Fidel Martínez
Lucas Hernández
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Cristian Rodríguez y Leonardo Ramos
Lucas Hernández
Festejo de Peñarol

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Arrancó el campeón

Racing se la hizo difícil, pero Peñarol fue fiel a sus conceptos y comenzó como debía: ganando
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04 de febrero de 2018 a las 22:15
Peñarol salvó con éxito el debut en el Apertura al ganarle 2-0 a Racing que le planteó un escenario complejo en los primeros 30 minutos y que lo obligó a afinar su propuesta para obtener la victoria.

Como si hubiera estudiado al detalle todo el repertorio del juego que Peñarol exhibió en el segundo semestre de 2017, Racing –con el técnico debutante Rodrigo López– salió con sus armas a plantearle el escenario más incómodo posible a los dirigidos por Leonardo Ramos.

Y en esos primeros 30 minutos lo logró.

Con mucho esfuerzo para presionar arriba y retroceder a toda velocidad para no verse nunca en inferioridad númerica por afuera. Con audacia para plantarse en campo de Peñarol con el riesgo que significa hacer eso ante el equipo uruguayo que más rápido y mejor pasa de defensa a ataque. Y también con el talento suficiente para hacer circular bien la pelota cuando la recuperó en terreno rival.

Desde el control estricto, Racing intentó generar daño y la media hora inicial que jugó puede servirle a cualquier equipo como una especia de manual básico sobre cómo frenar a Peñarol y cómo atacarlo.

Si se esquematiza lo bueno que hizo el Cerverero en ese lapso hay que resaltar varios factores:

1- Presión sobre la salida. Los dos puntas (Nicolás Sosa y Maicol Cabrera) fueron a apretar el prolijo manejo con el que Peñarol inicia sus ataques desde su última línea. Fue clave el trabajo del doble 5 (Ángel Cayetano-Ignacio Nicolini) adelantando desde el eje a todo el bloque intentando que Walter Gargano ni el Cebolla Rodríguez tuvieran libertad de acción para la conducción interna.

2- Repliegue rápido. Cuando Peñarol logró pasar al ataque, Racing nunca le permitió generar superioridad numérica por afuera. Mauro Estol y Michel Araújo colaboraron mucho con sus laterales (Franco Romero-Jesús Trindade).

3- Manejo y velocidad. Con buenos lanzadores (Cayetano-Nicolini), un delantero habilidoso como Maicol Cabrera y explosión por banda, Racing generó de afuera hacia adentro. A los 12' Romero asistió a Sosa ganándole la espalda a Lucas Hernánde y el centrodelantero definió por arriba.

¿Cómo hizo Peñarol para quebrar ese control? Reflotando conceptos y sacando a relucir el enorme talento individual que posee.

Iban 29 minutos –el equipo no había ni pateado al arco– cuando en una acción vertical y directa por el callejón central Cebolla conectó con Maxi Rodríguez y este puso a correr a Fidel Martínez de cara al arco cervecero.

El paso atrás de Maxi para buscar espacios –ante un doble 5 que se plantó arriba–, su claridad para resolver simple y claro, le permitió a Martínez picar, dejar por el piso a Fernando López y definir en forma implacable.

El gol sumado a la expulsión inmediata de Ignacio Nicolini –que bien pudo ser amarilla–, cambiaron el curso del partido.

Si bien Racing se las ingenió para generar otra chance de gol –un remate de media distancia de Araújo– ya fue más permeable en defensa al vértigo aurinegro que pudo ampliar con una definición contra el palo de Martínez tras largo envío de Fabián Estoyanoff, un remate potente de Guillermo Varela –que lee bien los partidos, imprime ritmo, pasa bien y llega siempre al ataque– y un gol mal anulado por fuera de juego del ecuatoriano.

En el amanecer del segundo tiempo cayó el telón antes de que el trámite terminara de mutar.

Hernández, que había sufrido en la marca en el primer tiempo por lo que había estado atado a la hora de soltarse al ataque, subió y sacó un misil para clavar el 2-0. Sí, así le pegaba Roberto Carlos.

Y fue otra historia el partido, porque Racing terminó de acusar el hombre de menos y porque ya no le pudo contestar la posesión de la pelota a Peñarol.

Sin la necesidad de imprimir esa intensidad que termina agobiando a sus rivales más duros, se dedicó a hacer circular la pelota para sostener el resultado.

No tuvo voracidad para ampliar –pese al ingreso de Cristian Palacios por el Lolo– ni más necesidades que consumir minutos con su respeto por la pelota.

En su fórmula bien aceitada en el segundo semestre de 2017 se terminó de decantar la victoria. El equipo fue paciente cuando el escenario era complejo y fue letal cuando vio una imperceptible grieta en la estrucutura rival.

Ganó 2-0 y picó en punta. Pero Racing leyó bien su potencial y puede ser escuela para los que vengan.

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