Carmelo Vidalín: "si se va el puente, se va el intendente"

Pero por allí debe pasar el nuevo Ferrocarril Central, por el que UPM prevé sacar la producción de la pastera que está construyendo sobre el río Negro. Y el destino de la vieja obra mantiene en vilo a la comunidad, genera versiones contrapuestas entre dos ministerios y amenaza con originar un nuevo cortocircuito con Cabildo Abierto. 

Esta semana habrá una reunión entre todas las partes involucradas. En diálogo con El Observador, Vidalín aseguró que el viejo puente seguirá en pie. Según explicó, lo que se hará será solo cambiar tres de los doce tramos que componen la obra, y que se ubican sobre el cauce del río. La estructura, dijo, se mantendrá intacta. 

"Soy un gobernante con sentimientos" aclaró el intendente, que en setiembre del año pasado había amenazado con renunciar si, para concretar el pasaje del ferrocarril se exige desmontar y reemplazar el puente.  "Lo primero que hace un duraznense cuando retorna a la ciudad es ir al río y mirar el puente", aseguró. 

Vidalín apeló a un compromiso asumido en el pasado gobierno, en cuanto a que la obra de UPM no afectaría tres puentes relevantes: el del río Yí, el del Santa Lucía, y el del río Negro. El intendente dijo además contar con la "palabra" del ministro de Transporte, José Luis Falero. 

El jefe comunal debe autorizar un tramo de la obra. Se trata de un "viaducto" que atravesaría la calle Zorrilla de la capital departamental. Eso implicaría un pasaje subterráneo. Vidalín dijo que todavía no autorizó la obra, a la espera de que se solucionen las diferencias con los vecinos cuyas propiedades deberán ser expropiadas. 

Y dejó en claro su advertencia en caso de que no se respeta el compromiso: "me voy con el puente". 

Un tema muy complejo 

El compromiso fue ratificado este viernes por Falero. En diálogo con El Observador, el ministro confirmó que serán modificados tres tramos por razones de seguridad. El resto, precisó, permanecerá sin cambios. "Es lo que siempre dijimos", apuntó. Esos tramos, además, deberán ser definidos por la propia intendencia. 

En Ambiente, el otro ministerio involucrado, las cosas no están tan claras. "Es un tema muy complejo", dijo a El Observador una fuente de esa secretaría de Estado. Allí se afirma que la definición sigue abierta y en discusión. 

Más allá de las afirmaciones de Vidalín, en ámbitos gubernamentales circula un informe de la empresa a cargo de las obras del ferrocarril en donde se afirma que el viejo puente no sorportaría el peso del nuevo tren. Allí se habla de desmontar en forma completa la estructura metálica, dejando solo la base de material.

El 27 de diciembre del año pasado, la Dirección Nacional de Medio Ambiente autorizó en ese sentido una serie de adendas en las que, precisamente, se incluye un nuevo proyecto constructivo. 

El documento, al que accedió El Observador, detalla el plan: la renovación de toda la superestructura metálica, conservando solo las pilas y los estribos. La nueva estructura a instalar sería de acero con "efecto oxidado tipo celosía". 

Será en 12 vanos de 53 metros, a través de tres etapas. Para desmontar la vieja estructura se utilizarían dos grúas de gran porte. Según el proyecto presentado, la obra insumiría aproximadamente ocho meses. 

Allí también se señalan también los principales impactos ambientales identificados: un aumento en el nivel del río aguas arriba del puente por la presencia de las ataguías o estructuras temporales dentro del agua, la erosión en la sección del río en la que construirán esas ataguías por el aumento en la velocidad del agua y la afectación a la batimetría del río en las zonas de extracción de arena. 

De todas formas, en Ambiente se remarcó un aspecto: cualquier obra requiere de autorización departamental. La llave de la definición, por lo tanto, está manos de de Vidalín. 

A nivel gubernamental se barajaron algunas alternativas para solucionar el dilema. Una de ellas fue construir un nuevo puente exactamente por encima del actual, para conservarlo así de forma "simbólica". Otra, desviar el ferrocarril por el lado este de la Ruta 5. Pero esta última opción habría implicado la construcción  de 15 kilómetros complementarios de vía férrea y dos "puentes secos". 

Además, desde el punto de vista ambiental habría implicado eliminar una significativa cantidad de monte nativo. 

Crimen cultural 

En Cabildo Abierto ya prometen batalla. El diputado Eduardo Lust aludió este miércoles en el Parlamento a la autorización de la Dinama para el montaje de la nueva estructura,, ante lo que promete que "habrá consecuencias políticas". a convocar a los ministro de Transporte y de Ambiente para que den las explicaciones del caso. "Se aburrieron de decir que se puente no se toca", dijo, adelantando que le pedirá explicaciones a los ministros Falero y Peña. 

Lust los responsabilizó por un "crimen ambiental y cultural" si ese puente, finalmente, se desmonta. También dijo esperar que, si la reforma se concreta, Vidalín cumpla su promesa y renuncie.