El plan -no confirmado aún- del viaje a Taiwán de Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja estadounidense, sigue provocando ansiedades y preocupaciones tanto en su propio país como en los círculos de gobierno de Taiwán, a lo que se agregan nuevas advertencias de China, en un tono significativamente más elevado.
Efectivamente, en Taipei se teme que la postura negativa de la Casa Blanca hacia las intenciones de Pelosi pueda generar controversias que a su vez comprometan la seguridad de Taiwán, ya que -según funcionarios del área de la seguridad nacional- el país podría verse entrampado entre el riesgo de ser castigados por Beijing y la posibilidad de que una eventual cancelación del viaje signifique de hecho darle a China la capacidad de influir en la política de Estados Unidos hacia Taiwán.
En las últimas horas, China ha hecho llegar en forma privada claras quejas a la administración Biden sobre la posible visita de Pelosi a Taiwán, haciendo sonar la alarma entre quienes, en la Casa Blanca, se oponen a dicha visita.
Si bien China ha expresado anteriormente fuertes advertencias sobre acciones de Estados Unidos con respecto a Taiwán, e incluso cuando se tuvo conocimiento de este posible viaje, Beijing amenazó con “fuertes medidas” si el mismo se concretaba, ahora el tono y contenido de la retórica sugieren una posible respuesta militar, aseguran fuentes familiarizadas con las expresiones públicas y privadas del gobierno chino.
Si bien China no ha sido explícita sobre una posible respuesta militar, sus opciones posibles serian impedir el aterrizaje del avión de Pelosi u otras acciones como la intercepción de su vuelo por aviones de combate.
El asesor en seguridad Nacional Jake Sullivan junto a otros miembros del Consejo Nacional de Seguridad se oponen al viaje por considerar que existe el riesgo de un aumento de las tensiones ya existentes en el área del estrecho de Taiwán.
El debate sobre el viaje también ha generado preocupación entre aliados de Estados Unidos que especulan sobre la posibilidad de que se dispare una crisis entre Washington y Beijing, que se sumaría en forma dramática a las tensiones desatadas por la guerra en Ucrania.
Otra señal de la creciente preocupación en la administración Biden estuvo marcada por el abrupto regreso a China del embajador norteamericano Nick Burns, quien se hallaba de visita en Washington, en parte para la preparación del encuentro telefónico que mantendrán Xi Jinping y Biden en los próximos días y en parte, seguramente por la creciente inquietud en torno al viaje de Pelosi.
La controversia sobre el viaje de Pelosi surgió a partir de que el Financial Times revelara el plan de su viaje a Taiwán para demostrar el fuerte apoyo norteamericano a la isla en su conflicto con China y tuvo desde el primer momento la oposición de la Casa Blanca.
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