Cerciorarse de que la playa tenga guardavidas, prestar atención al color de la bandera y respetar las señalizaciones de zonas peligrosas son el abecé para prevenir ahogamientos durante el verano. Aunque las recomendaciones puedan parecer obvias, lo cierto es que en Uruguay muchos no les dan importancia a estas señales a la hora de ingresar al agua.
De hecho Uruguay presenta una de las tasas más altas de América Latina de muertos por ahogamiento, fenómeno que afecta principalmente a la población más joven. Entre 2009 y 2016 murieron por ahogamiento 174 personas menores de 19 años.
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Lo cierto es que la gran mayoría de las muertes que ocurren en el agua son prevenibles y para eso Carlos Curbelo, coordinador de la brigada de guardavidas de Maldonado, dio algunos consejos a tener en cuenta.
La presencia del guardavidas siempre es una garantía. Su rápido accionar puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, más si se tiene en cuenta que en caso de ahogamiento la persona debe ser sacada del agua antes de los cinco minutos. Además de conocer las técnicas de rescate, los guardavidas también están entrenados en primeros auxilios para actuar en diferentes situaciones.
También se la conoce como corriente de resaca y se produce cuando el agua retrocede desde la costa hacia el fondo del mar. Por la fuerza que tiene, puede ser peligrosa para los bañistas porque son arrastrados aguas adentro. Cuando esto ocurre, la reacción instintiva es nadar contra la corriente hacia la orilla, pero esa es la peor opción porque no se logrará avanzar y en el intento puede morir ahogado. ¿Qué hacer entonces? Lo recomendable es nadar en paralelo a la orilla, alejarse hasta salir de la corriente y volver a la costa, tal como lo indica el cartel en la foto. Si no logra escapar de esta forma, lo que recomiendan los rescatistas es mantenerse a flote pataleando para no agotar el cuerpo y las energías hasta que pueda salir o pedir auxilio.
Otras señalizaciones que pueden encontrarse en zonas peligrosas están vinculadas, por ejemplo, a la profundidad, la presencia de rocas o restos hundidos que también pueden ocasionar accidentes en el agua.
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