Javier Conde

Javier Conde

Es periodista de la sección Mundo de El Observador

Mundo > Crisis política

Año 22 de la era chavista: 10 claves para (tratar de) entender a Venezuela

Otra vez. Otra vez en enero. Qué difícil es seguirle la pista a ese país, tan rico como se cree y expulsa pobres por el mundo en el subibaja de un conflicto sin solución a la vista
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12 de enero de 2020 a las 05:00

Cuando Hugo Chávez arribó al poder a fines del siglo pasado —¡a fines del siglo pasado!—, el expresidente venezolano Luis Herrera Campíns (1979-1984), famoso por sus frases breves y certeras, propias del llano donde nació, como Chávez, soltó una frase que resultó profética: “compren alpargatas porque lo que viene es joropo”.

El joropo, que se baila tanto en Venezuela como en Colombia, es de un zapateo incesante y en esa danza lleva Venezuela 22 años—¡veintidós años!—.

La solución, elecciones libres y creíbles, luce tan sencilla como imposible ha resultado. Lo hicieron los militares en el Chile de Pinochet pero tiene la ruta amurallada en la exangüe Venezuela de Maduro.

Algunas claves pueden estar en un repaso a vuelo de pájaro de esos 22 años. Veintidós años.

  1. La democracia fatigada

Cuando Hugo Chávez irrumpe en el escenario político con el intento fallido de golpe de Estado de 1992, la democracia venezolana instaurada en 1958 vive horas de mengua. Más pobreza, escándalos de corrupción y deterioro de los dos partidos dominantes, Acción Democrática y Copei. Un escenario de gran repercusión en un entramado mediático que será decisivo en los años que vienen. El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez iniciado en 1989 fue sacudido muy pronto por el episodio del Caracazo —una “rebelión social” contra un “paquete” neloliberal— del que nunca se recuperaría en términos políticos.

  1. Constitución moribunda

Chávez va preso tras su intentona militar pero deja, como Herrera Campíns, una frase que lo instalará en el imaginario popular: “Por ahora”. Habrá una segunda parte, que viene tras el sobreseimiento de su proceso y el salto inmediato a la arena política. Gana las elecciones de 1998 —victoria incontestable— y en su proclamación, con la mano sobre la Carta Magna, dijo. “Juro sobre esta constitución moribunda..”. Se refiere al texto constitucional de 1961 que el país sancionó en el regreso a la democracia y que ha sido el de mayor duración en la vida constitucional del país. En torno a Chávez se nuclean sectores hastiados del bipartidismo, partidos y grupos de izquierda, ámbitos nacionalistas y bolivarianos y un nada despreciable apoyo mediático.

  1. Más poder

El primer objetivo es cambiar la Constitución. Un referéndum inédito aprueba la consulta y la posterior convocatoria a una Asamblea Constituyente. Todo ello en el primer año de gobierno. El nuevo texto más voluminoso que el anterior, más cargado de promesas, introduce tres cambios significativos: aumento del período presidencial (de 5 a 6 años), aumento también de los poderes clásicos: además del Legislativo, Judicial y Ejecutivo, se suman el Electoral y el Moral. Una idea, en principio, inobjetable pero que el tiempo demostrará inoperante: el Ejecutivo, es decir Chávez, será el único poder. La “mejor Constitución del mundo” establece los referéndum revocatorios de los mandatos de Presidente a alcaldes. Regularlos costará Dios y su ayuda.

  1. Golpe en abril

Reelecto en 2001 para gobernar hasta 2007, los conflictos se desatan a velocidad de crucero. Depauperados los partidos, la contraparte la ejercen sectores empresariales y sindicales, capas medias y los medios de comunicación: todos gritan “vete ya”. A principios de 2002, se producen en Caracas manifestaciones multitudinarias. La del 11 de abril se encamina al Palacio presidencial y concluye con 19 muertes y la renuncia anunciada pero no concretada del Presidente. Un sector opositor confabulado con mandos militares depone y apresa al presidente y desconoce la existencia de los poderes establecidos. Chávez retoma el poder, anuncia rectificaciones pero la herida abierta nunca dejará de sangrar. Desde entonces, la oposición será más apátrida, más derechista y más “escuálida”.

  1. La madre de todas las victorias

Vencedor en el referéndum que intentó la revocatoria de su mandato en 2004, Chávez gana de manera abrumadora las elecciones de 2006. Es su apogeo. Obtiene una diferencia de más de tres millones de votos sobre la oposición que, paradójicamente, comienza su lenta recuperación, al rescatar los partidos, aún debilitados, el control político de su mensaje y trazar una clara línea de actuación democrática. El gobierno de Chávez exporta su “revolución” sobre los inmensos ingresos petroleros, promociona a mandos militares a puestos ejecutivos del gobierno, sella la alianza con Cuba en áreas tan sensibles como la inteligencia militar y los servicios de identificación ciudadana y ataca de manera despiadada a los medios, incluidos viejos aliados.

  1. Qué vivan los estudiantes

Con el capital político ampliado, Chávez vuelve sobre la Constitución, su constitución. Un movimiento desde los centros estudiantiles, que impactó en amplios sectores de la población, le propina su primera derrota en el intento de reforma, que él llamó “victoria de mierda”. En ese 2007, el gobierno da por concluida la concesión a Radio Caracas Televisión, histórico canal venezolano, que es sustituido, sin indemnización alguna, por el control oficialista, en la extensión de una política de copamiento mediático, junto con la aplicación de sanciones económicas y estatización de empresas que con su inversión publicitaria eran el sostén de diarios, emisoras y televisoras. Chávez insistirá en la reforma año y pico después pero simplificada en un solo artículo: reeleción indefinida. Y gana.

  1. La oposición se mide

Fruto de un crecimiento lento pero contínuo junto con la aparición de liderazgos nuevos (Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado), la oposición convoca primarias para elegir su candidato a las elecciones de diciembre de 2012. Más de tres millones de personas participan en la votación que consagra a Henrique Capriles al frente de las fuerzas opositoras, ahora cobijadas en la Mesa de la Unidad Democrática y con un programa de gobierno para Venezuela que incorpora las célebres “misiones” asistenciales creadas por Chávez. El triunfo de Capriles refleja la expresión de la madurez opositora, que reduce a su mínima expresión a sus sectores “más vociferantes”

  1. Declive y muerte

La enfermedad de Chávez marca todo el año 2012. El Presidente es tratado en Cuba, alejado de los focos públicos y bajo la mirada atenta de su gran socio político, que se juega también la vida en el lance. Debilitado compite en las elecciones de 2012 y se impone a Capriles. Ambos líderes hablan privadamente luego del proceso electoral: algo inédito en la vida política criolla desde la llegada de los “revolucionarios”. La ventaja del chavismo se reduce a más de la mitad y por primera vez la oposición crece porcentualmente y el gobierno decae porcentualmente. Chávez muere a principios en enero de 2013 pero antes consagra a Maduro como su sucesor.

9 . Más éxodo, más votos

En una reñida elección, y contra el pronóstico de algunos sectores de la oposición, Maduro se impone por una diferencia muy pequeña en las elecciones de 2013. La oposición desconoce el resultado pero Capriles contiene las manifestaciones en la calle para evitar un probable “baño de sangre”. La baja de los precios petroleros, la desaparición del sector privado de la economía que ha sido estatizado en buena parte, la corrupción generalizada y milmillonaria, la represión contínua de líderes políticos y mediáticos, el desabastecimiento de alimentos, medicinas y equipamientos, agravan la situación cotidiana de los venezolanos y comienza un éxodo nunca visto en su historia. En 2015, las elecciones legislativas reflejan de manera rotunda el ánimo político del país: amplia mayoría opositora en la Asamblea Nacional.

  1. Miseria, represión y Guaidó

En su flujo y reflujo, la oposición pasa del triunfo en 2015 a una confrontación intestina, mientras se extiende la miseria, se aplica la represión sin rubor, como lo confirmó el informe de Michelle Bachelet. Pierde vitalidad y presencia la figura de Capriles, el más moderado de los líderes opositores, y ganan enteros quienes reclaman otras “salidas” a la crisis. A principios de 2019, cuando parecía que nada ocurría la figura de Juan Guaidó al frente de la Asamblea y asumiendo la presidencia interina del país tras la impresentable reelección de Maduro en 2018 pone en jaque al régimen, cambia la correlación de fuerzas a nivel internacional: la mayor parte de los países democráticos pujan por una solución “al caso venezolano”, que con sus cuatro millones, y contando, de exiliados afecta la convivencia regional. Y el año 22 comienza con un burdo intento del Gobierno de controlar la Asamblea Nacional que obligó a Uruguay, Argentina y México a advertir una deriva autoritaria que –para otros, para muchos–  tiene 22 años. Veintidós años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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