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Abrió las puertas el Hotel Miranda en Montevideo: crónica de una noche en el all inclusive del pop
La luz se deshace en colores. Rosa, verde, celeste. Los flecos de plástico tornasolado se mueven sobre los cuerpos de Alejandro Sergi y Juliana Gattas. Saltan, dan pequeños pasos coreografiados, giran sobre sí mismos y vuelven a saltar. Suena la melodía electro pop de Miranda! y durante dos horas todo es una fantasía prefabricada.
El Hotel Miranda abrió sus puertas en Montevideo. Y sus huéspedes se entregaron a la alegría, el desparpajo y el erotismo de su música.
La banda argentina llegó al Auditorio del Sodre para presentar su último disco, Hotel Miranda!, en el que disponen de una pléyade de talentosos huéspedes, recepcionistas, mucamas, peluqueros y profesores de aeróbica con los que sus dueños hacen y deshacen a su antojo como en una fantasía dirigida por Stanley Kubrick.
“Hacemos electropop melodramático”, decían cuando describían su música hace dos décadas. Ese estilo pop sensual y provocador que irrumpió a comienzos de los 2000 en Argentina se ha edificado como uno de los estilos más reconocidos de la región con canciones que se consagraron entre los iconos del pop rioplatense.
Después de pasar incontables noches en hoteles de giras decidieron abrir uno propio. Para eso convocaron a jóvenes exponentes de la escena musical como Lali Espósito, Ca7riel, Bandalos Chinos, Emilia Mernes o María Becerra y los puso en diálogo con personalidades como Andrés Calamaro, Cristián Castro o Emanuel Horvilleur.
“A la hora de imaginar un escenario y un universo para celebrar la música de Miranda! no se nos ocurrió mejor lugar que un hotel. Además de ser el lugar donde mas tiempo pasamos, encontramos la metáfora de recibir huéspedes musicales, para juntarnos a recrear y disfrutar de una nueva visión de nuestra obra con el prisma sonoro y visual de la actualidad”, comentó Gattas durante el lanzamiento del álbum.
El resultado fue un éxito instantáneo. Un cóctel de once canciones que rejuveneció los grandes éxitos de la banda argentina y los acercó a un público centennial que llega esta noche al Sodre para cantar y bailar lo que la generación anterior cantó y bailó hasta rendirse por allá en lo que conocen como el Y2K. Jóvenes que ahora hacen cola para comprar remeras rosadas y buzos con los rostros de los artistas. Un all inclusive del pop.
Inspirado en las películas de Wes Anderson y los moteles de ruta, envuelto en una estética kitsch, el hotel tomó forma en un ambicioso proyecto audiovisual bajo la dirección de Melanie Anton Defelippis que imprimieron una paleta pastel con referencias a El Resplandor y Alicia en el País de las Maravillas. Esa fantasía nostálgica se convirtió después en un show de casi dos horas para disfrutar cada minuto.
Es Miranda!, mi amor
“¡Hola Montevideo! Bienvenidos al Hotel Miranda, bebé”, dijo Sergi cuando el auditorio estaba de pie después de corear Por amar al amor y Hola. Vestidos enteramente de cuerina negra el dúo llevó a los uruguayos por un recorrido de más de veinte años de música en uno de los momentos de mayor éxito de la banda argentina.
743, Dice lo que siente, Lo que siento por tí, Puro talento. Sergi y Gattas se movieron en un terreno conocido. Son la gerencia de una maquinaria pop que conocen de memoria que incluye coreografías a dúo y momentos de independencia, miradas al público y sonrisas cómplices, atuendos extravagantes y un derrotero de carisma.
Sin las grandes escenografías de los tres Gran Rex o los cinco Luna Park que agotaron en Argentina, el dúo inauguró este miércoles una pequeña sucursal sin invitados pero con el impecable acompañamiento de Ludo Morell en la batería y Gabriel Lucena en guitarra y bajo. Una sucursal del hotel que se anunció en abril y agotó dos noches en menos de diez días.
La carencia de una escenografía teatral se sustituyó en esta versión por tres pantallas con visuales lisérgicos y tecno-kitsch que se convirtieron en lavarropas gigantes para Prisionero, con la imagen de Cristian Castro, video-clubes ochenteros para Mentía con Chano o en casa de muñecas para Uno los dos con Emilia Mernes.
La teatralidad y el histrionismo de Miranda! es una marca de su estilo. Vestidos con gabardinas azules y brillantes, sacos como árboles de navidad con chirimbolos, bomber jackets metalizadas, tapados blancos y sacos con flecos plásticos Juliana Gattas y Alejandro Sergi interactuaron con un grupo de mucamas-botones-bailarinas que dieron un espectáculo de danza y comedia física que terminó de elevar el show y cerrar la fantasía.
Tu misterioso alguien, Nadie como tú, Uno los dos, Perfecta. Las nuevas versiones de los grandes éxitos se sucedieron en una noche en la que el público cantaba mientras saltaba, movía las caderas y levantaba los brazos. ¿Quién no necesita un refugio de pop?
Dos, Enamorada, Mentía, Otra Vez, Traición. "¿Cómo está la fiesta Montevideo? Dame más música", arengaba Sergi en una de los pocos intercambios con el público uruguayo. Esta noche dejaron que los clásicos y la nostalgia de brillantina que generan sus canciones hablen por ellos. Recibieron carteles con sus caras pintadas y firmaron discos en primera fila.
Uno de los momentos de mayor explosión llegó con la versión de Yo te diré con Lali Espósito y Don con Ca7riel. El público pidió bises y la banda les dejó dos de los temas de su primer disco Es mentira, lanzado en 2002: Imán y Romix. Cerraron el círculo de una celebración de su carrera.
El Hotel Miranda está sold out para su segunda noche en Montevideo: el servicio es all inclusive y todos quieren terminar en una habitación.
