Cinco canciones para recordar a Washington Benavides

Benavides era un prolífico escritor y letrista, pero no solo componía para él. En ocasiones escribía textos con la intención específica de que los cantaran otros artistas. Por ejemplo, Gastón "Dino" Ciarlo tiene en su casa en Dolores una hoja mecanografiada en 1981 y firmada por Benavides con una letra a la que aún no ha logrado ponerle la música adecuada.

En una entrevista realizada por El Observador en 2014, el sobrino de Benavides, Carlos, explicó cómo era el formato de trabajo en casa del Bocha, como se conocía al artista. "Aquello era como un taller, nosotros íbamos a su casa después del estudio y él ahí tenía los textos y se los daba a cada uno. Íbamos a los cuartos de la casa y trabajábamos la melodía que después poníamos en común, para hacerle correcciones. Y lo que sacamos en conclusión es la responsabilidad, el estudio y el trabajo. No hay que dar nada por sentado, hay que trabajar y estudiar. Esa fue la enseñanza que sin pretenderlo nos dio Washington".

Tanto solo como acompañado, y con mayor frecuencia en voces ajenas, Benavides fue el responsable de estas canciones.

Carlos Benavides le puso música a su canción más popular, cuya letra había sido escrita por su tío. Esta milonga fue una de las canciones claves del Canto Popular, y narra la historia de amor entre un soldado de Aparicio Saravia y una joven a la que deja atrás para ir a pelear junto al caudillo.

Más tarde sería versionada por Alfredo Zitarrosa, que colaboró en la grabación original del tema, prestando incluso un guitarrón "que nunca sacaba de su casa", según Carlos Benavides, para que fuera tocado en el estudio.

Un caso más de una letra de Benavides musicalizada por otro artista, en este caso por Eduardo Darnauchans, de quien fue una de las canciones más conocidas. Bandas de rock como Buitres y No Te Va Gustar la han interpretado en vivo y en estudio (de hecho, la versión de Buitres es la banda sonora de los premios Graffiti).

Esta polca fue una de las primeras canciones grabada por el dúo Larbanois (de Tacuarembó, al igual que Benavides) y Carrero. Se trata de una música popular a la que Benavides puso una letra que cuenta el encuentro, el enamoramiento y la separación de una pareja durante un baile en Cañas (una localidad cercana a Tacuarembó).

Compuesta por Benavides y Eduardo Larbanois, fue grabada por Alfredo Zitarrosa en 1982 durante su exilio en México y dio nombre a un disco editado en Uruguay en 1994. Zitarrosa grabó numerosas composiciones y poesías de Benavides, la mayoría de las cuales se encuentran en el disco Desde Tacuarembó.

Acreditada a Benavides y Daniel Viglietti, esta canción se estrenó en 1970 en el disco Canto libre. Habla de un hombre que se encuentra en un territorio ajeno, pero que busca un lugar que considera ideal y, aunque no sabe si existe, está dispuesto a ayudar a crearlo si es necesario.