Bolsonaro cada vez más comprometido en el caso de las joyas regaladas por Arabia Saudita

Lo que se reveló como una violación a la ley de Brasil, giró a un escándalo por defraudación al Estado y como sospecha de un acto de corrupción. Es un problema político serio para el exmandatario ultraderechista que gobernó desde el Planalto los últimos cuatro años y compitió con Lula en el balotaje con una consigna que inundó la campaña: “Lula Ladrão”.

Bolsonaro debería regresar próximamente a Brasil desde los Estados Unidos, donde reside desde un día antes de que Lula asumiera la presidencia el 1° de enero pasado.

Un nuevo capítulo se abrió el martes cuando el exministro de Minas y Energía de Bolsonaro, Bento Albuquerque, habló con la prensa. Fue él quien realizó una visita oficial a Arabia Saudita en octubre de 2021. Según sus dichos, un "enviado" del gobierno saudita entregó a su delegación dos paquetes al final de su viaje, tal como le dijo el mismo Albuquerque al periódico O Estado, de Sao Paulo.

Pero, en su vuelta a Brasil, empleados de la aduana del aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo, detectaron que un ayudante de Albuquerque llevaba dentro de su mochila una de las cajas, sin declarar. Los funcionarios descubrieron que estaba llena de joyas y diamantes y las incautaron por no pagar los derechos de importación requeridos. Las imágenes de video tomadas en ese momento fueron divulgadas por la televisión brasileña.

El exministro aseguró primero que las joyas estaban destinadas a la primera dama Michelle Bolsonaro. El martes, Albuquerque declaró ante la Policía y modificó su primera versión: dijo que, “como se trataba de joyas, simplemente supuso que eran para la ex primera dama”.

Según la prensa local, durante la gestión de Bolsonaro, allegados al ex mandatario habrían intentado en ocho oportunidades “convencer” a los inspectores de aduanas que liberaran las joyas. La última de esas ocho veces fue el 30 de diciembre pasado, penúltimo día de su mandato, el mismo día en que emprendió viaje hacia Florida, Estados Unidos, donde todavía se encuentra.

Albuquerque en sus declaraciones confiesa que el segundo paquete burló el control aduanero y le fue entregado a Bolsonaro, quien se lo habría quedado. El ex mandatario reaccionó en los primeros días del escándalo: "Me están acusando de un regalo que no pedí ni recibí. No existe ninguna ilegalidad de mi parte", dijo a la cadena CNN Brasil.

Ambos paquetes contenían joyas de la lujosa marca suiza Chopard. En el primero, había un collar, un anillo, un reloj y un par de aretes, valuados en US$ 3,2 millones. El segundo contenía un reloj, un anillo, un bolígrafo, un par de gemelos y un rosario, un conjunto estimado en US$ 75.000, según medios brasileños y reproducido por la agencia AFP.

Según la ley brasileña, los viajeros que ingresan al país con bienes superiores a mil dólares deben declararlos. En este caso, el propietario debió haber pagado impuestos de importación sobre las joyas, equivalentes a la mitad del valor excedente a los mil dólares. Un cálculo ligero indica que, por lo menos, hubo una defraudación de más de US$ 1,5 millones.

El ex matrimonio presidencial podría haber importado las joyas libres de impuestos si hubiesen sido declaradas como obsequios al Estado, pero en ese caso habrían quedado como patrimonio del Estado y no como propiedad de Bolsonaro.

"Los funcionarios del gobierno tienen absolutamente prohibido aceptar obsequios de alto valor para ellos mismos, incluso para el presidente de la República", dijo Isac Falcao, presidente de Sindifisco, el sindicato que representa a los empleados de la autoridad fiscal. "Todo funcionario público sabe eso", dijo a AFP.

La Policía Federal (PF) y la entidad tributaria abrieron sendas investigaciones por el caso. El jefe del comité de transparencia del Senado también anunció una investigación para determinar si las joyas tienen algún vínculo con la venta ese mismo año de una refinería de petróleo en el noreste de Brasil al fondo de inversión soberano de los Emiratos Árabes Unidos Mubadala por US$ 1.650 millones.

El primer conjunto de joyas permanece en el aeropuerto internacional de Guarulhos. La autoridad fiscal federal dice que el plazo para regularizar su situación legal venció en julio de 2022, y que ahora los objetos podrían ser subastados, donados, agregados al patrimonio del Estado o, incluso de acuerdo a la ley, destruidos.

Los medios brasileños informaron el lunes que Bolsonaro había accedido a entregar el segundo juego de joyas a las autoridades.

El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), que supervisa las arcas públicas, ordenó el miércoles que Bolsonaro devolviera en cinco días el segundo juego de joyas a la Secretaría General de la Presidencia para que formen parte del patrimonio del Estado. El TCU también determinó que la aduana entregara el primer paquete al mismo organismo. Una tercera medida establecida por ese tribunal es “una auditoría sobre todos los obsequios” durante el mandato de Bolsonaro.

La semana pasada el TCU pidió que Bolsonaro y Albuquerque fueran interrogados por la Policía. Aún no se anunció una fecha para que declare Bolsonaro. En sesión plenaria, el tribunal podría ordenar al expresidente que devuelva las joyas mientras avanza la investigación.

No hubo ninguna aclaración por parte del gobierno del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman.