Hace poco más de 20 años, el psiquiatra y psicoterapeuta gestáltico argentino Jorge Bucay buscaba repetir el éxito editorial de su primer libro, Cartas para Claudia (1986), con Recuentos para Demián (1994). En el prólogo de este último, escribió: "Fue así, en la búsqueda de la manera de mostrar estos cuentos, que inventé a Demián, como alguna vez inventé a Claudia. En realidad Demián ya estaba inventado. De hecho es mi hijo, el hermano mayor de Claudia. Y digo que lo inventé, porque ese es el nombre que le puse al supuesto paciente que se ve obligado -pobre- a soportar una y otra vez a ese terapeuta que se parece demasiado a mí".
Hoy Jorge tiene 65 años y Demián, 38. Padre e hijo, se presentan mañana en el teatro El Galpón con la conferencia interactiva "El difícil vínculo entre padres e hijos". Los Bucay tratarán, a partir de sus propias vivencias, temas como el amor, la educación, los ideales y la herencia.
El Observador conversó con Demián, más joven y menos famoso que su padre, pero quien tiene una vasta trayectoria como profesional, conferencista y autor.
Bucay hijo asegura que discrepa con su padre en el tipo de educación que prefirió darle a sus propios hijos (tiene dos varones, de 4 y 7 años), más libre que la que su padre le dio a él. Además, a diferencia de su padre, opina que los hijos no deberían perdonar siempre a sus padres.
¿Los Bucay son padre e hijo modelos?
No, en el sentido de que seamos perfectos, ni mucho menos. Quizás sí, ojalá, nuestra experiencia le pueda servir a otros. Nosotros hemos trabajado mucho la relación padre e hijo. Pero no tenemos todo resuelto.
¿Qué le agradecerías a tu padre?
Lo que más le agradezco es que siempre me impulsó a pensar por mí mismo.
¿De qué le has echado la culpa?
Bueno, en algún momento, en mi adolescencia, le echaba la culpa de que se ocupaba mucho de su trabajo...
¿De que le prestaba poca atención?
No, eso no. De que me daba poco tiempo. Y después también llegué a pensar que su notoriedad me impedía tener una identidad propia o destacarme por mis propios méritos. Yo quería ser distinto.
Para dejar de ser "el hijo de Bucay" y pasar a ser Bucay...
Yo soy Bucay.
Pero ha tenido que corregir a la gente y decir: "Yo no soy el hijo de Bucay, soy Bucay".
Esa fue mi primera reacción pero después me di cuenta de que no hacía falta. No es incorrecto. Yo soy el hijo de Bucay. Lo que pasa es que no es lo único que soy. Y eso es algo que me ha llevado mucho tiempo y trabajo comprender. Que yo no tenía que negar. Es un error que muchos hijos cometen y no solo quienes tienen personas famosas. Creen que su camino de individuación pasa por negar ser el hijo de quien es. Y no pasa por ahí, sino por aceptar eso y luego hacer algo más. Algo propio.
Entonces pasó por la negación.
Pasé por intentar negar, por intentar superar y por intentar ir por lado. Fue difícil, pero estoy muy conforme con el trabajo que he hecho. Ahora vamos a publicar un libro escrito por los dos, sobre el tema del que vamos a hablar en El Galpón: "El difícil vínculo entre padres e hijos". Es algo que no podríamos hacer si no hubiéramos hecho este recorrido.
¿Qué discrepancias tiene con su padre con respecto a la educación?
Yo soy partidario de una educación más liberal, que deja hacer más, que pone menos límites. También tenemos una diferencia en cuanto a si siempre hay que perdonar a los padres o no. El cree que sí, yo que no. En cada tema que nos metemos tenemos alguna diferencia. Es uno de las cosas fructíferas del libro y de las conferencias. Si dos personas piensan igual, una de las dos no piensa. Mi padre y yo pensamos y, entonces, pensamos distinto.
¿La conferencia es biográfica?
No, pero usamos nuestras experiencias para ilustrar, para bien o para mal. Los dos somos padres, además, así que conocemos los dos costados de la cosa, aunque él puede hablar con la carga de la prueba y lo mío como padre es una apuesta. Voy bien, hasta ahora.
Como psicólogos, ¿pertenecen a la misma escuela?
Más o menos. Mi padre tiene una orientación gestáltica y llegó después de un recorrido. Yo empecé por ahí, porque es lo que conocía, pero he derivado.
¿Qué debería esperar quien asista a la conferencia?
A mí me gustaría que esperara llevarse alguna idea, alguna historia, algún recurso que le haga pensar en su propia relación con sus padres o con sus hijos. Algo que no haya pensado antes de esa manera. Y además, pasarla bien. Supongo que eso es parte de la expectativa y así debe serlo.
¿Sería mucho esperar que este fuera el inicio de la cura de una relación padre e hijo?
Sería mucho, sí, pero quiere decir que sea demasiado. Puede suceder. Podría ser, si siguen trabajando. Puede ser un puntapié inicial. El título de la conferencia tiene la palabra "difícil" con toda intención. No quiere decir que sea imposible sino que requiere mucho trabajo. De ambas partes.
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