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Casi un millar de personas desaparecidas en el estado mexicano de Guajanuato

El país acumula más de 100.000 desaparecidos y se reiteran los asesinatos de las madres que buscan a sus hijos
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23 de julio de 2023 a las 05:00

Desde el 1° de enero de 2020, el día que desapareció Luis Antonio Rodríguez, otras 864 personas se sumaron al registro de personas desaparecidas en Guanajuato. En total, desde 1963, son 2.618 personas desaparecidas, según las cifras de la Secretaría de esa Gobernación.

Guanajuato es uno de los 31 estados que con Ciudad de México conforman el país. Está ubicado en la región centro norte de México y tiene algo más de 6.000.000 de habitantes, lo que representa el 5% de la población.

El Estado atraviesa una crisis de seguridad. En noviembre de 2022, una terrible imagen se vio en la ciudad de Irapuato: un perro llevaba una pierna humana en la boca. De inmediato, las autoridades tomaron ese dato como una pista y pudieron llegar a un terreno con 53 bolsas enterradas de restos humanos. La fosa común estaba al lado de una escuela.

En marzo de 2023, seis mujeres que caminaban juntas por la periferia de Celaya, dentro del estado de Guanajuato, fueron secuestradas. Unos días más tarde, fueron hallados sus cuerpos calcinados. El mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo: “Ahí, en Guanajuato, está nuestra preocupación.

Los cálculos indican que México acumula más de 110.000 desaparecidas. Desde hace décadas, pese al crecimiento económico, a la integración con Canadá y Estados Unidos, pese a la cultura floreciente del país, México es siempre citado como el caso emblemático del “Estado fallido”.

La búsqueda de los desaparecidos recae en las familias. Se acuñó el término de “buscadoras”, para las madres o hermanas que están detrás de los rastros de un ser querido. Sin apoyo del Estado, en su mayoría tienen que dejar sus trabajos para salir a rastrear al campo.

Delia Quiroa, líder del colectivo 10 de marzo, presentó la muñeca hecha con retazos de ropa de las madres buscadoras y una playera con la imagen de Roberto, su hermano, secuestrado en 2019 por el crimen organizado por no haber pagado el derecho de piso.

Pero el auge de “las buscadoras” llevó a que el crimen organizado vaya detrás de ellas. Uno de los casos es Catalina Vargas, una mujer de 60 años que dedicaba los días a buscar a su hijo. Fue vista por última vez el 17 de julio en León, ciudad del estado de Guanajuato.

En los últimos tres años, en Guanajuato, fueron asesinados dos hombres y tres mujeres que hacían de “buscadores” de sus propios hijos. Catalina Vargas es, por ahora, una desaparecida, al igual que el hijo que buscaba. La última asesinada fue Teresa Magueyal: un pistolero le disparó mientras iba en su bicicleta el pasado 2 de mayo en la ciudad de Celaya.

Hasta las Naciones Unidas reclamaron al gobierno federal y al estatal que tomen medidas para dar protección a quienes buscan a sus familiares o amigos desaparecidos.

Pero el Estado no reacciona. Luis Antonio Rodríguez Vargas, desapareció el 1 de enero de 2020. Tres años más tarde a la búsqueda de personas desaparecidas se suma su madre, Catalina Vargas.

Ella se había integrado al grupo Unidos por los Desaparecidos de León. Ahora sus compañeras de lucha también la buscan a ella. Rocío del Carmen Gómez, vocera del colectivo dialogó con el corresponsal de El País de Madrid y enfatizó que el Estado debe poner “un plan de acción estratégico e individualizado” para localizarla con vida.

Otras veces, ese grupo de búsqueda de desaparecidos sufrió ataques. El 2 de mayo, dos sujetos en una motocicleta dispararon a quemarropa a Teresa Magueyal y se dieron a la fuga. Doña Tere murió a pocas cuadras de su casa. Desde 2020 a su hijo José Luis Apaseo Magueyal, de 34 años, desaparecido en el mismo pueblo donde la asesinaron a ella.

El 6 de noviembre de 2022, María del Carmen Vázquez recibió varios disparos tras abrir la puerta de su domicilio, en Abasolo, también ciudad dentro de Guanajuato. Ella era buscadora de su hijo Ósmar Zúñiga Vázquez, de 21 años, desaparecido cinco meses antes.

En León, en octubre de 2020, asesinaron a Rosario Zavala, que había sido amenazada mientras buscaba a su hijo Yatziri, de 16 años. Su otro hijo, Ulises, también fue asesinado dos años después que su madre.

El caso de Javier Barajas tiene otra particularidad: logró encontrar a su hermana Lupita y al tiempo lo mataron en una plaza de la ciudad de Salvatierra, también en Guanajuato.

Jesús Peña Palacios, representante en México del alto comisionado de la ONU de Derechos Humanos, dijo esta semana: “Estremece recibir la noticia de otra madre buscadora asesinada en Guanajuato” al referirse a Teresa Magueyal.

“Ni la desaparición de su hijo, ni los riesgos que enfrentaron ella y sus compañeras en su exigencia de efectiva búsqueda, verdad y justicia, ni su asesinato tenían que suceder. Las familias merecen protección y justicia, no la muerte o la desdicha de morir sin saber dónde está su ser amado. Hay que frenar estos asesinatos”, expresó Peña Palacios.

Desde ya, Guanajuato no es la excepción. En otros estados mexicanos se replica la misma situación: familiares que salen desesperadamente y sin apoyo estatal a buscar a sus seres queridos que están desaparecidos y que ellos mismos sufren el mismo destino.

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