Nacional > JUAN CARLOS AREÁN
"Se tienen que buscar recursos para trabajar con los agresores", según experto
A su vez, aseguró que se debe destinar dinero para apoyar la ley de femicidio aprobada
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23 de octubre de 2017 a las 05:00
Por Carolina Mangini
Aprobado por el Parlamento el delito de femicidio, el Estado debe destinar recursos para apoyarla, aseguró Juan Carlos Areán, director de programas de la organización estadounidense The Family Violence Prevention Fund y autor de diversas publicaciones sobre violencia y equidad de género.
El experto llegó a Uruguay invitado por la embajada de Estados Unidos y mantuvo reuniones con fiscales, policías, profesores de Derecho de la Universidad de Montevideo, y responsables de ONGs.
Sugirió que la tarea se debe enfocar más en el agresor que en la víctima, promoviendo grupos de apoyo educacional, no de terapia, donde se hable de los efectos de la violencia. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Areán mantuvo con El Observador.
Dada su experiencia en el tema, ¿qué considera que es lo que realmente funciona para combatir la violencia de género?
Creo que una de las cosas que funciona, además de la ley que es un pedazo de papel, son los recursos para trabajar en este problema. En Estados Unidos la mayoría de los recursos fueron enfocados a la capacitación de los jueces, los fiscales, la Policía, la atención de las víctimas en una red de hogares bastante extensa que salvó muchas vidas. También se invirtió en la representación legal y se apoyó financieramente pensiones para las víctimas que están en transición. Pero además se hace un trabajo intenso con los agresores. La idea es que se formen grupos de trabajo educacional, no de terapia, crear grupos de concientización o de educación donde se hable de los efectos que tiene la violencia en la pareja o en los hijos. Son entre 8 y 12 personas que se juntan una vez a la semana por aproximadamente medio año o un año. Este método dio como resultado que 80% de los hombres paren la violencia física, que más del 50% pare la violencia emocional y que casi el 100% de las víctimas mejoren su situación después del programa. La verdad es que no es perfecto, porque no paró la violencia en todos los hombres, pero es una opción interesante.
Según su perspectiva, ¿cómo está Uruguay posicionado en este tema?
El siguiente paso, después de aprobar una ley, son los recursos para apoyarla. Eso es esencial, y en mi opinión, el trabajo con los agresores tiene que ser esencial. No creo que haya que quitarle dinero a quien trabaja con víctimas, pero se tienen que buscar recursos para apoyar a programas que trabajen con los agresores sino nunca se va a solucionar el problema, incluso si podemos separar a una pareja donde hay violencia, el hombre se va a ir con otra pareja y va a pasar de nuevo. Tiene que haber un cambio social y uno en las normas sociales. Tenemos que llegar a un momento en el que todos digamos que esto es inaceptable. Siempre hay quien dice: 'bueno, esas cosas siempre pasaron, no se pueden cambiar', pero hay un buen ejemplo en Uruguay y en otros lados, con el tema del tabaquismo y el cambio que se dio. Hace unos 10 años yo podría estar acá fumando mientras me estas entrevistando y ahora eso es impensable. No hay que hacer el cambio solo desde el punto legal, sino en las mentes y en los corazones de las personas.
¿Por qué hay más violencia en los hombres que en las mujeres?
Sabemos que la mayoría de los hombres que ejercen violencia se criaron en un hogar donde el padre era violento, entonces de alguna manera se identifica con esa figura. Pero el otro elemento que juega un rol importante es el contexto general en el que vivimos y cómo se nos socializa, cómo se nos educa a los hombres. Hay un ejercicio que hago en varias capacitaciones, que consiste en dibujar un cuadrado y le pregunto cuáles son algunas de las cosas estereotípicas que se les enseñan a los niños de cómo ser hombre. Lo primero que pregunto es 'los hombres no...' y casi automáticamente recibo como respuesta 'lloran', 'ayudan en la casa', 'son vulnerables'. Luego pregunto lo opuesto, 'los hombres sí...' y me contestan 'están en control', 'son agresivos'. El mensaje viene por todos lados. Eso por suerte está cambiando poco a poco, pero creo que se debe a esto de que la mayoría de los hombres somos los agresores, porque se nos entrena de esa manera.
Se señala a la policía como un grupo de riesgo
La posible violencia doméstica que puedan ejercer y el hecho de que tengan un arma su disposición es otro gran problema que hace que ciertos incidentes que quizás no hubiesen sido homicidios, terminen resultando así. En Estados Unidos tenemos el mismo problema. Es complicado, porque la Policía es parte del sistema y trabaja con los jueces y fiscales. La verdad es que a veces se los protege, y debería ser lo contrario. Se debe hacer un trabajo especializado con la Policía, porque como en otros sectores, como el militar o los deportistas, mucho de su entrenamiento es ser agresivos. Nosotros trabajamos mucho con los deportistas profesionales, principalmente en el fútbol americano o en el béisbol.
Aprobado por el Parlamento el delito de femicidio, el Estado debe destinar recursos para apoyarla, aseguró Juan Carlos Areán, director de programas de la organización estadounidense The Family Violence Prevention Fund y autor de diversas publicaciones sobre violencia y equidad de género.
El experto llegó a Uruguay invitado por la embajada de Estados Unidos y mantuvo reuniones con fiscales, policías, profesores de Derecho de la Universidad de Montevideo, y responsables de ONGs.
Sugirió que la tarea se debe enfocar más en el agresor que en la víctima, promoviendo grupos de apoyo educacional, no de terapia, donde se hable de los efectos de la violencia. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Areán mantuvo con El Observador.
Dada su experiencia en el tema, ¿qué considera que es lo que realmente funciona para combatir la violencia de género?
Creo que una de las cosas que funciona, además de la ley que es un pedazo de papel, son los recursos para trabajar en este problema. En Estados Unidos la mayoría de los recursos fueron enfocados a la capacitación de los jueces, los fiscales, la Policía, la atención de las víctimas en una red de hogares bastante extensa que salvó muchas vidas. También se invirtió en la representación legal y se apoyó financieramente pensiones para las víctimas que están en transición. Pero además se hace un trabajo intenso con los agresores. La idea es que se formen grupos de trabajo educacional, no de terapia, crear grupos de concientización o de educación donde se hable de los efectos que tiene la violencia en la pareja o en los hijos. Son entre 8 y 12 personas que se juntan una vez a la semana por aproximadamente medio año o un año. Este método dio como resultado que 80% de los hombres paren la violencia física, que más del 50% pare la violencia emocional y que casi el 100% de las víctimas mejoren su situación después del programa. La verdad es que no es perfecto, porque no paró la violencia en todos los hombres, pero es una opción interesante.
Según su perspectiva, ¿cómo está Uruguay posicionado en este tema?
El siguiente paso, después de aprobar una ley, son los recursos para apoyarla. Eso es esencial, y en mi opinión, el trabajo con los agresores tiene que ser esencial. No creo que haya que quitarle dinero a quien trabaja con víctimas, pero se tienen que buscar recursos para apoyar a programas que trabajen con los agresores sino nunca se va a solucionar el problema, incluso si podemos separar a una pareja donde hay violencia, el hombre se va a ir con otra pareja y va a pasar de nuevo. Tiene que haber un cambio social y uno en las normas sociales. Tenemos que llegar a un momento en el que todos digamos que esto es inaceptable. Siempre hay quien dice: 'bueno, esas cosas siempre pasaron, no se pueden cambiar', pero hay un buen ejemplo en Uruguay y en otros lados, con el tema del tabaquismo y el cambio que se dio. Hace unos 10 años yo podría estar acá fumando mientras me estas entrevistando y ahora eso es impensable. No hay que hacer el cambio solo desde el punto legal, sino en las mentes y en los corazones de las personas.
¿Por qué hay más violencia en los hombres que en las mujeres?
Sabemos que la mayoría de los hombres que ejercen violencia se criaron en un hogar donde el padre era violento, entonces de alguna manera se identifica con esa figura. Pero el otro elemento que juega un rol importante es el contexto general en el que vivimos y cómo se nos socializa, cómo se nos educa a los hombres. Hay un ejercicio que hago en varias capacitaciones, que consiste en dibujar un cuadrado y le pregunto cuáles son algunas de las cosas estereotípicas que se les enseñan a los niños de cómo ser hombre. Lo primero que pregunto es 'los hombres no...' y casi automáticamente recibo como respuesta 'lloran', 'ayudan en la casa', 'son vulnerables'. Luego pregunto lo opuesto, 'los hombres sí...' y me contestan 'están en control', 'son agresivos'. El mensaje viene por todos lados. Eso por suerte está cambiando poco a poco, pero creo que se debe a esto de que la mayoría de los hombres somos los agresores, porque se nos entrena de esa manera.
Se señala a la policía como un grupo de riesgo
La posible violencia doméstica que puedan ejercer y el hecho de que tengan un arma su disposición es otro gran problema que hace que ciertos incidentes que quizás no hubiesen sido homicidios, terminen resultando así. En Estados Unidos tenemos el mismo problema. Es complicado, porque la Policía es parte del sistema y trabaja con los jueces y fiscales. La verdad es que a veces se los protege, y debería ser lo contrario. Se debe hacer un trabajo especializado con la Policía, porque como en otros sectores, como el militar o los deportistas, mucho de su entrenamiento es ser agresivos. Nosotros trabajamos mucho con los deportistas profesionales, principalmente en el fútbol americano o en el béisbol.
