Víctor Hernández, su hermano y su abogado ante la Comisión Investigadora.

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Caso Carrera: la sospecha de quien disparó, algunos "manejos turbios" y el "Nobel de la Paz" para el senador

El civil que quedó parapléjico hace diez años en La Paloma por una presunta bala policial contó su caso en el Parlamento
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14 de diciembre de 2022 a las 09:19

El 11 de noviembre de 2012 había sido un largo de día de trabajo para Víctor Hernández. Se había levantado a las seis de la mañana para ir a trabajar. Ese día llegó a su casa en La Paloma a las seis de la tarde con su pareja, luego de realizar las compras. Hicieron la cena y comieron juntos cuando, cerca de la medianoche, sonaron dos disparos. 

Hernández salió a mirar. Escuchó música, que provenía desde el fondo de la casa vecina, donde vivía el comisario de la localidad, en la que se desarrollaba una "fiesta".  Cuando iba para retornar a su vivienda, escuchó otros tres tiros, uno de los cuales lo impacta. Mientras era asistido por su esposa, alcanza ver que la gente que estaba en la casa del comisario "sale corriendo por el corredor, apagan las luces, cierran los postigos y puertas y se esconden todos dentro de la casa. En ningún momento nadie cruzó a asistirme". 

Su esposa lo ayudó a entrar a la casa y llamó a una ambulancia. En primer anstancia fue asisitido en la policlínica local. Luego fue trasladado a Rocha, y finalmente derivado al Hospital de Clínicas. Así lo relató el propio Hernández en el Parlamento este lunes, al ser convocado para que contara su historia. La bala que lo hirió lo dejó para siempre en una silla de ruedas. Su caso motivó la creación de una comisión investigadora destinada a indagar en esos hechos, y que políticamente tiene en la mira al entonces director general del Ministerio del Interior, el actual senador frenteamplista Charles Carrera. 

Su hermano Daniel corroboró allí el relato. Cuando Víctor era trasladado a Rocha, dice que su madre intentó radicar la denuncia en la comisaría de La Paloma. "No lo logró porque no se podían mantener parados de la cantidad de alcohol que tenían arriba" afirma. En particular, en referencia al entonces subcomisario, Marcos Martínez. Finalmente hubo de concurrir a la seccional 1 de Rocha. 

Allí les llamó la atención una reunión en la que estaban presente la plana mayor de la Jefatura de Rocha. "Se notaba que algo había suceddo y que habían sido llamado de apuro", relata Daniel. "Quedaron sorprendidos cuando me vieron". 

A la comisión fue también el abogado de Hernández, Roberto Ferreira, que denunció que, en el expediente judicial, el horario de los hechos fue alterado. "Se corren para una hora y media después", dijo. "Eso permite que la persona que haya participado en el disparo y los que estuvieron en el lugar se pudieran retirar libremente". 

Ante la comisión, los hermanos realizaron duras críticas a la Justicia  y a la Policía de Rocha. "Es vergonzoso" dice Daniel, que habló de "manejos turbios", en torno al caso. Por ejemplo, cuando algunos vecinos de la cuadra tuvieron que ir a declarar a la comisaría. "Hubo una invitación - dijo un vecino -, un auto al día siguiente invitó a todos los vecinos de la cuadra a decir que no habían visto nada", afirmó. "Eso lo saben los vecinos de allí. Los invitaron a ser parte del silencio". 

Daniel hizo referencia allí a un "mito popular" en el departamento sobre el "mecanismo nefasto" de la Justicia de Rocha en caso en algún caso relacionado con la Policía local. "Yo jamás escuché en un informativo, que los miro para estar un poco informado, un procesamiento en el juzgado de Rocha en el que estuviera involucrada la Policía" afirmó. 

Su abogado, Ferreira, señaló además que la escena del crimen jamás se preservó. Allí habló de que el propio subcomisario Martínez - uno de los "sospechosos" -  recorrió con otros dos funcionarios el exterior de la casa de la que partieron los disparos "buscando algo".  Así lo reconocieron, dijo, varios vecinos. Eso fue, según su testimonio, una hora antes que arribara al lugar la Policía Científica. Como resultado, en su visión, es que la causa derivó en que ningún funcionario policial fuera procesado. 

"Sé quién disparó y lo voy a decir tal como lo sé", adelantó el abogado. Según contó, al asistir al estudio de una colega conversaron sobre el caso. La mujer le preguntó si determinada persona estaba el día de los hechos en la fiesta. Él le contestó que sí. Entonces la abogada llamó a esa persona y lo puso en altavoz. Esa persona, dijo, involucró a otro hombre  de apellido Forapagliero como el tirador, que durante la fiesta "estaba drogado hasta las patas".  Según el hombre del altavoz, el verdadero problema no era "el que pegaba los tiros" sino que en ese lugar "había gente que no debía estar allí, no era el ambiente adecuado". 

Ferreira admitió que, más allá de este relato, no tiene pruebas.  Por otra parte, el abogado señaló que la pericia que realizada en su momento por la división de Asuntos Internos del Ministerio del Interior estuvo lejos de cumplir con cualquier requisito científico. Al punto que esa propia dirección pensó en sancionar el perito que la realizó, que fue sumariado y que terminó renunciando. 

La bala que hirió a Víctor Hernández era de calibre .22. El mismo calibre que un rifle que estaba en poder de la comisaría, que pertenecía a un particular que desapareció sin que el subcomisario Martínez - que terminó sumariado por el hecho - diera cuenta de su desaparición. El efectivo fue sancionado con diez días de descuento salarial. 

Daniel Hernández, a su vez, hizo referencia al sereno que trabajaba en la terminal de ómnibus de La Paloma, que estaba ubicada en los fondos de la comisaría. Según contó, esa noche varios policías "desesperados" pasaron por la terminal y le dijeron: "ese tiro se te escapó a vos". La respuesta del hombre, un policía retirado fue: "soy un milico viejo, no me voy a comer esto". Según Hernández, esto se lo contó el propio sereno a la mujer de Víctor, y además se ofreció como testigo. Pero cuando tuvo que ir declarar, no asistió porque dijo haberse dormido. No volvió a ser citado. 

El cadete que entregaba los tickets

Víctor Hernández permaneció en el Hospital de Clínicas hasta el 24 de julio de 2013. Según su hermano, en ese período "aparece" alli el entonces director general del Ministerio del Interior, Charles Carrera. El jerarca, afirmó, "iba cada tanto" a interersarse por el estado de salud de su hermano. 

 Cuando quedaba poco para el alta, comenzó a discutirse un posible traslado al Hospital Policial. La idea original que se les transmtió era conseguir un lugar cercano a ese hospital para proseguir con la rehabilitación. Un "apartamentito" o "una pieza con baño para los dos". Siempre, dijo Daniel, las propuestas llegaban desde Carrera o de Stella González, la entonces titular de Asuntos Internos. "Que quede claro que toda la propuesta fue de ellos, no nuestra", dijo. "Acá nadie pidió nada y seguimos sin pedir nada". 

Finalmente, la opción fue el Policial. Daniel dice que su hermano no quería ingresar allí pero que el propio director, Pablo Anzalone, "bajó tres o cuatro veces" para convencerlo. Allí fue que Carrera - asegura -les da "dinero de su bolsillo". fueron, dijo, $ 10.000. "Esto te va a dar para algunos días", fue el comentario del entonces director general. Según relata, Carera allí le prometió que iría a gestionarles para el mes siguiente la entrega de "tickets canasta", por $ 20.000 mensuales. En este caso, también asegura que la propuesta partió del propio Carrera. "Nunca se le pidió nada", afirma. Efectivamente, según relata, se presenta en el hospital un "cadete" a entregarles los "tickets". Sucedió todos los meses, y les hacían firmar un recibo. 

Ante los legisladores, Daniel Hernández dijo no tener dudas de que, con toda esta ""caridad" se buscaba encubrir lo sucedido en La Paloma. "Fue demasiado grosero todo", afirmó. La atención, agregó, también incluía una camioneta con chofer para que los hermanos fueran a La Paloma a pasar las fiestas y luego retornaran. 

Todo siguió así hasta diciembre de 2016. Viajaron como siempre a La Paloma. Pero el 5 de enero de 2017, a diferencia de otros años, no los habían ido a buscar. Ese día ven llegar a su casa una ambulancia policial. Iban a llevarle las pertenencias que tenían en el hospital. En una de las bolsas les habían madado la historia clínica de Víctor. 

Hernández presume que el ministerio decidió concluir la "ayuda" ya que ese mismo diciembre ingresó a la Justicia la demanda civil que presentó Víctor contra la cartera. "Carrera está más para el Premio Nobel de la Paz que para senador de la República", concluyó. 

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