Daniel Barenboim, padre de Michael y fundador de la orquesta.

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Con jóvenes israelíes y palestinos, Michael Barenboim dio su primer concierto tras el ataque de Hamás a Israel

Fue esta semana, cuando también se reanudaron las clases en la academia creada en Berlín por el pianista y director argentino Daniel Barenboim y el escritor palestino Edward Said
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27 de octubre de 2023 a las 05:03

Michael Barenboim, decano de la Academia Barenboim-Said, se encontraba en Viena cuando Hamás atacó Israel el 7 de octubre.

Al día siguiente, regresó a la escuela de música, en Berlín, consciente de que el desarrollo de los acontecimientos afectaría directamente a sus alumnos, muchos de los cuales son israelíes y palestinos.

"La tensión se podía sentir en el aire", recuerda de sus primeras impresiones al volver a la academia de música.

El nuevo semestre estaba por comenzar en diez días después de los ataques y los nuevos estudiantes recién habían llegado para participar en una semana de orientación.

Muchos de ellos trataban de averiguar qué estaba pasando en sus casas y con sus familias mientras se adaptaban a su nuevo entorno en la capital alemana.

Dos semanas más tarde, el último lunes 23 de octubre, la joven orquesta de la academia dio su primer concierto del semestre, en la sala Pierre Boulez del conservatorio.

Antes guardaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de esta nueva confrontación.

También emitieron una declaración por la paz y la comprensión entre dos pueblos obligados a convivir en un mismo territorio.  

Música por la paz

La Academia Barenboim-Said no se parece a ninguna otra institución del mundo.

Inaugurada en 2015 por el padre de Michael Barenboim, el afamado director de orquesta y pianista Daniel Barenboim, fue concebida como una continuación de la misión que el músico argentino desarrolló con el fallecido teórico literario palestino-estadounidense Edward Said, con su Orquesta West-Eastern Divan, que reúne a jóvenes músicos árabes e israelíes.

El plan de estudios de la academia de música incluye también una importante atención a los estudios de humanidades.

Junto con su formación musical, los estudiantes se reúnen para aprender filosofía e historia, inspirados por la creencia de Edward Said de que "el humanismo es la única -me atrevería a decir que la última- resistencia que tenemos contra las prácticas inhumanas y las injusticias que desfiguran la historia de la humanidad".

En la actualidad, la academia de música reúne a jóvenes israelíes y palestinos, así como a jóvenes músicos de Irán, Líbano y Siria.

Otro 20 a 25% de los 80 alumnos son de fuera de Oriente Medio, lo que crea una cantera de jóvenes talentos "de 27 naciones", asegura la directora de la academia, Regula Rapp.

Unidos por la paz

Los estudiantes emitieron una declaración compartida en el programa de su concierto del 23 de octubre, que se abrió con un minuto de silencio.

"Para muchos de nosotros, es muy difícil dar un concierto en estos momentos. Pero, incluso en esta hora tan oscura, seguiremos los pasos de nuestros fundadores, Daniel Barenboim y Edward Said", dijo la proclama.

Para el propio Daniel Barenboim, estos ideales deben perseguirse, ahora más que nunca.

"Nuestro mensaje de paz debe ser más fuerte que nunca. El mayor peligro es que todas las personas que tan ardientemente desean la paz se vean ahogadas por los extremistas y la violencia", escribió el músico en una declaración previa al concierto.

"Ambas partes deben reconocer a sus enemigos como seres humanos e intentar empatizar con su punto de vista, su dolor y sus penurias. Los israelíes también deben aceptar que la ocupación de Palestina es incompatible con esto", añadió el músico, que nació y vivió su infancia en Buenos Aires para luego nacionalizarse en Israel.

Convivir con el otro

Como señala Michael Barenboim, hay pocos lugares en el mundo donde palestinos e israelíes colaboren tan estrechamente como en la Academia Barenboim-Said.

"Por supuesto que este concierto no traerá la paz, eso no lo piensa nadie", admite.

"Pero es una forma alternativa de pensar en cómo puede convivir la gente en una región, un enfoque que no implica bombas y armas, sino cooperación y diálogo, y escucharse unos a otros", añade.

Tomar el ejemplo de la música, enfatiza, donde “escucharnos unos a otros es lo más importante".

(Con información de DW)

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