Tras el descenso observado en 2020 como consecuencia de las restricciones impuestas por la pandemia, el consumo de cerveza repuntó el año pasado y retornó a niveles observados previo a la llegada del covid-19 al país.
Con bares, restaurantes y fiestas que lentamente fueron retornando a la normalidad, en 2021 el consumo de cervezas totalizó 102,5 millones de litros y creció 7,5% respeto al año anterior. Además, esa cantidad fue levemente superior a los 102,1 millones de litros registrados en todo el 2019, según los datos de volumen físico comercializados en el mercado local y declarado por fabricantes e importadores ante la Dirección General Impositiva (DGI) para la determinación del Impuesto Específico Interno (Imesi).
El consumo de cerveza también cortó con dos años consecutivos de caída, aunque se mantuvo por debajo del récord de 108 millones de litros que se había alcanzado en 2018.
De las cifras de DGI también se desprende un nuevo crecimiento de la cerveza importada. El año pasado alcanzó los 35,5 millones de litros y aumentó por tercer año consecutivo, con una participación de 34,6% sobre el total. Es decir, algo más de 3 de cada 10 litros degustados llegó desde el extranjero. En tanto, la participación de producto nacional fue de 67 millones de litros.
El consumo de agua mineral se retrajo por tercer año consecutivo (-3,1%) con 328,7 millones de litros. De todas formas, vale destacar que los volúmenes de consumo siguen muy por encima que hace una década atrás. Entre 2011 y 2018 el crecimiento fue constante y se pasó de unos 220 millones de litros anuales a 360 millones de litros, según datos de DGI procesados por El Observador.
Una explicación posible pasa por los cambios en los hábitos de consumo de la población a favor de productos más sanos. También hay que tener en cuenta los problemas que se han dado en el último tiempo con el agua potable de OSE. En muchos hogares ha dejado de consumirse esa agua y se sustituye por aguas minerales envasadas.
Y en el rubro de bebidas cola y refrescos el consumo volvió a crecer luego de seis años consecutivos a la baja. El año pasado las ventas totalizaron 291,3 millones de litros y se expandió 3,3% respecto al primer año de la pandemia (2020), cuando ese segmento mostró las menores cifras de consumo desde 2009. Los números de 2021 fueron también levemente superiores a los registrados en 2019 previo a la pandemia (286 millones de litros). Aun así el volumen de consumo se mantiene lejos del pico registrado en 2014 con 338 millones de litros.
En tanto, las bebidas en base a jugos que habían sido las únicas que habían aumentado en consumo durante el primer año de pandemia cayeron. En 2021 la retracción fue de 3% y el consumo se situó en 210 millones de litros, aunque el volumen fue levemente superior al de 2019 previo a la crisis. En esta categoría están las bebidas con un 10% como mínimo de jugo de frutas, o 5% si se trata de limón, según la clasificación de la DGI.
Mientras la demanda de cerveza había caído y el whisky se había mantenido sin grandes cambios, en el primer año de la pandemia el consumo de vino había sido el gran ganador. Las personas pasaron más tiempo en sus casas y el consumo de vino nacional a nivel local trepó a 69,1 millones de litros, el mayor registro desde 2013. Sin embargo, durante 2021 esa tendencia se corrigió y el consumo registró un leve descenso de 5,5%, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) que publicó El País semanas atrás.
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