Miguel Arregui

Miguel Arregui

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Asesinos seriales en un tiempo de angustia

Las máquinas automáticas harán la mayoría de los trabajos en el agro, la industria y los supermercados
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14 de diciembre de 2016 a las 05:00

Varios de ellos trabajan sin descanso ante una cadena de montaje. No se detienen, no van al baño ni comen, no fuman, no reclaman, no se equivocan, no faltan, no fallan. Hacen siempre lo mismo, a la perfección. Su productividad es enorme. Remiten a Tiempos Modernos, de Charles Chaplin. Son robots industriales que empacan comida o fabrican automóviles, tanto da, y que han suplantado con ventaja a millones de personas en todo el mundo. ¿Quién necesita seres humanos falibles en trabajos repetitivos, que requieren baja calificación y mucha paciencia?

Los robots y máquinas automáticas se están quedando con muchos puestos de trabajo alrededor del mundo, desde la industria automotriz hasta la producción de electrónica, pasando por los supermercados o la medicina.

El supermercado que viene

Ya muchas personas se habituaron a las compras virtuales en Uruguay: llenar el carrito vía web y recibir el pedido en casa. La cadena Disco-Devoto de Uruguay ahora prueba las cajas de autocobro en Punta del Este, Piriápolis y Portones Shopping. Cada cliente pasa sus compras por un lector o escáner, las embolsa y paga con tarjeta de crédito o débito. Hay sólo cuatro cajas de este tipo operativas porque el sindicato puso el grito en el cielo. Pero las cajas de autocobro (o autopago) se extienden como inundación (las hay en más de 60.000 supermercados del mundo) y no se detendrán en las puertas de Uruguay. Torres más altas han caído.

Amazon, el gigante de compras por vía electrónica, instaló un supermercado al que el cliente ingresa y pasa un código QR que está en su celular por un escáner y luego se lleva lo que quiere, sin detenerse en la puerta. Un sistema de cámaras y escáneres "ve" las compras y las carga en su cuenta. The Wall Street Journal afirmó que el sistema podría implicar el fin de "millones de empleos de cajeros", en tanto el New York Post, en su edición del 5 de diciembre, lo llamó "el próximo asesino de trabajos". Pueden ver la forma en que funciona la tienda de Amazon en el video:


Cómo conservar el puesto

La tecnología y los hábitos cambian la faz de la tierra y la conducta humana con mayor rapidez que todas las doctrinas. Un montón de pueblos uruguayos cayeron en picada con la decadencia del ferrocarril, en tanto otros, como Baygorria o Rincón del Bonete, quedaron semivacíos tras la automatización de las centrales hidroeléctricas aledañas. Pero el litoral del río Uruguay se benefició del gran auge agrícola que se inició en torno a 2002, y la población de Maldonado creció 460% en el último siglo gracias al turismo.

Se viene un mundo de supermercados sin cajeras, automóviles sin choferes, restaurantes sin mozos y call centers sin telefonistas, con la misma naturalidad que ya nos habituamos a los teléfonos inteligentes, los diarios on line, los cajeros automáticos, los ómnibus sin guardas, la digitalización monetaria y financiera o al check in electrónico en los aeropuertos.

La tecnología y los hábitos cambian la faz de la tierra y la conducta humana con mayor rapidez que todas las doctrinas

Nuestros abuelos hicieron básicamente lo mismo, y de la misma forma, desde el inicio de su vida laboral hasta el fin. Pero ahora, y más aún en el futuro, nadie necesitará lo que están haciendo en este momento muchas personas. Se requerirá una formación constante, mayor especialización y mucho ingenio y persistencia para ganar y conservar el puesto.

Un productor rural aplica hoy una serie de tecnologías que hace pocas décadas resultaban inimaginables o demasiado caras: identificación y trazabilidad electrónica de sus animales, alambrados y sensores eléctricos de toda clase, perforadoras para implantar postes acopladas al tractor, ordeñe mecánico y control sanitario electrónico, drones con cámaras de video que recorren el campo, vigilan a los animales y calculan la mejor siembra.

El mundo es barrido por un huracán que empujan Internet, las tecnologías de la comunicación, las aplicaciones (apps) telefónicas y la automatización. Los empleados industriales, rurales y del comercio serán los más afectados. Los robots harán mejor su trabajo y a más bajo precio.

La mano de obra no preparada o problemática es sustituida por máquinas. El historiador británico Hugh Thomas, quien dedicó buena parte de su vida a investigar la guerra civil española, escribió en Una historia inacabada del mundo: "La mecanización (...) empezó a ocurrir (en el siglo XIX) sobre todo en Estados Unidos, país en el que la mano de obra había escaseado siempre y en el que, por consiguiente, los inventos siempre habían tenido mucho éxito". Allí se popularizaron cosas como el alambre barato, la sembradora, la cosechadora, el tractor o el automóvil. Los fertilizantes liberaron al agricultor de la esclavitud del barbecho, y la Humanidad jamás dispuso de tantos alimentos.

Trabajadores del conocimiento

Un informe de la Universidad Católica señala que en los próximos años habrá crecientes dificultades para la inserción laboral de jóvenes no calificados y conflictos sociales de toda índole.

Una investigación realizada en el IEEM, la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo, concluyó que el 54% de las posiciones de trabajo que hoy están ocupadas en Uruguay corren un alto riesgo de automatización en los próximos 10 a 20 años. El estudio divulgado en abril, que utilizó una metodología desarrollada por la Universidad de Oxford, sostuvo que quienes tienen mayor nivel educativo corren menos riesgos de quedar sin empleo. El 59% de quienes sólo tienen primaria completa perderían su trabajo en 10 o 20 años; el 49% de los que se quedaron con Secundaria; el 44% de aquellos con educación técnica; el 27% de quienes terminaron la Universidad y el 18% de los que consiguieron un título de posgrado. Y quienes trabajan en el sector servicios tienen menos riesgo de que su tarea sea realizada por un robot (38%), que los que trabajan en el comercio (69%), en la industria manufacturera (75%) o en el sector agropecuario (78%).

Pero no es sólo una amenaza sino también una oportunidad. Las personas podrían librarse de trabajos repetitivos y estériles y concentrarse en la decisión y en la creación. Deberían aparecer grandes cantidades de "trabajadores del conocimiento". El estudio de la IEMM recuerda una frase del filósofo y escritor estadounidense Elbert Hubbard: "Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario".

Álvaro García, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), dijo el 6 de diciembre en un foro de ACDE que, "contrariamente a lo que se puede pensar, la automatización (de las agroindustrias) puede llegar a ser una aliada. Cuando se plantean riesgos por la sustitución de empleos, eso puede ser en otras sociedades, (aunque) Uruguay debe mejorar su productividad".

Claro que habrá grandes resistencias. Grupos de artesanos inspirados en Ned Ludd destruyeron telares en Gran Bretaña en los inicios de la Revolución Industrial, pues creían que la mecanización acabaría con el empleo. Los sindicatos de funcionarios públicos de Uruguay siempre reclaman más empleados para tareas viejas, y los burócratas están empecinados en perseguir a Uber y otras aplicaciones por el estilo.

Los conservadores –que los hay en este país en grandes cantidades tanto en la izquierda como en la derecha– "aspiran a bloquear Uber, Airbnb, Amazon, PedidosYa, Alibaba y todos los demás inventos que ni siquiera imaginamos existirán el año que viene", escribió Claudio Paolillo en Búsqueda del 21 de julio. "No pierdan más el tiempo".

La innovación destruye lo establecido para sustituirlo por algo nuevo, como el ferrocarril acabó con las diligencias y las carretas, y los sistemas por demanda, como Netflix, acabaron con los videoclubs. Pero el trabajo no se acaba, aunque se trabaje cada vez menos, sino que muta, pues se ambiciona cada vez más.

Paren el mundo

La inevitable tensión entre cambio constante y capacidad de sobrevivirlo fue señalada por Zbigniew Brzezinski, un politólogo "halcón" que asesoró al presidente estadounidense Jimmy Carter, en su libro Between two ages (1970), que se publicó en español bajo el título La era tecnotrónica. "El efecto acumulativo de la revolución de la tecnología y la electrónica es contradictorio. Por un lado, marca los comienzos de una comunidad global; por otro, fragmenta a la Humanidad y la saca de su quicio tradicional. La revolución tecnotrónica ensancha el espectro de la condición humana y, a la vez, (...) reduce la tolerancia subjetiva".

En ese ensayo brillante ahora casi olvidado, Brzezinski advirtió que una educación tan masiva como superficial creaba una clase de jóvenes frustrados y resentidos, cuyas habilidades no guardaban relación con la demanda laboral y que eran proclives al radicalismo y a la utopía, cuando no a la enajenación y al misticismo.

Una de las pocas certezas es el cambio rápido y perpetuo, que crea tantas oportunidades como angustias. Casi lo único auténti

camente nuevo es la velocidad y una porción de la sociedad no puede subirse al tren. El desafío es conciliar los tiempos humanos, las necesidad de comprensión y adaptación que requieren las personas, con el ritmo frenético que imponen las vanguardias.

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