Arim y los intolerantes

El exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas, de 46 años, obtuvo el rectorado prometiendo la reforma de la ley orgánica; dotar de mayor participación al interior, una más que necesaria desburocratización y enfrentar de raíz el trágico panorama del bajo nivel de conocimientos con que llegan los estudiantes de Secundaria. Durante su campaña solicitó a aquellos que no querían los cambios que propuso que directamente no lo voten: una peculiar forma de buscar apoyo. Sin embargo, ganó.

Tendrá por delante la difícil tarea de convivir y educar a los intolerantes que le impidieron con abucheos, cánticos ofensivos y silbidos, dar su primer discurso tras haber ganado legítimamente por mayoría. Toda la votación se realizó en un ambiente sumamente caldeado, lo que determinó su suspensión en reiteradas ocasiones.

Tendrá por delante la difícil tarea de convivir y educar a los intolerantes que le impidieron con abucheos, cánticos ofensivos y silbidos, dar su primer discurso tras haber ganado legítimamente por mayoría.

Finalmente, Arim, que se considera “frentista independiente”, triunfó en los tres órdenes (estudiantes, egresados y docentes) con el apoyo de la Corriente Gremial Universitaria (CGU), próxima al Partido Nacional.

Tras ser electo por la Asamblea General del Claustro con 59 adhesiones contra 44 de Markarian, Arim quiso brindar su primer discurso en el Paraninfo y no pudo. Un grupo de exaltados intransigentes lograron callarlo. Fueron estudiantes miembros de una decena de agrupaciones estudiantiles que rechazaban a ambos candidatos. Sin tener la más mínima conciencia de las normas básicas de respeto democrático y apelando a las peores armas del totalitarismo impidieron la libertad de expresión de alguien electo en ley.
“La Universidad no es un lugar de consensos. No debe serlo. Somos una institución que debe vivir de la discusión, el debate y el intercambio. Y después se vota. Las decisiones importantes tenemos que trabajarlas desde la democracia”, sostuvo Arim a El País semanas antes, plantando bandera de su impronta que juzgará la historia.

Tras ser electo por la Asamblea General del Claustro con 59 adhesiones contra 44 de Markarian, Arim quiso brindar su primer discurso en el paraninfo y no pudo.

No parecen pensar lo mismo sobre el concepto de democracia el grupo de estudiantes barra brava que fueron a hostigarlo cuando pretendió realizar su primer discurso como rector. ¡Una Udelar que lo había proclamado legítimamente! Un espectáculo triste y mediocre sobre la actitud intolerante de un puñado de groseros. Imposible no recordar tristes episodios actuales en el continente donde se busca acallar por medio de la violencia o el escrache a quien ose pensar diferente.

Si la canallada para impedir que el rector hablara en el paraninfo es un antecedente de lo que le puede venir al Uruguay, estamos muy mal. No queda más que concluir que Arim y la Udelar tienen un arduo trabajo por delante que debería comenzar por enseñar a los estudiantes a respetar los principios básicos de la democracia representativa. De no ser así, los intolerantes que con su accionar minan los pilares básicos de la convivencia habrán ganado la batalla y todos habremos perdido.