"¡Qué tal! El mejor trabajador de Chile tiene 78 años!", era el título de una nota del diario chileno Las Últimas Noticias en 2016. La noticia mostraba a un empleado de la construcción que había sido premiado por ese récord, y que comentaba que ir a trabajar le hacía bien, que se enfermaría si se quedaba en la casa. Sin embargo, un trabajo de "esta naturaleza" no parecía "lo más razonable".
A esta conclusión llegó la experta médica chilena Alejandra Vives, que participó de la discusión del sistema de pensiones chileno en 2016 este miércoles. El punto central del debate era la extensión de la vida laboral retrasando la edad de jubilación: ¿es viable el retraso de la edad de jubilación?. La especialista profundizó sobre ese tema desde la perspectiva de la salud en un conferencia junto a los integrantes de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS), que estudia la reforma jubilatoria prevista para este año en Uruguay.
¿Cuál es la mirada desde la salud en este tema?, planteó Vives. La médica de Chile (un país que tiene una edad de retiro efectiva siete años mayor que la uruguaya -60 años-) comentó que para el trabajo a una edad avanzada es necesario considerar que se da una disminución de la capacidad física, cognitiva y de memoria; y se le suman las dificultades en la audición y visión, y mayores tasas de afecciones en los músculos. También hay una prevalencia de enfermedades crónicas y discapacidad.
Explicó que hay una mayor vulnerabilidad ante riesgos y enfermedades; mayores dificultades con largas horas de trabajo y turnos; mayores dificultades para permanecer en el trabajo y el reempleo.
Pero pese a esos problemas en la salud, hay algunos aspectos que son positivos sobre estos trabajadores. Los empleados mayores tienen "una acumulación de experiencia": tienen un mayor conocimiento de las tareas, un mayor control en el trabajo y una transferencia intergeneracional.
"A nivel de salud laboral esto se manifiesta, por ejemplo, en menores tasas de lesiones por accidentes de trabajo en las personas mayores. Pero cuando la persona mayor tiene un accidente de trabajo, hay una mayor probabilidad de que este sea grave o fatal. Acá se da el encuentro entre la experiencia y la vulnerabilidad", sostuvo Vives en la conferencia.
Vives dijo que era "discutible" retrasar la edad de jubilación en ese momento no solo por las cuestiones relacionadas con la salud, sino también "la situación financiera". "Supone un estrés, una tensión psicológica, y un elevado riesgo de quedarse sin trabajo de un día para el otro frente a una pérdida de bienes o de salud", aseguró.
La edad efectiva de jubilación en Chile en promedio entre 1990 y 2014 estuvo en 70,9 años en el caso de los hombres y 70,3 en las mujeres. Los promedios en Uruguay son más bajos: la edad mínima de retiro está establecida en 60 años y el promedio de jubilación en el Banco de Previsión Social es de 63 años.
Las propuestas
Los trabajadores mayores "tienden a ser más viables", dijo el especialista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Pedro Moreno da Fonesca en la conferencia con la CESS. "Tienen una actitud activa para resolver problemas, tienden a mantener la moral de las organizaciones durante períodos difíciles" y tienen una buena asistencia, destacó el profesional.
En su presentación planteó que hay algunos desafíos para estos trabajadores, como el "escaso apoyo" de los servicios públicos y los "estereotipos y discriminación" que recaen sobre ellos.
Moreno comentó que en algunos países con poblaciones "envejecidas" se suelen aplicar políticas y prácticas para las poblaciones de esta edad, como subvenciones salariales. En Alemania, ejemplificó, el Estado se hace cargo de hasta el 50% de los salarios y "hay un compromiso por mantener el empleado por 12 meses". En general, se quedan en la empresa durante un período mayor.
En Australia, se realiza un aporte de US$ 10 mil por un período de seis meses. Y otros países reducen los costos de aportes a la seguridad social y cubren "hasta la mitad de los costos".
Hay otras medidas de estímulo a estas poblaciones, que apuntan a la "reducción de riesgo". Moreno mencionó que se pueden crear "períodos de prueba más largos", "reducción de la participación del empresario en los costos relacionados con la enfermedad" y la "reducción de la protección del empleo basada en la edad".
El jerarca de la OIT comentó que otro esquema para estimular el trabajo luego de la jubilación es el de la jubilación parcial. El plan consiste en que las personas se mantengan trabajando y "tengan acceso al empleo en una jornada parcial".
En Finlandia, por ejemplo, las personas tienen acceso a la jubilación parcial entre los 61 y los 67. "Hay una reducción de la jornada y del salario de entre el 35% y el 70%, y el fondo de pensiones compensa la mitad de la pérdida del salario", destacó sobre este esquema europeo.
El especialista concluyó que "urge cambiar la imagen y tener medidas decididas" sobre los trabajadores mayores.
El presidente de la CESS, Rodolfo Saldain, comentó que a partir de los 50 años se genera un "edadismo" –una discriminación hacia las personas mayores–, que tienen entre 30 y 40 años de vida por delante. "Son muchos los desafíos para asegurar trabajo decente para las personas mayores", sostuvo el experto uruguayo.