Con foco en el triple impacto: el desafío de innovar y crear valor

En el último tiempo hubo una gran evolución en el desarrollo de las empresas con foco en el triple impacto, según la cofundadora de Sistema B en Uruguay, Giselle Della Mea. El motivo lo encuentra en la cercanía que se estableció entre sustentabilidad e innovación. “Cuando se empezaron a juntar las dos vertientes, algunos sectores productivos incorporaron el triple impacto en la propuesta de valor”, afirmó la también creadora de la empresa B 3Vectores.

Un ejemplo es el banco Itaú. La gerente de Sustentabilidad, Marketing y Comunicación Corporativa y directora ejecutiva de Fundación Itaú —oradora en el panel número tres—  Lucía Cabanas, sostuvo que la institución financiera incorporó un área de sustentabilidad hace siete años, pero no fue hasta hace poco que comenzaron con un cambio de paradigma. Actualmente, el banco trabaja para que el triple impacto este en el centro, y el primer paso que dieron en este sentido fue estudiar su impacto en el mundo a través de indicadores de sustentabilidad. Ya hicieron cinco reportes con el objetivo de seguir incorporando estrategias sustentables.

Pero además de empresas que están en un proceso de transformación para crear valor integral en el mundo, están aquellas que surgieron con ese propósito. 

Es el caso de Sebastián Figuerón que en 2002 fundó una empresa —actualmente certificada como empresa B—, especializada en la cosecha de hojas verdes en agua: Verdeagua Hidroponia. 

“Es un ejemplo de desarrollo sustentable temprano”, sentenció la moderadora de la conversación, Carina Novarese. Inició como un pequeño emprendimiento, pero a lo largo de los años el negocio fue creciendo, y actualmente la empresa produce 500 toneladas de alimento en Uruguay. Según Figuerón, hay una realidad en el mercado uruguayo que incentivó esta consolidación: “Antes, el consumidor agradecía la producción con triple impacto. Ahora, la demanda”, explicó.

Otro ejemplo es Oxychain que también se creó como una empresa enfocada en la sustentabilidad, pero vinculada a la tecnología. René Labarthe la fundó en 2020, luego de haber querido estudiar la huella de carbono digital en el último tiempo: “Vi que estaban los problemas de siempre —transparencia, trazabilidad, etc.—, y tiene que ver con que la unidad de medida es la tonelada”, señaló. “Toda aquella acción que está por debajo de la tonelada queda fuera de la contabilidad”, explicó en el summit. 

Entonces, apoyado en la tecnología de la web 3.0 desarrolló —junto al equipo de Oxychain—una  interfaz de programación de aplicaciones para la medición de pequeñas acciones digitales. Estas demostraron por ejemplo, que el hecho de que haya una gran cantidad de contenido disponible para que un usuario pueda acceder a este cuando quiera implica estar constantemente consumiendo energía. 

El valor de la empresa es su propuesta para los clientes, que es un proceso de tres instancias para disminuir la huella de carbono digital: medición, compensación y regeneración en el ecosistema. 

Luego de haber escuchado a los representantes de las diferentes empresas, Della Mea dio cierre al panel asegurando: “Ojalá que todas las empresas sean B”. Concluyó asegurando que es fundamental ir hacia un descenso energético, porque el mundo no va a dar abasto para mantener los niveles actuales aunque sea a través de energía renovable.

El evento fue moderado por la periodista Carina Novarese y contó con el respaldo de Latin Securities, Hey Now, ANII, Itaú, Andersen y Coca-Cola Uruguay.