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Coco Rodríguez entrena goleros y pesca en el golfo

Vive en un país donde las temperaturas no bajan de 35 °C, pero igual se cocina guisos y estofados
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15 de octubre de 2018 a las 12:22

Vestido con la túnica blanca y larga que usan los árabes y que le obsequió el club hecha a medida, Jorge “Coco” Rodríguez se saca fotos y las envía a sus amigos de Uruguay. Sabe que del otro lado del mundo le van a llover las bromas, pero él se divierte de lo lindo. “Me dicen ‘enfermero’, ‘heladero’ y hasta ‘papa negro’” cuenta el actual entrenador de goleros de Al-Ittifaq de Arabia Saudita, integrante del cuerpo técnico que encabeza Leonardo Ramos. Y se ríe, como se ríen Ramos y sus ayudantes cuando se reúnen en el vestuario y Coco les cuenta sus andanzas en Dammam, la ciudad donde viven desde agosto pasado. 


“Sabés que compré una caña y fui a pescar a las aguas del golfo, que son recelestes y acá no van a tirarse a la playa, meten mucha piscina. No sé qué pescado saqué, pero lo metí en el horno y me quedó riquísimo”, contó a Referí. Vive en un barrio privado y él mismo se cocina: “El otro día me hice un puchero que me quedó espectacular. Me hago estofados, guisos. Voy al super y trato de moverme, hay una carne de exportación que no sé si es de vaca, de perro o de camello. Pero bien condimentada queda rica”, dice.


La esposa e hijos de Rodríguez se quedaron en Montevideo “porque mi señora es profesora y mis hijos están en el colegio, por lo que opté por la educación de ellos, que terminen tranquilos, porque acá en el fútbol nunca se sabe cuánto podés aguantar. Ramón Díaz, tan famoso como es, estuvo un partido y lo echaron”. 


Así que está solo, en un apartamento que tiene tres habitaciones y tres baños, más el comedor y la cocina, pero lo que le llama la atención es que “hay aires acondicionados en todas las habitaciones, una cosa de locos, nunca vi tantos aparatos en una casa,  y están prendidos todo el día. Así que puedo tomar mate tranquilo”.


De otra forma, debido a las altas temperaturas, sería imposible beber agua caliente. “Hay entre 35 y 45 grados. Tenés que estar encerrado porque en la calle no aguantás. La gente sale cuando baja el sol, parecen mutantes”. Por eso los entrenamientos y los partidos son por la noche.


Y otra cosa que le llamó la atención son los rezos: “Rezan siete veces al día, a las tres de la mañana, a las siete de la tarde, a las 11... Hay mezquitas en todas las cuadras y a la hora del rezo suenan los parlantes y paran todo, paran de entrenar y se ponen a rezar en el borde de la cancha. En los partidos tratan de jugar a la hora que no rezan. Dura unos 20 o 25 minutos y con Leo nos quedamos hablando entre nosotros. La fidelidad que tienen con Alá es increíble”.


Con el auto que les dio el club a cada uno de los integrantes del cuerpo técnico y el GPS, Coco se mueve en la ciudad, aunque también se pierde: “El otro día llevé a la familia del profe a andar en camello y me mareé, me perdí porque las calles son todas parecidas. Hasta que encontré la autopista”. Andar a camello es un entretenimiento similar a “alquilar caballos en el Parque Rodó. Es un desierto, hay médanos y también se puede andar en cuatriciclos”.


En el club tienen tres traductores a disposición: un egipcio, un marroquí y un saudita que habla castellano, “pero yo le meto un poquitito de inglés y ya aprendí algunas palabras en árabe para que los goleros me entiendan… Y algo de uruguayismo”, dice y se ríe. 


Los jugadores no son profesionales 100% y se nota en la dieta. “Leo les pide un menú de deportista porque la alimentación de ellos no es buena, es uno de los problemas que tienen. Comen cualquier cosa, mucho picante, papas fritas, milanesas fritas, todo entreverado. No comen pollo con arroz o con fideo. Leo puso un menú para que los jugadores se sientan bien porque son muy flacos”. Otra cosa que le llamó la atención es que “comen con la mano y generalmente en el suelo, con las piernas entrecruzadas”.


Cuenta que como espectáculo el fútbol árabe “es muy bueno” porque “copia mucho de la Eurocopa, la ceremonia, le dan color. Dinero no les falta, en infraestructura tienen todo, los jueces son europeos y hay ocho jugadores extranjeros por equipo”.


La última fecha del campeonato es el 29 de diciembre y para el 24 espera a su familia, aunque allá no se festeja y menos se toma alcohol. Aunque les puede preparar un buen pescado del golfo.

Atiende a sus alumnos desde Arabia 

Desde hace cinco años Jorge tiene una escuela de goleros en Montevideo, con más de 60 alumnos que tienen entre 5 y 45 años. Está ubicada en la cancha del Rocha, frente al ANTEL Arena. En campo trabaja un socio, pero él tiene una línea abierta en Arabia para atender los mensajes de los padres o los propios goleros. “Hay uno de 45 años que juega en la Liga Montevideo, hay muchos arqueros de baby, del fútbol amateur, de formativas de los clubes que no tienen entrenador de arquero y otros de Primera que quieren pulir algún tema técnico”. Desde allá controla todo, a pesar de las seis horas de diferencia.

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