Álvaro Rodríguez, el delantero de Real Madrid Castilla y quien ya entrenó con Carlo Ancelotti, Federico Valverde y todas las estrellas de Real Madrid en el primer equipo, fue la gran figura de la selección uruguaya sub 20 en la goleada de atrás ante Bolivia por 4-1 este jueves en el Campeonato Sudamericano de la especialidad.
Jugó contra Chile como titular y fue sustituido a los 64, luego no estuvo en la goleada sobre Venezuela por 3-0 y ante los bolivianos, partido que los celestes jugaron con nueve cambios, volvió a la titularidad y cumplió con creces con un hat trick, por lo que se llevó la pelota.
Su padre, Daniel “Coquito” Rodríguez, quien fuera campeón de la Copa Libertadores de América dos veces con Peñarol, en 1982 y 1987, y también ganador de la Copa Intercontinental 1982 contra Aston Villa, vivió el partido de una forma muy especial a la distancia.
“Estoy preparando las valijas porque ya viajo hacia Colombia para estar con él y ver los partidos que le restan a Uruguay en la segunda fase. Lo voy a esperar en Bogotá porque llegan el domingo”, comentó Coquito a Referí.
Y admitió cómo vio el encuentro de su hijo: “Lo viví muy tranquilo. Lo único es que como no había jugado mucho, todo el mundo estaba especulando que era un paquete y yo estaba tranquilo porque sé lo que puede dar mi hijo”.
Coquito dijo a su vez: “Aparte, había hablado un día antes y me dijo: ‘La voy a romper papá, si me pone, la voy a romper’, y yo le dije que confiaba en él”.
Consultado acerca de qué sintió luego de verlo a la distancia convertir tres goles en un mismo partido con la camiseta de Uruguay, el exfutbolista sostuvo que “con el corazón en la mano, te digo que sentí paz, porque sé lo que es mi hijo y lo que ha logrado hasta ahora que es muy difícil de lograr y sabía que este momento le iba a llegar en la selección. No estábamos preocupados ni yo ni él, porque tiene mucha confianza en sí mismo”.
En estos pocos días en Cali, Álvaro le contó a su padre que hizo amistad con muchos jugadores, le gusta el grupo que está muy fuerte. No hay celos de nada.
“Lo festejé muchísimo porque se me vinieron muchas cosas en la cabeza de cuando yo lo empecé a entrenar en Palamós, España, de cuando estaba lloviendo y le pedía que se quedara y yo me iba a correr y él salía conmigo pese a que la mamá no quería. Esas cosas son las que lo hicieron llegar a donde está, de sufrir y de llegar”, añadió.
Coquito explicó que “nadie sabe lo que él pasó. De pequeño me seguía a todos lados, también con nieve. Y él iba e iba. Ya tiene algo que es muy importante que sabe lo que es sufrir y estar calladito la boca, porque sabe que va a llegarle la oportunidad”.
“Ojo, no logró nada, es un partido más y hay que seguir, y él quiere a Uruguay y también piensa en llegar a la selección mayor algún día”, contó.
Luego del partido de este jueves y los tres goles, ambos hablaron por teléfono. Cabe recordar que Álvaro nació en España. “Me dijo que se le está cumpliendo un sueño. Escuchar ese himno, lo tocó en el corazón, me lo dijo él. Yo le había dicho que le iba a pasar. Aparte lo sabe mejor que yo (se ríe)”.
“Mi consejo fue darle tranquilidad de que no hay nada hecho. Fue un partido importantísimo para el equipo y para él, pero no han ganado nada y él tampoco. Es muy importante para él porque tres goles no se hacen todos los días, pero es importante el triunfo y también que tiene ganas de ser campeón y que quiere ser el goleador del campeonato”.
Álvaro hasta ahora nunca jugó en la altura, serán sus primeros partidos, “pero bueno, se tiene que adaptar a todo”.
Coquito quiere dejar claro un tema: “Que la gente sepa que él es uruguayo más que yo”.
“Gente del fútbol y fuera del fútbol me manda mensajes y lo ven una buena persona, que es uruguayo de verdad, pese a que nació en España y en Barcelona, nada menos”, expresó.
Según Coquito, “Álvaro quiere y desea que Uruguay vuelva a ser Uruguay en los mejores aspectos, lo que vivió cuando era chico y yo aún jugaba. Él quiere ser protagonista de eso. Siente los colores de Uruguay como nadie”.
Sobre los momentos duros que vivió su hijo, el exfutbolista de Peñarol explicó que “cuando yo me vine para Uruguay y él se quedó allí con 12 años, fue complicado. Yo le daba consejos por teléfono, recibió consejos de gente, buenos y malos, pero cuando a un niño lo rodea mucha gente y le hablan mucho, acertar con quién hablar e ir por el camino correcto, es difícil y él lo hizo solo ese camino”.
“Estos cinco años no han sido fáciles para él. Pero respetó mis consejos como padre”, añadió.
Coquito recuerda que él lo entrenaba ya de chico. “Le hacía hacer las cosas más difíciles, correr a tal ritmo y lo hacía a rajatabla. ‘Estoy muerto. Papá’, me decía. ‘Esto es el fútbol, si querés ser futbolista, esta es una parte muy importante que es que vas a sufrir’, le contestaba yo. Por eso estoy tranquilo, porque él ya aprendió en silencio todo esto. Me lo llevaba a La Arboleda que es un bosquecito de Palamós cerca de Barcelona, terminaba casi llorando del sacrificio físico y así fue como aprendió. Como me pasó a mí en mi época. Si quería algo tenía que hacer ese sacrificio y por suerte me fue bien”.
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