770 el 14 de diciembre, 450 el 5 de marzo y 16.000 el 18 de marzo.
Según la OMS, cuando el nivel de enterococos está entre 201 y 500 ufc/100ml aumenta entre 5 y 10% el riesgo enfermedades gastrointestinales y entre un 1,9 y 3,9% el de enfermedades respiratorias febriles agudas.
Para concentraciones mayores a 500ufc, se incrementa en más del 10% el riesgo enfermedades gastrointestinales y en más de 3,9% el de males respiratorios febriles agudos.
En lo que va de la presente temporada (datos hasta el 16 de enero) se tomaron diez muestras “representativas” en Pocitos y Buceo y ambas ya tienen dos registros por sobre 200 ufc/100ml.
Voluntad política
En el mundo, es habitual que se clausuren playas por contaminación detectada por exceso de enterococos. En julio, en España, se prohibió el baño en Playa Jardín de Tenerife. Y en agosto en la playa El Alquián, de Almería.
En setiembre de 2021, el Departamento de Salud de la Florida prohibió los baños en dos playas de Miami porque dos muestreos consecutivos superaron las 70 ufc/100ml. Compárese con las mediciones montevideanas.
Cuando esa noticia, la cadena Telemundo 51 de Miami entrevistó a la epidemióloga Dadilia Garcés, que recordó que la proliferación de enterococos indica una contaminación fecal más amplia. “Cuando se encuentra este tipo de bacterias en muestras de agua, quiere decir que aparte del enterococo pueden estar circulando otro tipo de bacterias que se encuentran en las heces de seres humanos o animales”.
En Uruguay de esto no se habla. No hay estudios sobre el grado de afectación a la salud que pueden tener o no las aguas de las playas capitalinas. La cátedra de Infectología no ha estudiado el tema. Salud Pública no lleva registros.
El presidente del Casmu, Raúl Rodríguez, tras consultar a los responsables técnicos de la institución dio la siguiente respuesta sobre si en verano aumentan las enfermedades infecciosas: “Medido no hay nada. Hay indicios subjetivos en base a consultas de bañistas, sobre todo las personas que nadan habitualmente”.
El doctor Álvaro Galiana, director del hospital Pereira Rossell, ve algo más que “indicios subjetivos”.
“En esta época de verano –señaló- se ven con más frecuencia infecciones gastrointestinales. Tanto en el Pereira como en general en otros centros de salud. Es algo que probablemente esté vinculado a la infección de vía fecal oral y puede estar relacionado con baños de mar. Es difícil establecer claramente causa-efecto por lo que siempre es discutible”.
Con estas dos excepciones, el resto de los médicos o funcionarios de la salud consultados se excusaron de hablar.
Lo mismo ocurrió con actores involucrados desde otras áreas del conocimiento. Una funcionaria que coordinó uno de los intentos por actualizar el decreto 253/79 afirmó que no hablaría porque pasaron muchos años y hoy está en otro puesto. Y se apuró en terminar la conversación sin responder por qué fracasó aquel intento.
“Seguramente no ha existido la voluntad o la prioridad política para reformar una reglamentación que ya es muy vieja. Sería mucho mejor hacerlo”, dijo, en cambio, Eugenio Lorenzo, responsable de Información y Calidad Ambiental de la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea), del Ministerio de Ambiente.
Lorenzo recordó que los enterococos “son un parámetro pertinente como indicador de contaminación, sobre todo en aguas salobres”, como las del Río de la Plata en Montevideo y Canelones.
Javier García-Alonso es biólogo, doctor en ciencias naturales y profesor agregado e investigador del Centro Universitario Regional Este (CURE) de la Universidad de la República. Para García Alonso, que ha publicado trabajos sobre la contaminación en las playas de Maldonado, el no haberse actualizado el decreto 253/79 “es el reflejo de la falta de voluntad política y de demanda de la gente respecto a los temas ambientales”.
“En los grandes partidos no hay mucha voluntad. Lo ambiental brilló por su ausencia en la campaña electoral. Por eso seguimos con el decreto de 1979, que no incluye muchas cosas y las que incluye están en niveles muy permisivos”.
García Alonso estudió la presencia de indicadores de contaminación fecal en la arena de las playas de Maldonado, pero es un ejemplo excepcional. “De estudiar la arena, ni cerca estamos. No hay una base de datos epidemiológica de casos de diarreas, vómitos, conjuntivitis, otitis, etc, en la costa, cuyo incremento puede relacionarse con la presencia de contaminantes fecales. Realmente los temas relacionados con la contaminación fecal no le importan al Uruguay”.
Para el investigador “la contaminación fecal en las costas de Montevideo es atroz y es subestimada. Lo garantizo. Aunque hay pocos estudios y no clausuran playas, la calidad ambiental en cuanto a metales pesados, cianobacterias, contaminación fecal, contaminación química, es elevada. El costo político para un intendente por clausurar una playa es muy alto. Y eso lo van a tratar de maquillar a toda costa”.