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Con el gobierno y la oposición a pleno, UPM "celebró" inauguración de su segunda planta
Luis Lacalle Pou estaba terminando de saludarse con las autoridades de UPM que habían llegado expresamente de Finlandia cuando uno de los gerentes de la empresa hizo un gesto de alivio y satisfacción.
Habían pasado más de siete años desde el comienzo de las negociaciones, había cambiado de signo el gobierno de Uruguay, había ocurrido una pandemia, y una guerra había amenazado con detener las cadenas de producción.
Había pasado todo eso, pero la planta era una realidad.
Entre tambores y tango, UPM "celebró" –el verbo repetido por autoridades y jerarcas– la inauguración de su segunda planta, que se llama Paso de los Toros pero que en realidad queda en Centenario, el pueblo vecino de Durazno que está separado por el río Negro.
La inauguración reunió a centenares de empresarios, buena parte del gabinete de Lacalle Pou y también a varios jerarcas de la administración de Tabaré Vázquez que negociaron el proyecto.
"Los gobiernos en Uruguay no tienen complejos refundacionales", dijo el mandatario en un breve discurso al final del evento, tras recorrer la planta.
Lacalle Pou había escuchado con atención previamente al presidente del directorio de UPM, Henrik Ehrnrooth, decir que Uruguay era un "país confiable" para hacer negocios por lo que quiso hablar como "jefe de Estado" más que de gobierno, una posición que suele asumir principalmente cuando está en el exterior.
"Eso que parece obvio aquí, en el mundo genera confianza. Podrán haber cambios de gobierno, pero en Uruguay hay una Constitución, hay leyes y contratos que siempre se van a respetar. Uruguay tiene una trayectoria y una tendencia de asociarse, de ser acompañado por empresas exitosas", dijo entonces.
A diferencia de la jornada en el puerto –cuando se inauguró la terminal especializada en celulosa–, Lacalle Pou no invitó a ningún integrante de la administración Vázquez a participar del corte de cinta.
Carolina Cosse, Álvaro García, Víctor Rossi y Ernesto Murro, entre otros, observaron todo el evento desde la cuarta fila, por detrás de tres hileras de jerarcas de UPM y el gobierno.
Tras el elogio a la continuidad, el mandatario deslizó elípticamente una crítica a la oposición, al señalar tres "hitos" en el camino de la inversión: la ley forestal (1987), la ley de puertos (1992) y el tratado de inversiones firmado durante el gobierno de Jorge Batlle, que no fueron respaldados por la coalición de izquierda. "Mi madre siempre me decía que ‘una realidad dicha antes de tiempo se convierte en una herejía’. Uno tiene la opción ante esa disyuntiva, no decir lo que pensás, sentís o ser un hereje", expresó.
Las diferencias habían aflorado minutos antes, cuando el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, le habló directamente a su "amiga" Cosse.
"Carolina, tú y yo en algún momento hemos puesto algún reparo o hemos parado un poquito la obra. Está bien que tengamos nuestros principios y nuestra firmeza, pero esta obra implica el crecimiento y el desarrollo de todo el país. En algún momento tuve que sacarme la venda para poder ver con grandeza lo que va a ser el futuro venturoso que nos espera a todos. Y aquí vamos a estar todos, codo a codo y hombro a hombro, mirando un mismo horizonte, que es un horizonte de progreso para nuestra gente”, afirmó.
Como se sabe, la producción de celulosa será transportada al puerto en tren, una obra paralela realizada por el gobierno que se ha demorado más de lo previsto y que esperan esté pronta a fines de este año.
El comentario de Vidalín apuntaba a que en las últimas semanas trascendieron algunas diferencias entre el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), la Intendencia de Montevideo (IM) y el Consorcio Constructor del Ferrocarril Central (CCFC) que complican la finalización del último tramo.
De hecho, Falero dijo en rueda de prensa que si él hubiera sido el ministro cuando se definió la obra, el tren tendría otro trazado e iría por un camino que pasara por menos ciudades y pueblos.
Como senador, Lacalle Pou criticó el contrato firmado por Vázquez, y ni bien asumió la Presidencia inició una renegociación que terminó con algunos cambios en la financiación de obras conexas al proyecto.
Por eso, así como destacó la continuidad (pidiendo imaginarse que a su costado estaban Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera, Jorge Batlle, Tabaré Vázquez y José Mujica), reconoció las "tensiones" durante las negociaciones aunque valoró que "lo importante son las resoluciones de esos conflictos amparados por la ley y un contrato".
Empleo y exportaciones
Según informó el vicepresidente de Operaciones de UPM Uruguay, Marcos Battegazzore, la planta tiene actualmente mil empleados.
La empresa detalló que el emprendimiento genera en total 7.000 empleos directos y 10.000 indirectos a través de los puestos en la cadena de valor e implicará US$ 290 millones en salarios netos por año.
A su vez, subrayó que más de 20.000 uruguayos participaron de la construcción y 600 medianas y pequeñas empresas. Producirá 2,1 millones de toneladas de celulosa por año y consumirá más de 7 millones de metros cúbicos de madera. Impactará en el Producto Bruto Interno (PBI) uruguayo en 3,4%, previendo el crecimiento de sus operaciones.
El ministro de Industria, Omar Paganini, calificó a la planta como “la mayor inversión productiva" del país y lo atribuyó a las garantías sociales, ambientales y económicas que ofrece Uruguay, así como por la altísima calidad de la cadena forestal-maderera. “Estamos seguros de que Uruguay puede ser un jugador en este mundo nuevo de sostenibilidad, de tecnología, de nuevos productos, pero también de democracia plena y de imperio de la ley”, afirmó.
Por último, Lacalle Pou señaló que al ser de última generación, la planta no generará problemas ambientales y destacó la concepción nacional apegada al cuidado ambiental con procedimientos y procesos de mitigación. Dijo que Uruguay, en todo lo relacionado con la industria, tamiza la sustentabilidad ambiental porque "protege el ecosistema y piensa en las nuevas generaciones".
