"La lechería está pasando hoy un momento complicado y está seriamente amenazada"

Vengo de familia tambera. Mi abuelo fue tambero, mi padre también y sigo yo con esta actividad a cargo del tambo desde 1979. Estuve primero en la zona de Sarandí Grande y luego a 10 kilómetros de Florida en Costa del Pintado. Hoy tenemos un tambo con 800 vacas en 1.000 hectáreas arrendadas.

La lechería está pasando hoy un momento complicado y está seriamente amenazada. No solo está pasando un momento difícil, sino que en esta coyuntura no vemos la luz del otro lado. No vemos la orilla todavía. En otro momento se veía alguna posibilidad, pero ahora no se ve nada. Es que la economía está muy complicada a nivel mundial, empezando por el petróleo. En mi opinión productores, autoridades del Instituto Nacional de la Leche (Inale) y del gobierno nacional vamos a tener que sentarnos a conversar para ver cómo salimos de esta situación.

Tiene explicaciones muy claras. La lechería es muy dinámica y siempre tiende a crecer. Todos los productores que hicieron buena gestión en los años recientes con más de US$ 0,40 el litro de leche que producen lo que hacen es reinvertir. Y una muestra es que en ocho años la lechería duplicó su producción, con un crecimiento del 6% y 7% anual. Eso es formidable. Incluso en 2013 y 2014 la lechería creció un 20%. En el 2015 fuimos a la reunión de la Federación Panamericana de Lechería (Fepale) en Colombia y los colegas de América no lo podían creer. Esto es muy sencillo. Se reinvierten los ingresos que fueron crecientes a diferencia de otros sectores como la ganadería de carne, donde es mucho más estable la inversión.

Achican los costos fijos principalmente, pero fundamentalmente se apuesta a producir más. Es muy común que el productor que está en el tercil superior crezca en vacas, en áreas y a veces hasta pone otro tambo. No solo se crece en área, sino también en la producción por vaca. Es cierto que bajan los costos fijos, pero el alimento que hoy pesa mucho se compra en dólares –el 70% de los insumos se pagan en dólares– como es el caso de las pasturas y la alimentación en general del ganado.

El tercil superior alcanza buenos niveles de productividad, pero existe una brecha importante todavía en el resto de los predios lecheros que en promedio alcanzan cerca de los 4.000 litros de leche por hectárea, cuando otros productores promedian los 7.000 litros de leche por hectárea. Como lechería el sector tiene mucho todavía por recorrer. Lógicamente tienden a crecer los productores más grandes porque tienen los medios para aplicar más tecnología. Por supuesto si esta coyuntura complicada no mejora y se agrava, lamentablemente la lechería va a quedar concentrada en productores más grandes.

Hace algunos meses en nuestra gremial se elaboró una estrategia que comprendía cobrar los embarques pendientes de pago en Venezuela, hacer efectivo el cobro del tramo final del Fondo de Financiamiento y Desarrollo Sustentable de la Actividad Lechera lo que ocurrirá en estos días y como tercer elemento reunirnos todos: productores, técnicos y autoridades de Inale y del gobierno para definir de qué manera pasamos este año que será muy difícil. Pensábamos que a mitad de año comenzaba la recuperación, pero por el momento no se ve ninguna posibilidad. Tendremos que contratar especialistas que elaboren una ingeniería financiera que nos permita sobrellevar este momento y que sea el mínimo posible la cantidad de productores que queden por el camino.

Desde hace seis meses que estamos con precios muy bajos y los números del Inale demuestran objetivamente una realidad. Con un precio de la leche que no supere los US$ 0,20 por el litro el sector lechero en su conjunto perdería en un semestre entre US$ 70 y US$ 80 millones. En ese precio de referencia están hoy los productores que remiten a las plantas chicas, pero los productores que remiten a Conaprole al precio de hoy de $ 7,80 estarían con una deuda en ese lapso de US$ 10 millones. Si ese precio baja y llegara al tope de los US$ 0,20 se llegaría a esa pérdida de US$ 80 millones. A su vez se han tomado medidas en los establecimientos, se ha mandado personal al seguro de paro y lo más importante es que vacas que dan poca producción, que no se preñan o tienen niveles altos de células somáticas se han refugado en un 25% más que lo habitual. Además a la coyuntura de precios se agregó una crisis forrajera como resultado de una sequía importante que se vivió especialmente en el invierno pasado que obligó a suministrar concentrados y reservas.

Eso es importante y de las cosas que nos sorprende. Porque internamente los costos son muy altos, pero por suerte el organismo internacional IFCN que integra Inale destaca a Uruguay en el tercer puesto, detrás de Chile y Argentina. Lo importante es que queda muy bien posicionado frente a países exportadores como Estados Unidos y frente a la Unión Europea, incluso con una diferencia de US$ 0,10 por debajo de Nueva Zelanda. l