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Apareció en Piriápolis una araña bananera, de las más venenosas del mundo
Una araña bananera, considerada de las más venenosas del mundo, fue encontrada en un supermercado de Piriápolis esta semana, y la Facultad de Ciencias ya envió a un estudiante este jueves para trasladarla a Montevideo.
El arácnido, cuyo nombre científico es Phoneutria fera, fue acogido por el criadero de reptiles Alternatus Uruguay –fundado hace seis años y con cerca de 200 serpientes a su cuidado–, quien publicó la noticia en su cuenta de Facebook, la que luego difundió Subrayado.
“Se trata de una especie que ha matado a varios seres humanos con su mordedura, hay autores que la catalogan como la especie ‘más venenosa del mundo’, dice el texto publicado por el reptilario.
En diálogo con El Observador, Ignacio Ecthandy, uno de los fundadores de Alternatus, dijo que en Uruguay “el 90% de los víctimas de esa araña fueron casos leves”, pero que en Brasil –de donde la araña es originaria– “hubo muchos muertos por esta especie”.
La situación más usual, explicó, es que el arácnido se esconda entra las bananas –de ahí viene su nombre– y ataque a quienes se ponen las frutas en el hombro para transportarlas: de ese modo, su veneno neurotóxico –que tiene un efecto paralizante– se torna especialmente peligroso, ya que va directo al cuello de la víctima.
El profesor grado 5 de entomología de la Facultad de Ciencias, Fernando Pérez-Miles, recordó que la presencia de esta araña era común años atrás, pero que en la actualidad, con mayores exigencias de higiene y condiciones de transporte de las frutas –bolsas de nailon y fumigación– ya no es tan frecuente que se cuele en los camiones de carga que vienen de Brasil.
“El daño del veneno está relacionado con el peso de la persona que recibe la mordedura: por eso es más peligrosa para los niños”, dijo el experto a El Observador, y añadió que hay tres tipos de efectos clínicos que puede generar el ataque del arácnido. Hay casos en que solo provoca el dolor puntual de la herida, pero hay otros en que la araña puede producir taquicardia en la víctima o incluso edema agudo de pulmón.
“La vamos a mantener aquí y cuando muera, la pasaremos a colección”, dijo el profesor.
