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Bolsonaro reafirmó su perfil conservador y apuntó contra la izquierda en su asunción
Con medidas de seguridad extremas para contener a una multitud calculada de 130.000 personas que se volcó a las calles de Brasilia, Jair Bolsonaro asumió como presidente de Brasil y optó por una retórica conservadora, haciendo énfasis en el combate a la criminalidad, la corrupción y las ideologías de izquierda. En su discurso de asunción el mandatario no ocultó sus críticas a la "ideología de género" y pidió rescatar los valores "cristianos" de la sociedad brasileña.
A diferencia de todos sus antecesores, que dedicaron cerca de una hora al primer discurso tras jurar en el Congreso, a Bolsonaro le bastaron diez minutos para delinear las claves del gobierno que ejercerá hasta el 1 de enero de 2023.
El flamante mandatario pidió apoyo al Parlamento para "la tarea de liberar definitivamente al país del yugo de la corrupción, de la violencia y de la sumisión ideológica", tres de los puntales en que se apoyó la campaña electoral que le llevó al poder.
"Vamos a unir al pueblo, darle valor a la familia, respetar las religiones y las tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores", afirmó el excapitán del Ejército, que en todo momento estuvo acompañado de su esposa, Michelle Bolsonaro.
"Brasil volverá a ser un país libre de las amarras ideológicas", sostuvo. En su discurso también abundaron las alusiones a "Dios", al que citó una decena de veces en sus pronunciamientos, y sentenció sin tapujos que, con su investidura, el país empieza a "liberarse del socialismo" y de la "inversión de valores".
La mención directa al combate "a la ideología de género" que hizo en su primer discurso ante el Parlamento la reforzó después, en un pronunciamiento ante a una multitud que le aclamaba en las calles, a la que prometió que acabará también con "lo políticamente correcto", que considera como una "estrategia de izquierdistas".
En la sede del Parlamento lo escucharon varios presidentes sudamericanos, como el de Uruguay, Tabaré Vázquez, el de Bolivia, Evo Morales, el de Paraguay, Mario Abdo Benítez y el de Chile, Sebastián Piñera. El gran ausente fue Mauricio Macri, quien envió como representante al canciller argentino, Jorge Faurie. Macri viajará el próximo 16 de enero para reunirse por primera vez con Bolsonaro, según anunció Faurie.
Los mandatarios de Cuba y Venezuela, Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, respectivamente, fueron rechazados por Bolsonaro, quien les retiró la invitación al considerarlos "dictadores comunistas".
En materia económica, Bolsonaro se comprometió a impulsar reformas estructurales que permitan acabar con el crónico déficit fiscal de Brasil y reiteró su voluntad de abrir los mercados internacionales para las exportaciones brasileñas. Para ello, anunció que estimulará la "competición, la productividad y la eficacia sin tinte ideológico", con especial atención al sector agropecuario, sostén de la economía brasileña. Sin embargo, se abstuvo de dar detalles sobre los planes de ajustes y privatizaciones impulsados por su ministro de Economía, Paulo Guedes.
Aunque reiteró hoy que gobernará e impulsará una política exterior "sin ideologías", en los dos discursos de su primer día en el poder mantuvo la fuerte retórica anticomunista que le ha caracterizado durante toda su vida política. Esa posición la cuajó en su juventud, cuando estuvo en el Ejército, del que es capitán de la reserva y al que ingresó durante una dictadura (1964-1985) a la que enaltece sin rubores.
Pese a que en su asunción no hizo mención al régimen militar brasileño, Bolsonaro sí subrayó el papel que las Fuerzas Armadas tienen en "la misión constitucional de defensa de la soberanía, del territorio nacional y de las instituciones democráticas". Asimismo, acentuó su anticomunismo, sobre todo en el discurso que hizo ante los miles de seguidores que se volcaron a las calles de Brasilia para aclamarle y a los que enseñó con orgullo la bandera verde y amarilla del país. "Esta es nuestra bandera, que jamás será roja. Solo será roja, si es necesario, con nuestra sangre, para mantenerla verde y amarilla", expresó.
Eje EEUU-Brasil-Israel
Unos doce jefes de Estado y de gobierno asistieron a la ceremonia de investidura, entre ellos el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo. Bolsonaro prometió trasladar la embajada brasileña de Tel Aviv a Jerusalén, un paso que podría suponerle represalias comerciales de los países árabes, grandes compradores de carne brasileña.
El flamante mandatario dijo que quiere lazos más próximos con Estados Unidos e Israel, formando una suerte de nuevo eje que rompe con décadas de políticas de centro-izquierda que buscaron reforzar los lazos Sur-Sur, por lo general sin éxito, y posicionar a Brasil como una potencia capaz de dialogar con todos. Asimismo, anunció la salida de Brasil del Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas y amenazó con hacer lo propio con el Acuerdo de París contra el cambio climático.
Fuente: AFP y EFE
