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Indagatoria apunta a que colombianos buscaban hacer de Uruguay un depósito de cocaína

Fiscalía tiene indicios de que además de los 400 kilos incautados el viernes, los traficantes lograron ingresar otro cargamento
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07 de mayo de 2019 a las 05:03

El primer dato llegó en diciembre de 2018. Una banda de criminales con integrantes colombianos se preparaba para traer un importante cargamento de cocaína, presumiblemente con el objetivo de exportarlo a los mercados europeos, donde los consumidores están dispuestos a pagar diez veces lo que vale en las calles de Montevideo.

Escuchas telefónicas y seguimiento de personas vinculadas con esta organización, permitió a los investigadores identificar la fecha en la que llegaría la droga, y fue así que este viernes la policía detuvo a la altura de Ruta 1, próximo a Santiago Vázquez, un camión cargado con 431 kilos de cocaína.

Además, aunque los investigadores no lo sabían, se habían topado con una pista. Cuando hicieron grabaciones ocultas de los colombianos y los uruguayos, uno de los extranjeros llevaba una remera negra con unos ojos amarillos con pupilas oscuras similares a los de un gato. Los cientos de ladrillos de cocaína que fueron encontrados en el camión detenido el viernes, llevaban un empaquetado con el mismo diseño. 

El cargamento, cuyo valor en el mercado de menudeo uruguayo podría alcanzar los US$ 3,5 millones, pero más de US$ 40 millones en el viejo continente, era custodiado por tres ciudadanos colombianos, quienes viajaban repartidos en un Chevrolet Onix y un Mini Cooper, ubicados delante y detrás del camión que tenía a un uruguayo al volante. Los cuatro hombres fueron imputados por un delito de transporte de sustancias estupefacientes prohibidas, y enviadas con prisión preventiva por 120 días a la espera del juicio.

Sin embargo, la fiscalía dirigida por Mónica Ferrero, no se detuvo allí y las investigaciones que venían realizándose desde finales de 2018, determinaron la participación de al menos otros cinco uruguayos quienes colaboraron con la banda criminal, y que fueron llevados ante la jueza María Helena Mainard este lunes. De los cinco, uno quedó en libertad sin que se pudiera probar su participación en ningún hecho ilícito, tres fueron imputados por un delito de preparación para la importación de sustancias ilícitas, al tiempo que a un cuarto se le imputó, además de la presunta preparación para la importación de sustancias ilícitas, tráfico de armas y tenencia de drogas.

A los primeros tres se les fijó como medida cautelar, a la espera de un juicio, prisión preventiva por 90 días. El cuarto, en tanto, asumió su responsabilidad por los delitos por los que es investigado y llegó a un acuerdo con la fiscalía.

Según dijeron fuentes de la investigación, hasta el momento se intenta determinar si esta red logró ingresar al país otro cargamento en las últimas horas y si existe en algún lugar un camión con una carga similar a la encontrada el viernes que no pudo ser ubicado. Asimismo,  los investigadores tienen elementos para creer que esta organización intentó utilizar a Uruguay no solo como tránsito para mercados internacionales más redituables, sino también como depósito de sustancias ilícitas.

El vuelo trunco

El cargamento de droga debía haber llegado en Semana Santa, y no a principios de mayo como acabó ocurriendo. Así lo había planificado uno de los ciudadanos colombianos, el cual le había entregado a uno de los uruguayos unos US$ 3.000 para que comprara el gasoil que requeriría la avioneta que debía ingresar la droga al país, al tiempo que le adelantó US$ 15 mil por el trabajo logístico que implicaba la maniobra.

Sin embargo, la llegada del cargamento no se concretó porque uno de los uruguayos cometió el error de mezclar el gasoil con nafta, haciendo que ese combustible fuera inútil. Esta persona todavía no fue ni identificada ni ubicada por los investigadores.

La situación molestó a los colombianos, quienes se pusieron firmes y le dijeron a los uruguayos que, o conseguían el combustible o acabarían muertos.

La amenaza fue efectiva, y al poco tiempo lograron reunir combustible listo para ser utilizado. Entre los imputados este lunes están algunos uruguayos que se involucraron en el negocio tras prestar el dinero para la logística. 

Los bidones con ese combustible fueron incautados por la policía en un campo de Paysandú, donde vivía otro de los imputados por el delito de preparación para la importación de sustancias ilícitas. En audiencia, este hombre de 50 años, hijo de los productores rurales dueños del predio, dijo que se “estaba comiendo un garrón” y explicó que su única actuación fue dejar que unos hombres -a los que conocía porque cada tanto iban a cazar a su campo- guardaran combustible en su establecimiento.

Sin embargo, las escuchas telefónicas lo incriminaron. El productor rural mantuvo comunicaciones con el hombre que quedó encargado de adquirir el combustible para la avioneta, y en varios mensajes que se enviaron entre ellos quedó claro que sabía que estaba colaborando con el ingreso de la droga. Asimismo, mostraba interés en que el cargamento llegara cuanto antes y en la posibilidad de hacer de su campo una pista de aterrizaje habitual para los narcos colombianos.

De hecho, durante los días previos a la llegada del cargamento, el productor rural recibió dinero en pesos en forma de adelanto a cambio de los colombianos pudieran inspeccionar el terreno para determinar dónde podría aterrizar la aeronave.  

¿Cómo se relaciona esta información con la droga incautada el viernes? La fiscalía todavía no sabe cómo ingresaron los 431 kilos de cocaína que viajaban escondidos en un camión que circulaba por ruta 1. Sin embargo, dado que la organización había estado coordinando vuelos con el productor rural de Paysandú, se cree que estos podrían haber descendido la droga por allí.

Por esta razón el delito que se les imputa es el de preparativos para la importación de sustancias ilícitas. Se los persigue penalmente por haber intentado ingresar el cargamento en Semana Santa, al tiempo que se investiga si también participaron del ingreso de los 431 kilos. 

Asimismo, la fiscalía tiene elementos para creer que hubo un segundo cargamento que llegó a ingresar al país, por lo que la investigación continuará en esta línea. Lo que queda claro para los investigadores, es que el grupo criminal buscaba sentar las bases de una red que tuviera a Uruguay como lugar de tránsito de la mercadería.

 

 


 

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