Economía y Empresas > IVES GANDRA DA SILVA

"La reforma laboral en Brasil trajo inversiones que antes no llegaban"

Ministro del Tribunal Superior del Trabajo defendió la normativa vigente, impulsada por el presidente Michel Temer
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14 de octubre de 2018 a las 05:02

Ives Gandra da Silva Martins Filho es ministro del Tribunal Superior del Trabajo de Brasil.  Es defensor de la reforma laboral promovida por el presidente Michel Temer, vigente desde fines del año pasado. Entiende que la normativa generó una mayor seguridad jurídica y consiguió que empresas internacionales volvieran a sentir interés de invertir en Brasil. Considera que la reforma trajo equilibrio a las relacionales laborales y frenó el poder desmedido que tenían los sindicatos. Piensa que más temprano o más tarde otros países de la región deberán seguir el mismo camino e implementar reformas que modernicen sus legislaciones laborales. El jerarca estuvo el fin de semana en Montevideo para participar del 2° Congreso Mundial Laboral de la Comunidad para la Investigación y el Estudio Laboral y Ocupacional (Cielo).

A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con El Observador.

¿Cuáles fueron desde su óptica las características más importantes de la reforma laboral que está vigente en su país?

La principal, la espina dorsal de la reforma laboral en Brasil fue dar más fuerza a los convenios colectivos, hacer que la negociación prevalezca sobre la legislación. Lo mismo que ha pasado en Europa en la última década donde hubo reformas laborales por las crisis económicas y por el desempleo muy alto. Francia, Italia, Alemania, Portugal o España han hechos reformas en este sentido. Hacer que la legislación fuera más flexible para permitir una facilidad de contratación y también una facilidad de despidos. Se ponían muchas garantías para el despido en Europa y las empresas no contrataban tanta gente. En Brasil fue un poco diferente, no fue una reforma para facilitar el despido, fue para poner un marco regulatorio para algunos fenómenos que no habían hasta ahora como la tercerización para lo que no había ley ninguna. La reforma hizo que fuera posible una contratación más fácil y que se reconociera la legitimidad de la tercerización en todas las actividades. Antes no había parámetros tampoco para discutir daños morales por ejemplo y los jueces daban indemnizaciones muy altas (a los trabajadores) y eso hacía que empresas pequeñas cerraran. La gran virtud de la reforma fue dar seguridad jurídica y eso empezó a atraer inversiones. Muchas empresas  internacionales no querían invertir porque había más procesos laborales en Brasil que en todo el resto del mundo. La proporción era que el 80% de los procesos laborales de las empresas multinacionales estaba en Brasil.

¿Por qué tuvo tanta resistencia en la etapa previa a la implementación?

En otros países lo que causó la reforma fue la crisis económica y la alta tasa de desempleo. En Brasil hubo un elemento más: la jurisprudencia de la justicia del trabajo superlativamente protectora del trabajador. Las empresas no conseguían sobrevivir en el mercado nacional dando empleos ni en el mercado internacional compitiendo. Hay una resistencia  a aplicar el principio básico de la flexibilización a través de convenios colectivos, donde se puede reducir salario y jornada dando otras ventajas al trabajador. Hay mucha resistencia a la reforma, tanto que es uno de los puntos donde más divergen los dos candidatos presidenciales. (Jair) Bolsonaro defiende la reforma y (Fernando) Haddad dice que la va a cambiar. Ahí se ve claramente la distinción. Uno prefiere (Haddad) un Estado intervencionista que no quiere que las empresas y sindicatos hagan libremente sus convenios, que los entienden como algo que solamente puede aumentar los derechos y si fuera así dentro de 50 años tendríamos personas ganando 200 millones de pesos para una jornada de trabajo de cinco horas. Si solo se aumentan los derechos es imposible; el equilibrio tiene que ser uno en que las dos partes tienen que ser bien atendidas. Justa remuneración al empleado, justa retribución a la empresa.

¿Había o hay todavía un poder desmedido de los sindicatos en Brasil?

Uno de los cambios de la reforma fue tornar voluntaria la contribución sindical que había antes y era obligatoria para todos los empleados y entonces los sindicatos recibían dinero sin tener que trabajar. Eso es para tener una idea de cómo era desmedido el poder de los sindicatos. En Estados Unidos hay en total 190 sindicatos, en Argentina en el entorno de 90 y en Brasil hay 17 mil. Muchos eran creados solamente para recibir esa contribución. No estaban interesados tanto en defender a los trabajadores.

¿Entiende que la reforma laboral de Brasil se podría replicar en otros países de la región?

Sí. En Argentina ya está siendo discutida la reforma y en otros países también. Hoy las nuevas tecnologías y las nuevas formas de contratación son tan diferentes y dinámicas, inimaginables hace 30 o 40 años cuando surgieron nuestras legislaciones, que es imposible que estas nuevas formas sean colocadas dentro de ellas. Es tratar de poner dentro de un saco chico a un hombre de 200 kilos.  Las ventajas de la reforma laboral de Brasil fue que se modernizó la legislación. Lo importante es reconocer el tipo de contrato de trabajo y decir cuáles son los derechos del trabajador. Más temprano o más lejos muchos de estos países van a hacer sus reformas.

¿Le parece que a veces los sindicatos manejan un discurso equivocado, ya que por un lado reclaman más empleo pero por otro se resisten a nuevas legislaciones o métodos que permitirían la creación de nuevos puestos de trabajo?

Con la reforma laboral de Brasil se crearon 500 mil puestos de trabajo. Es muy fácil decir: queremos más empleos, el Estado tiene que crear más  y al mismo tiempo darle garantía al empleado para que no quede sin trabajo y mantener todos los beneficios. Bueno, pero tengo que vender mi producto y si queda muy cara la mano de obra yo no consigo vender. Hay sindicatos con visión de izquierda y la ideología de la izquierda cree que las relaciones entre empresas y trabajadores son relaciones de lucha de clases. Entonces hay odio y las relaciones son siempre conflictivas. Conozco muchos empresarios que intentan vivir en sus empresas la justicia social, una participación de los empleados en la gestión de la empresa, una serie de cosas que hacen con que la relación no sea de enfrentamiento, sino de unión. Pienso que la falencia de este modelo de confrontación, que esperamos que se supere en Brasil, pueda tener una visión mucho mas de unión, de solidaridad entre empresas, trabajadores y sindicatos.  

¿Creer que los gobiernos populistas de la región fomentaron esa confrontación y ese concepto de lucha de clases?

En Brasil, por ejemplo, hay un tema que fue superado: el Congreso nacional ha reconocido la libertad de funcionamiento de Uber, pero antes hubo muchas movilizaciones de taxis intentando que no se pudiera. Hay una visión actualmente de creer que lo que yo pienso debe ser y será. Por decisión mía, de mi voluntad. En Brasil  la confrontación política hoy entre derecha e izquierda es el miedo de los ciudadanos de seguir el camino de Venezuela, que está quebrada. Pongo un ejemplo. Los trabajadores de los correos en Brasil quedaron mal porque el dinero que era de su fondo de pensión fue usado por el gobierno (anterior) para ayudar a Venezuela, colocaron el dinero en papeles de ese país  y Venezuela no pago ni va a pagar. Entonces cada trabajador está teniendo que recomponer el fondo de pensión pagando más todos los meses.

Bolsonaro encabeza las encuestas para la segunda vuelta. ¿Qué va a cambiar?

Yo puedo hablar de mi área. La impresión que tengo es que el gobierno de (Michel) Temer las dos principales reformas que consiguió hacer fueron la laboral y la del ajuste fiscal. Uno dice que va sacar las dos cosas, el otro dice que las va a mantener. Las dos reformas fueron esenciales porque el país estaba quebrado. Si se vuelven a hacer gastos sin contención, ¿dónde se va a  conseguir el dinero? Si las pesquisas electorales están correctas y la tendencia es que venza Bolsonaro lo probable es que las reformas serán pautas necesarias del gobierno.

El mejor escenario para usted entonces sería el triunfo de Bolsonaro.

Yo como juez no puedo tomar partido, tengo como ciudadano el derecho de manifestar el voto, pero no puede exteriorizar mis preferencias. Como técnico claramente he defendido la reforma laboral y como presidente del Tribunal todas las veces que fui convocado por el Congreso siempre lo hice y dije que si no fuera hecha la economía iba a empeorar más. También entendí que el ajuste fiscal era importantísimo. Y pienso que en esos dos aspectos no se puede volver atrás.

 

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