¡Hola! Qué alegría que me acompañes en este viaje que emprendemos todas las semanas en Pícnic!, un camino sin rumbo fijo en el que saltamos de un tema a otro, compartimos recomendaciones y cosas buenas de la vida y en el que, espero, nos contagiamos ganas y levantamos el espíritu. Hoy les quiero hablar por un minuto sobre el optimismo y el errado concepto que solemos tener sobre esta actitud ante la vida. Muchas veces escucho hablar de “los optimistas” como personas algo inocentonas que enfrentan cualquier problema con una sonrisa y siguen adelante. La realidad es que el optimismo da mucho trabajo. Quienes logran cultivarlo saben lo que cuesta: sacrificio y valentía para enfrentar, ya no el futuro sino el presente. Nadie es optimista el 100% del tiempo pero priorizar una actitud positiva siempre que sea posible es una forma de apoderarte de tu propia narrativa y por eso es una herramienta de supervivencia. Los pesimistas también tienen sus ventajas, pero de eso hablaremos en otra edición de Pícnic! Te deseo una buena semana y ojalá te hagas un tiempo para comentarme cómo incentivás tu optimismo, si me escribís por acá. El optimismo es un privilegio y no siempre podemos acceder a él. Pero podemos intentarlo.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá