La climatización produce mil millones de C02 al año

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Advierten que el uso del aire acondicionado alimenta el calentamiento global

Según la Agencia Mundial de Energía, la climatización de espacios habitados es responsable de la emisión de aproximadamente mil millones de toneladas de CO2 al año
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04 de agosto de 2023 a las 05:01

Extendido en Estados Unidos al punto de ser considerado casi un artículo de primera necesidad, criticado en Europa por los picos de demanda de electricidad, codiciado las regiones tropicales, el aire acondicionado se ha convertido en un tema de debate mundial de cara a las cada vez más frecuentes olas de calor, la crisis energética y el calentamiento global.

Para bien o para mal es una de las soluciones de adaptación ambiental más extendidas desde que el ingeniero Willis Haviland Carrier en 1906 diseñó la primera máquina que controlaba la temperatura y la humedad mediante tubos enfriados, un sistema que adoptó inmediatamente la industria por una sencilla razón: estabilizaba el ambiente durante la producción.

Durante dos décadas, el aire acondicionado estuvo dirigido a la industria más que a los hogares. Hoy, aunque no esté en riesgo la supervivencia, es considerado un artículo de primera necesidad. Sin embargo, aunque brinda alivio inmediato a sus usuarios, es costoso para el clima global. Para suministrar energía a esos aparatos, las plantas generadoras liberan más gases de efecto invernadero a la atmósfera, calentando todavía más el planeta.

Actualmente, la climatización de espacios habitados es responsable de la emisión de aproximadamente 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), sobre un total de 37.000 millones emitidas en todo el mundo. Un círculo vicioso que dispara aumentos repentinos en la demanda de electricidad, lo que a su vez eleva el precio de la factura final que pagan los consumidores.

Según la AIE, los datos señalan que el calor extremo impulsa una mayor demanda de equipos. “Con temperaturas diarias promedio sostenidas de 30 grados centígrados, las ventas semanales aumentan en un 16 %”, señala un informe de la agencia. “En medio de la ola de calor global actual, las búsquedas en Google aumentaron un 25% en todo el mundo en comparación con los promedios para esta época del año durante la última década”, indica el trabajo.

La demanda aumenta más rápido en las economías emergentes y en desarrollo. En Estados Unidos y Japón, más del 90% de los hogares tienen aire acondicionado, mientras que en el sudeste asiático sólo el 15%. Proporción que cae al 5% en India y África. “De hecho, solo una de cada 10 de las 2.800 millones de personas que viven en las partes más cálidas del mundo tiene acceso a aire acondicionado u otras opciones de refrigeración en sus hogares”, explica el informe.

Los especialistas argumentan que el círculo vicioso se puede romper mediante el desarrollo de las energías renovables y equipos que hacen un uso menos intensivo de la energía. "Algunos puristas piensan que no deberíamos usarlo en absoluto, pero creo, simplemente, que eso no es factible", afirma Robert Dubrow, director del Centro sobre Cambio Climático y Salud de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

Aunque el aire acondicionado salva decenas de miles de vidas al año, cifra que va en aumento, según admite la AIE, el organismo advierte que su uso está sobrecargando los sistemas de energía. “En los países más cálidos puede provocar un aumento de la demanda de más del 50% en verano. En las regiones más cálidas, la capacidad de la red debe cubrir una demanda que se duplica con relación a los meses templados, llegando a representar más del 70 % de la demanda pico de electricidad”, dice el informe.

El dilema es evidente. No pocos estudios demuestran que el riesgo de muerte relacionado con el calor se reduce en aproximadamente un 75% en los hogares con aire acondicionado, al tiempo que destacan los efectos devastadores de los cortes de energía en medio de las olas de calor, que suelen producirse justamente por los picos de demanda, lo que muchas veces obliga a las empresas prestadoras del servicio a interrumpir en forma selectiva el suministro para evitar cortes masivos.

En Texas, por ejemplo, cada aumento de 1 grado centígrado en la temperatura diaria promedio por encima de los 24 genera un incremento de alrededor del 4% en la demanda de electricidad. En India, donde hay menos cantidad de equipos, el mismo aumento genera un incremento del 2%. “Las redes tanto en India como en el sureste de los Estados Unidos han alcanzado niveles récord de demanda máxima en los últimos dos meses, y también en otros diez países, entre ellos Brasil, China, Colombia, Japón, Malasia y Tailandia”, señala la AIE.

Los desafíos son múltiples. La cantidad equipos, unos 2.000 millones en la actualidad, se disparará por el efecto combinado del aumento de las temperaturas y el aumento de los ingresos, particularmente en países como en China, Indonesia e India, país en el que se calcula que la proporción de hogares equipados podría pasar del 5% al 40% para 2050, lo que reduciría significativamente la exposición de la población al calor.

No obstante, la cantidad de electricidad adicional requerida sería equivalente a la producción anual de un país como Noruega. Si la red de la India todavía usa la misma cantidad de combustible fósil, eso significaría alrededor de 120 millones de toneladas más de dióxido emitidas, cifra equivalente al 15% de las emisiones del sector energético del país en la actualidad.

Los problemas que plantea el aire acondicionado no terminan ahí. Los equipos suelen utilizar gases refrigerantes hidrofluorocarbonos (HFC); es decir: están compuestos por hidrógeno, flúor y carbono, y aunque no destruyen la capa de ozono, el HFC es aproximadamente 1.000 veces más potente que el dióxido de carbono como agente de calentamiento al liberarse a la atmósfera. Algunos estudios estiman que para finales de siglo, el HCF podría contribuir hasta 1 grado centígrado al calentamiento global.

Además, al arrojar aire caliente a las calles, el aire acondicionado contribuye al efecto conocido como “isla de calor urbano”, que eleva la temperatura especialmente por las noches en los centros de las  grandes ciudades por el efecto combinado de los elementos que emiten calor, como los sistemas de climatización y materiales como el asfalto y el hormigón, entre otros.

El aire acondicionado también plantea un gran problema de equidad. El costo de los equipos impide que muchas familias puedan acceder a la comodidad de tenerlos. Incluso aunque el dispositivo sea instalado, el precio de la factura de la luz muchas veces las obliga a elegir entre la refrigeración y otras necesidades.

Según Enrica De Cian, investigadora en la Universidad Ca' Foscari de Venecia, "algunos países", pero también "algunas personas vulnerables", como ancianos o mujeres embarazadas, "realmente necesitan aire acondicionado". De Cian, sin embargo, señala que es fundamental enfoques "complementarios". “Es imprescindible continuar aumentando la cuota de energías renovables en la producción de electricidad, de modo que la utilizada por los acondicionadores de aire genere menos emisiones”, dice.

Pero también seguir desarrollando e instalando aparatos asequibles que consuman menos energía, en lo que están trabajando las empresas emergentes. La AIE, por lo pronto, aboga por estándares de eficiencia más estrictos, pero también que los equipos no se puedan regular por debajo de los 24 grados centígrados.

"Debemos lograr enfriarnos de manera viable porque con el calentamiento global, el uso intensivo de los equipos de aire acondicionado empeorará la situación. Las soluciones son muy factibles. Aplicarlas es apenas una cuestión de voluntad política”, sintetiza Dubrow.

Ejemplo no abundan, pero tampoco faltan. En Texas, el operador de la red, cuando la demanda alcanzó un máximo histórico en junio, utilizó un sistema de incentivos económicos a los consumidores para reducir la demanda en los momentos de estrés. Corea del Sur, por caso, lanzó un nuevo programa piloto en diciembre pasado en el que los dispositivos inteligentes responden automáticamente a las solicitudes de reducción de la demanda en función de las condiciones de la red, lo que resulta en una mejora del 24% en el ahorro de electricidad.

(Con información de AFP y la Agencia Internacional de Energía)

 

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