“No te asustes porque es un auto extraño”, dice a modo introductorio Fernando Álvarez, un técnico informático que vive en Reducto.
Los fabricantes se empeñan en desarrollar nuevas tecnologías para tentar a los compradores a adquirir nuevos vehículos. Pero Fernando desafía al pasado y “refabrica” su viejo Renault Megane de 2006 con intervenciones que lo hacen un verdadero auto inteligente.
Con más de 317 mil kilómetros a cuestas, el coche de Álvarez no recibe el mantenimiento tradicional. La madre de todas sus intervenciones es que el vehículo cuenta con wifi propio. A diferencia del de un hogar, el auto tiene un router, que recibe la señal de un chip 4G comprado a una proveedora, y que está instalado debajo de la guantera. “Cuando apago el motor, se apaga el wifi”, asegura y lo demuestra.
Debajo del espejo retrovisor hay una pantalla DVR (en inglés Digital Video Recorder). Esta registra todos los movimientos que hace el auto gracias a la cámara delantera y trasera. Las imágenes se almacenan en una memoria micro SD. Todo tiene una finalidad: le proporciona contenido de prueba para reclamar ante algún accidente o una supuesta infracción. “Sirve para demostrar, por ejemplo, que no pasé un semáforo en rojo”, dice.
Tiene, por supuesto, una tableta “común y silvestre” con la que accede a Waze y Spotify. Posee una conexión por Bluetooth con la radio del auto.
El auto está conectado con su casa, también inteligente. Significa que puede abrir y cerrar de manera remota el portón con la tableta de su vehículo: cuando está por llegar a su hogar, abre una aplicación y presiona “abrir garaje”. Cuando llega, no tiene que esperar. “El tiempo que yo estoy expuesto en la calle es casi cero”, cuenta. Cuando entra se activa una luz porque, por supuesto, hay sensores de movimiento en ese recinto. Con la tableta también puede activar y desactivar la alarma de su casa y ver qué está sucediendo dentro de ella gracias a las cámaras que ya tiene instaladas.
En el parabrisas del Renault Megane hay un monitor holográfico, un tipo de pantalla que utiliza difracción de luz para crear una imagen en el vidrio del vehículo. “Es un aparato para autos chinos, pero yo lo modifiqué”, cuenta. Allí ve las revoluciones, la velocidad, la temperatura del aceite y la cantidad de kilómetros que le quedan de combustible. Todo es configurable con un botón. También tiene funciones auditivas: cuando llega a los 60 y 120 kilómetros le avisa con un sonido que superó esas velocidades.
Este aparato está conectado de manera inalámbrica con sensores situados en las válvulas de las ruedas. “Ellos informan qué temperatura tienen los neumáticos. Además, hacen sonar una alarma e informan que alguno puede estar perdiendo presión”, comenta.
Fernando quiere instalarle un interruptor GSM. ¿Qué es? Es un chip capaz de acatar instrucciones a distancia. “Le puedo mandar un mensaje y pedirle que se apague o se prenda”, cuenta.
“El auto estará conectado a una interfaz que cuando reciba un mensaje desde un número específico, cierra o abre un circuito”, afirma.
El interruptor viene con un GPS incluido, entonces el usuario puede saber en tiempo real dónde está el auto. Además, si el coche se mueve, o alguien lo toca, le manda mensajes de texto a su dueño avisando de alguna anomalía.
Si bien es muy poderoso, “lleva mucho trabajo instalarlo”, agrega.
Estos aparatos se venden en Mercado Libre. “Pero son cosas sueltas que no dicen nada. La cuestión es conectarlas para el propósito que vos estás necesitando”, concluye.
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