Espectáculos y Cultura > La ropa en la cancha
"Peña y Trasante son las caras visibles de otro fútbol uruguayo"
Nos malacostumbramos. Tenemos contratos millonarios para los jugadores de la selección, un mercado de juveniles cada vez más aceitado y redituable, procesos de selección a largo plazo, caravanas eufóricas, paz entre rivales, el pregón de los buenos valores que sube desde el césped y una extraña satisfacción general que, sin embargo, se asienta en una liga insólitamente amateur. El fútbol uruguayo cambió bastante en las últimas décadas, y lo hizo tan rápido que hoy pensar en Enrique “el Pelado” Peña y Obdulio “el Loco” Trasante trancando en una cancha contemporánea –el primero por Nacional y el segundo por Peñarol– parece de ciencia ficción. ¿Alguien llega a imaginárselos en pleno 2019 agarrándose a trompadas limpias en el área, hostigando al otro en una radio, mientras capitanean a los dos cuadros más grandes del país? Difícil. Pero hasta no hace mucho eran dos de los nombres más importantes del fútbol. Y siguen siendo de los más ganadores.
Dueños de una rivalidad histórica que nació en la cancha y se reconvirtió en amistad cuando la vida los retiró, Peña y Trasante son íconos de un fútbol que ya no existe. Rústicos, recios, con historias inverosímiles y coincidencias imposibles, ambos son protagonistas del libro La ropa en la cancha. Una historia del fútbol uruguayo, publicado recientemente por Federico Castillo y Horacio Varoli, periodistas de Búsqueda y Telemundo respectivamente. Ambos toman la posta de su primer libro en conjunto –el fenómeno editorial de 2015, Hasta la última gota, sobre la vida de Fabián O’Neill– para contar un episodio más del floclórico balompié uruguayo. Uno que, pruebas a la vista, parece ser una cantera interminable de historias insólitas y emocionantes. Sobre todo emocionantes.
¿Cómo aparecen Peña y Trasante en su horizonte?
Federico Castillo: A Tato (Varoli) se le ocurre la idea de hacer una especie de Relatos Salvajes con historias violentas del fútbol, dentro y fuera de la cancha. El asesinato de Daniel Tosquellas o las grandes batallas campales en los clásicos, por ejemplo. Empezamos a explorar por ahí y la primera entrevista que tuvimos fue con Peña y Trasante, porque queríamos reconstruir el clásico de 1990 (que terminó en batalla campal). Nos dimos cuenta de que eran tremendos personajes, que tenían una gran química, que eran graciosos y su relato rindió mucho. Fuimos descartando las demás historias y nos quedamos con ellos.
Horacio Varoli: Tenían muchas coincidencias extra fútbol y nos fuimos entusiasmando. Veíamos que podíamos hablar de fútbol, pero también de historias familiares muy particulares y disímiles. Trasante como parte de una familia de 15 hermanos, del interior, muy pobre y del Partido Colorado, mientras que la de Peña era más pequeña, de Montevideo, comunista y muy vinculada al movimiento sindical. Había un menú muy amplio en el que explorar.
¿Y ellos cómo reaccionaron ante la idea de exponer y contrastar sus vidas en un libro? ¿Hubo reticencias o negociaciones?
FC: Se prestaron siempre. Lo que le expongas a Peña lo agarra, porque tiene algo de marketing y busca estar siempre vigente. Trasante va más atrás de lo que decida Peña, más allá de que también estuvo dispuesto. Peña es más nostálgico de aquel fútbol, pero a los dos les gustaba la idea de hablar de ese mundo que ya no existe. Y ahí vimos también la otra diferencia que teníamos con el anterior libro: las historias de O'Neill se contaban solas, era una historia universal llena de atractivos, y acá teníamos que forzar un poco más. Si bien lo que ellos cuentan es interesante, quisimos rodearlos de la historia del fútbol de esos años, que ellos fueran los vehículos. A partir de ahí surgieron un montón de actores secundarios. El libro no es la vida de Peña y Trasante, es una historia del fútbol uruguayo.
Si bien lo que ellos cuentan es interesante, quisimos rodearlos de la historia del fútbol de esos años, que ellos fueran los vehículos. A partir de ahí surgieron un montón de actores secundarios. El libro no es la vida de Peña y Trasante, es una historia del fútbol uruguayo.
Eso queda claro con personajes como Roberto Fleitas, que entra y sale de manera permanente.
HV: Hay dos grandes descubrimientos en el libro. El primero es Fleitas. Es un técnico que ganó demasiado para lo poco que se sabe de él.
FC: Él era increíble. Ganaba todo y se escondía. Llegaba de ganar las copas y tiraba las medallas en la casa y desaparecía. Ganó con la selección, con Nacional, con Central Español, estuvo en Peñarol. Fue un hallazgo poder hablar con él, porque es un hombre que anda cerca de los 90 años, está casi sordo y vive en un apartamento bastante modesto en Paso Molino. Se emocionó mucho cuando lo fuimos a buscar.
HV: El otro gran descubrimiento de este libro es Luis Noé, que es por lejos uno de los grandes contadores de anécdotas que tiene el fútbol de este país.
FC: Él era el prototipo del futbolista de esa época: talentoso, jugaba bien y tuvo un éxito relativo en Nacional. Pero nadie se acuerda de él.
HV: Hoy creo que está haciendo trabajos de albañilería.
FC: Poder rescatar esos personajes fue increíble.
¿Cómo hicieron para equilibrar estas dos personalidades tan pesadas?
HV: Fue lo que más costó. Había que cuidar ciertos equilibrios entre ambos, y además teníamos que sincronizar las historias en el tiempo. Separamos las épocas de cada uno y a partir de ahí los entrelazamos.
FC: Hay saltos temporales para que la historia fluya y estén los dos en la misma línea. Sobre todo porque las carreras de los dos son dispares. Trasante ganó más. Llegó más lejos. Y ellos se unen en dos momentos: en la selección y en el medio de la cancha, en ese clásico, a los roscazos. Pero hay una vida futbolística que es más rica que la otra y eso está claro. Pero después está el postfútbol, una etapa que los hace transitar en paralelo. Su vida después del fútbol es muy rica para contarla. Pocos exfutbolistas han virado tanto para el show como ellos.
¿Cómo fue para ustedes hurgar en esos archivos que los vinculaban a su infancia, a épocas en donde seguían estas historias como hinchas?
FC: Un viaje nostálgico.
HV: El trabajo fue el mismo que hicimos con O'Neill. Fuimos a la Biblioteca Nacional y revisamos diarios viejos. Eso está bueno porque encontrás lo que vas a buscar, pero en el contexto de la época. Contrastás lo que pasaba a nivel deportivo con lo que sucedía en la política, o en la sociedad.
FC: Quisimos dar algunas pinceladas de ese otro Uruguay. Queda manifiesto en la previa de aquel clásico de 1990. Los programas de radio tenían otra impronta, no iban atrás de un mensaje de amor y paz, de unión entre las hinchadas. Fogoneaban un show que podía llegar a ser violento. Hoy, que estamos en la era del Whatsapp, ver que los jugadores se llamaban por teléfono desde las concentraciones para chicanearse es increíble.
Los programas de radio tenían otra impronta, no iban atrás de un mensaje de amor y paz, de unión entre las hinchadas. Fogoneaban un show que podía llegar a ser violento.
La violencia no estaba en la tribuna, sino que explotaba en la cancha con los jugadores y hasta en el periodismo. Hoy se da a la inversa.
FC: Hoy está invertido, exactamente. Hoy en la cancha hay besos y abrazos. Peña contaba que ellos no se podían mirar a los ojos, no se podían ni saludar porque sino el hincha los cuestionaba.
HV: No sé si el periodismo incitaba a las peleas, pero sí había una cuestión que tenía que ver con alimentar el espectáculo. Le ponían más color a lo que se veía después en la cancha.
FC: De todas formas había otro lenguaje. Se hablaba en los medios de quién era el más guapo, quién aguantaba más.
Una de las cosas que más llama la atención en el libro es el contraste entre las vidas de estos futbolistas y las de los jugadores de hoy. Sin ir más lejos y como ustedes lo dicen, Trasante está buscando una pensión de $ 15 mil para poder vivir. ¿Buscaron generar ese paralelismo?
FC: Poner esas diferencias sobre el papel fue uno de los grandes combustibles para contar la historia. Quizás no fuimos tan explícitos, porque podríamos haber hecho el contraste entre un jugador joven que juega dos partidos en Nacional o Peñarol, lo venden para ser suplente en Malasia y se salva de por vida. Hay que pensar que estos tipos salieron campeones uruguayos, fueron campeones de América con sus clubes y con la selección. Hoy para un jugador salir campeón de América con la selección significa que hasta sus nietos van a vivir cómodos. Ellos se quedaron en el escalón anterior del fútbol.
HV: En poco tiempo el fútbol cambió mucho. Aparecieron los contratistas, la comunicación se intensificó. Quizás si Trasante hubiera jugado en esta época, ganando todo lo que ganó, su situación hubiese sido otra.
¿Hay otros dos personajes tan antagónicos, pero al final tan unidos, en el fútbol uruguayo?
FC: No. Tal vez (Antonio) Pacheco y (Álvaro) Recoba, pero no tienen la misma gracia.
HV: Puede ser que el Chino y el Tony sean ejemplos similares, pero tienen perfiles distintos.
FC: Peña y Trasante son muy icónicos. Uno es extremadamente hincha de Nacional y el otro extremadamente hincha de Peñarol. Los dos fueron capitanes. Siempre defendieron a sus equipos. Se enfrentaron. Son las caras visibles de otro fútbol uruguayo. Y lograron transformar una rivalidad icónica en algo positivo.
HV: Eso lo queríamos dejar claro en el libro. En estos tiempos en los que se habla tanto de la violencia y la rivalidad, está bueno que aparezcan estos dos personajes que fueron enemigos y que ahora están juntos. Para mí es como acordarme de cuando las tribunas estaban juntas y un hincha de Peñarol y uno de Nacional podían ir a ver el partido juntos. Eso no pasa más.
La ropa en la cancha. Una historia del fútbol uruguayo
