Ariel Holan: el técnico de hockey que no quisieron los dirigentes de Peñarol

El hecho sucedió en 2016 cuando Jorge "Polilla" Da Silva abandonó la institución por los malos resultados. Luego de perder en Jardines frente a Danubio, se reunió en Los Aromos con el entonces presidente Juan Pedro Damiani y varios dirigentes, además del exgerente deportivo Juan Ahuntchain. La salida se concretó esa noche, además del interinato de Fernando Curutchet.

En ese entonces los consejeros comenzaron la búsqueda del nuevo entrenador. Primero marcaron el perfil que se quería. Un profesional con ideas frescas, con una metodología de trabajo actualizada y que esté a tono con las herramientas tecnológicas. Más allá de la resolución en Consejo, comenzaron las divisiones internas.

Los que entendían que había que ir a buscar a un técnico moderno, que pregonara buen fútbol bajo un proceso, respaldado por un contrato largo y quienes explicaban que "esto es Peñarol" y que no se puede convivir con la modernización.

Una verdadera danza de nombres arrancó a ser protagonista entre los carboneros y varios argentinos aparecieron como prioridad. Luis Zubledía, Miguel Ángel Russo, Eduardo Domínguez, Gustavo Alfaro y Claudio Vivas, fueron contactados por directivos. Además de los uruguayos Gustavo Matosas, Guillermo Almada, Jorge Giordano, Mario Saralegui y Leonardo Ramos, quien terminó arreglando cuando finalizó el semestre, pero que en ese momento fue descartado.

Pero hubo una propuesta sorprendió a todos, dentro y fuera de las esferas del club: Ariel Holan. El exdirigente Betingo Sanguinetti se contactó un día con Damiani y le recomendó a quien era en ese momento el orientador de Defensa y Justicia, equipo que había sorprendido en Argentina con una clasificación a Copa Sudamericana. Lo conocía desde 2003 cuando el actual campeón de la Copa Sudamericana y Suruga Bank, era el técnico de la selección uruguaya de hockey.

Fue ahí que comenzó el trabajo silencioso en la vecina orilla. El expresidente, acompañado por el también exconsejero Carlos Casarotti y Mario Chocho, un amigo de Juan Pedro, residente en Buenos Aires, mantuvieron un largo encuentro con el DT y quedaron encantados. Además de llamadas a Diego Aguirre y Diego Latorre para pedir referencias, las cuales fueron excelentes.

Una vez regresados, ya en el consejo directivo, Damiani tiró el nombre de Holan arriba de la mesa, seguido por Sanguinetti, quien estaba convencido de la idea junto a Sentimiento 1891, agrupación a la que representaba.

El trabajo no terminó ahí, ya que Chocho comenzó a asistir a entrenamientos de Defensa y Justicia para poder observar el trabajo de Holan, en el día a día. La información llegada a Uruguay era cada vez más convincente.

Cuando el nombre del entrenador tomó contacto con la prensa y fue relacionado con los mirasoles, varios dirigentes mostraron su discrepancia y se escudaron en un básico razonamiento: "¡Esto es Peñarol! Era entrenador de hockey, no tiene espalda. ¡Esto es Peñarol".

Justamente la historia de los mirasoles, el pasado de la institución y las vitrinas llenas de copas internacionales ganadas en otras épocas, fueron las que llevaron a Ariel Holan, a decir en la interna que si los carboneros le hacían una propuesta formal él cruzaba a nado el Río de La Plata.

Pero el manoseo, la danza de nombres, las críticas injustificadas por sus trabajos en otros deportes, y el casting que parecía estar haciendo Peñarol, llevaron al profesional a bajarse de la candidatura.

Con la misma calidad que muestra hoy Independiente en la cancha, así se plantó Holan ante las entrevistas con medios uruguayos y más allá de querer evadir la discusión, deslizó una pequeña molestia.

"La convicción en la toma de decisiones es fundamental en la carrera de un entrenador. Me pasó aquí en los seleccionados de Argentina, no presente currículum porque no me parece correcto un casting", dijo el entrenador.

En Peñarol se agarraron de esta decisión, más allá de saber que no solo quería cumplir el contrato con Defensa y Justicia, sino que las idas y vueltas habían alejado el profesionalismo del club. El CD siguió la línea sugerida por el exgerente Ahuntchain y Curutchet continuó en el intinerato hasta fin de año. Luego llegó Leo Ramos y entre campeonatos locales y clásicos ganados, hizo olvidar este hecho que se reflota cada vez que se lo ve a Holan con una copa.

El presente del técnico es maravilloso. Desde que llegó a Independiente disputó 67 partidos, obtuvo 34 triunfos, 20 empates, 13 derrotas y ganó dos copas en tres finales alcanzadas.

En la mañana del miércoles, mientras que Peñarol amaneció hundido por la eliminación en la Sudamericana, con un bochornoso 1-4 en contra, frente a Atlético Paranaense, en el Campeón del Siglo, el Independiente de Holan levantaba la Copa Suruga Bank. Porque en la actualidad, esto es Holan y ¡esto es Peñarol!