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"Hay que aprender 1.000 tangos para poder tocar 50"

Julio Cobelli, Martín Ibarburu, Guzmán Mendaro y "Poly" Rodríguez vuelven hoy a Sala Zitarrosa
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03 de junio de 2016 a las 05:00
Alexander Laluz, especial para El Observador

Julio Cobelli, histórico integrante del cuarteto que acompañó a Alfredo Zitarrosa, vuelve a reunir a tres representantes de la camada más reciente de guitarristas uruguayos en una nueva fecha del ciclo Guitarreros 2. Este proyecto, cuya formación, además de Cobelli, incluye a Guzmán Mendaro, Nicolás Ibarburu y Andrés "Poly" Rodríguez, ha jugado sus mejores fichas a la difusión de una tradición técnica e interpretativa que ha marcado la historia de varios lenguajes de las músicas populares de la región. Tangos, milongas, valses, candombes. Un vasto repertorio que sobrevive en "la oreja popular", y que este cuarteto supo recuperar y renovar con elogiado swing y nivel técnico.

Al igual que en el exitoso concierto que dieron el año pasado, en la primera edición del ciclo Guitarreros, Cobelli y sus socios contarán con dos invitados especiales, que en esta oportunidad serán Alberto "Mandrake" Wolf y Alejandro Spuntone. Wolf, cuenta Cobelli, cantará, entre otras canciones, su Amor profundo. "Es su gran tema, pero ahora lo hará en una versión con cuatro guitarras y que no tiene nada que ver con la que grabó originalmente. También hará un candombe precioso, que se llama Por la calle Nimes, que lo grabó con un gran amigo mío, Roberto Darvin, otro capo. Y hará una versión de Es irremediable", adelanta Cobelli. Capitalizando su timbre, registro y temperamento interpretativo, el ex La Trampa y actualmente en El Resto de nosotros y su popular dúo con Guzmán Mendaro, Alejandro Spuntone hará lo propio con algunas canciones de Alfredo Zitarrosa: "Él canta bárbaro también, y rinde muy bien poniéndole la voz, por ejemplo, a Milonga de ojos dorados".

El repertorio elegido incluirá varias interpretaciones instrumentales entre las que estará La cumparsita, de Gerardo Matos Rodríguez, un clásico centenario de la canción popular que revisitarán en un arreglo para cuatro guitarras. Otro lugar destacado tendrán las composiciones de Alberto Mastra, otro referente montevideano de la música popular. "Mastra fue un gran autor y un tremendo guitarrista, pero no se suelen tocan sus músicas. Tuve la suerte de conocerlo porque mi papá, que también fue cantor y guitarrero, era amigo de él. Y componía muy bien, imaginate, si lo cantó Edmundo Rivero... Entonces lo recordamos a él con Miriñaque, y vamos a tocar también un candombe precioso que se titula El viaje del negro".

También un título muy revisitado como la milonga Los ejes de mi carreta, de Atahualpa Yupanqui y Romildo Risso, será abordado con un arreglo de Cobelli al que se le incorporaron algunos aportes de los otros músicos del cuarteto. "Y entre los valses que haremos hay uno, Barreras de amor, que es precioso y muy antiguo, casi nadie lo recuerda, y que compusieron e interpretaron los hermanos Sureda".

Cuestión de oficio

Cobelli reconoce que no es sencillo atrapar y mantener la atención del público en un concierto de guitarra. Su oficio, forjado junto a su padre, Floro Cobelli, y a dos figuras históricas como Walter Apesetche e Hilario Pérez, avala la opinión. Por esa razón, este espectáculo se concibió como una secuencia de distintas formaciones y con cambios de densidad expresiva e impulso rítmico. "En la primera parte –dice– tocaré un tema yo solo. Después haré dúos con cada uno de los muchachos del cuarteto y, para redondear el espectáculo, tocaremos todos juntos y con los cantantes".

El oficio de guitarrero, agrega, se forma con memoria y ensayo. Cuando era joven y daba los primeros pasos en la música, las técnicas y los repertorios se transmitían "de oreja": "Lo escuchabas una o dos veces y ya te quedaba. Después, a practicar. No había grabadores ni celulares que filman. Los muchachos, Guzmán, Nicolás, Poly, suelen grabar lo que yo toco y después se llevan el registro para estudiar. Y así se van formando. Pero el oído y la memoria siguen siendo fundamentales en este oficio. Y la práctica: hay que aprender 1.000 tangos para poder tocar 50. Lo que nosotros tocamos no está escrito. Yo no toco con partituras. Los muchachos sí, por ejemplo, cuando Hugo Fattoruso les escribe algo muy complicado. Pero, lo vas a ver, en este concierto todo lo hacemos de memoria, no hay nada escrito, y se tocará con el swing que da el oficio de guitarrero".

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