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"Si Mujica o Astori son candidatos, no vamos a votar para presidente, sino para vice"

El historiador Fernando López D'Alesandro alertó sobre la gerontocracia en el FA
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13 de noviembre de 2017 a las 05:00
A cien años de la revuelta que desafió al capitalismo, El Observador charló con el historiador Fernando López D'Alesandro sobre cómo repercutió la Revolución rusa en la izquierda uruguaya. Se considera un intelectual orgánico de los que, dijo, quedan cada vez menos dentro del Frente Amplio, porque "no los cuidan". López abandonó el Partido Socialista hace dos años y ahora forma parte de Banderas de Líber. El historiador piensa que el Frente Amplio sigue siendo la mejor opción de gobierno, pero cree que si José Mujica (82 años) o Danilo Astori (77 años) son candidatos presidenciales en 2019, el Frente Amplio no va a "estar votando presidente, sino pensando mucho más en quién va a ser el vicepresidente", porque "la biología es inevitable".

¿Qué reflexión hace de la Revolucion rusa cien años después?
Lenin tuvo una idea estratégica muy sagaz y rupturista para la época, más allá del dogmatismo que vino después. Esto se vio en la alianza de la clase obrera y el campesinado. En una sociedad que era 90% campesina, no había revolución posible sin una unión entre clases. El gran error estuvo en su visión homogeneizadora del mundo. Supuso que eran todas las realidades iguales y que la revolución iba a seguir las pautas de la Revolución francesa. Por el desarrollo en ese entonces de su capitalismo, principalmente se pensaba en Alemania. Tras el estallido en Rusia, supusieron que el mundo estaba pronto, sobre todo en Europa. Tenían una visión muy eurocentrista en ese sentido. Al punto de que si tomás el índice de las obras completas de Lenin, a América Latina la nombra dos o tres veces.

¿En qué influyó la Revolución francesa en la rusa?
Estaba inspirada en el modelo francés. No lograron ver que la evolución del capitalismo occidental había creado un conjunto de procesos sociales y culturales de hegemonía que habían transformado el asalto al poder en una guerra de posiciones. Eso, Lenin nunca lo entendió. Más tarde lo planteó Gramsci. Después de Lenin vino Stalin, que representaba una visión rústica del leninismo, pero sin apartarse del radicalismo inicial.

¿Cómo influyó en Uruguay?
Cuando Francisco Pintos (dirigente del Partido Socialista uruguayo a principios de siglo XX) va a Moscú al cuarto congreso de la Internacional Comunista, los soviéticos no solo no sabían que se había formado el Partido Comunista en Uruguay, sino que desconocían la existencia de un país con ese nombre. Sin embargo, Uruguay fue una excepción en el mundo. Se daba una coyuntura en donde el país ya tenía un gobierno reformista y socialdemócrata, incluso una socialdemocracia mucho más radical que la europea. El batllismo era transgresor. El batllismo ocupaba un espacio de centro izquierda y esto provocó dos fenómenos. La izquierda estaba determinada en cierto punto por el batllismo y quedaba para ocupar solo el espectro político más a la izquierda. Entonces en un contexto de crisis social y económica como el que hubo en 1915, tanto socialistas como anarquistas se radicalizan y hacen la lectura de que en Uruguay también iba a estallar la revolución. A partir de ahí, el socialismo uruguayo se radicaliza y se integra a la Internacional Comunista. A pesar de Frugoni, en abril de 1921 el Partido Socialista uruguayo pasa a llamarse Partido Comunista por amplía mayoría.

¿Cómo fue el proceso de la izquierda de ahí en más?
Hay etapas. La izquierda hasta principios de los 1960 se radicaliza, pero principalmente post Segunda Guerra Mundial logra captar a gran parte de la intelectualidad uruguaya. Gana espacios culturales importantes con una impronta más militante y más inserta en lo social. Después es atizada por ese catalizador descomunal que fue la Revolución cubana. Aunque no podemos olvidar que la derecha de ese entonces era mucho más dura que la de ahora.

¿Se retroalimentan?
En cierta forma un fenómeno populista como el pachequismo respondió a esa izquierda movilizada y radicalizada. Hace unos años en una conversación con el Ñato Eleuterio Fernández Huidobro con respecto a lo que él dijo de que el mayor creador de tupamaros fue Pacheco; yo le respondí que los mayores creadores de pachequistas fueron los tupas. Y fueron mucho más exitosos creando pachequistas los tupamaros, que Pacheco tupamaros.

¿Identifica puntos de inflexión en los últimos años de la izquierda?
Hubo varios. Sin olvidar la creación del Frente Amplio, que es una herramienta bien pensada, destaco el frente populismo de la década de 1930, que sienta las bases de relaciones personales para su fundación. Otro punto importante ocurre en 1950 cuando Latinoamérica le estalla en la cara a toda una generación, lo que crea un sentido anti imperialista y una cierta interpretación de la realidad. Pero el punto de partida para la llegada al poder es cuando se obtiene la Intendencia de Montevideo en 1989. Eso permitió sanar una fractura muy problemática rápidamente.

¿Cómo ve al Frente Amplio después de casi 13 años en el poder ?
El Frente Amplio hizo con mucha eficacia en 20 años lo que el Partido Nacional no pudo hacer en un siglo y medio: aniquiló al Partido Colorado. La izquierda uruguaya tiene una gran ventaja sobre el resto de América Latina, y es la capacidad de mandar que tiene el Estado. Uruguay, al final del siglo XIX y principios del XX, construye un Estado poderoso. A diferencia de Argentina, por ejemplo, el presidente de Uruguay se pone la banda presidencial y tiene poder; en cambio, del otro lado del río se construye después de llegar al sillón. A diferencia del resto de los países (con excepción de Chile y Costa Rica), Uruguay tiene un gobierno de leyes, no de hombres, mientras que en otros países prevalece el poder del que manda en ese momento más que la ley. Frugoni decía que a partir de este tipo de libertades demoliberales, van a surgir las libertades socialistas y de izquierda, pero lo que no se puede hacer es imponer. Las imposiciones terminan mal.

Ha sido crítico en algunas columnas con al Frente Amplio...
El Frente tiene desafíos inmediatos y de largo plazo. El inmediato es evitar la gerontocracia y encarar ya el tema de la burocratización tanto interna como estatal. Más adelante va a tener que rever los estatutos; no se puede seguir viviendo en una ficción de militancia que no existe.

¿No está de acuerdo con las posibles candidaturas de José Mujica o Danilo Astori?
Creo que no le falto el respeto a nadie con decir que la biología es inevitable. Lo terrible es que si pasa eso no vamos a estar votando para presidente, sino que vamos a estar pensando mucho quién va a ser el vicepresidente. Y cuando votás pensando quién va a ser el vice, es grave. Aunque acá es muy diferente, los argentinos cometieron esa barbaridad. (Perón murió a los 79 años tras asumir el poder con 77. La vice era su mujer, María Estela Martínez; poco después los militares dieron un golpe de Estado).

Perfil

  • Historiador
  • 53 años
  • Milita en Banderas de LÍber
Fernando López D’Alesandro es docente en la Universidad de Montevideo y en el CerP de Florida. Escribe columnas de opinión en La Diaria, y tras una nota publicada en 2016 sobre Nicaragua y el sandinismo, El País de Madrid lo invitó a escribir para ese medio. Tiene cuatro tomos publicados sobre la historia de la izquierda uruguaya, que próximamente se podrán adquirir en un único libro. Se considera frenteamplista.

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