Mundo > Israel y Palestina

Cuando el precio de la paz es demasiado alto

Alberto Spektorowski no ve una salida a corto plazo para el conflicto palestino-israelí porque ninguna de las partes asume el costo
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02 de julio de 2017 a las 05:00

Académico / Asesor

Es el único uruguayo que participó activamente del proceso de paz de dos de los principales conflictos de esta era. En uno de ellos (el vasco-español) le fue bien, mientras que en el otro (el palestino-israelí) no pudo conseguir el objetivo máximo. Alberto Spektorowski emigró joven a Israel donde se convirtió en uno de los académicos más prestigiosos de ese país. Formó parte del grupo de trabajo del excanciller Shlomo Ben-Ami y contribuyó a preparar los insumos que la delegación israelí utilizaría en Camp David en el año 2000 durante la negociación con los palestinos.

¿En retrospectiva, como ve lo que pasó en Camp David?
En un principio no entendíamos que algo que es tan natural como "hacer la paz" a veces no se puede. No entendíamos que los spoilers, los que tratan de romper de ambos lados, son mucho más poderosos que los que quieren llevar adelante el proceso de paz. Y un proceso de paz tiene que jugarse, pero es muy difícil jugar sin tener el apoyo de atrás. Viéndolo en perspectiva puedo decir cuáles fueron los errores que se hicieron desde un principio, pero hoy eso ya no es valedero. El proceso tenía mucho que ver con lo que se llamó "la ventana abierta de oportunidades"; era un mundo que prometía incluso desde el punto de vista económico. Los que tenían la utopía del proceso de paz con los palestinos –yo incluido– veíamos todo en el parámetro de dos estados para dos pueblos y ahí se terminaba el asunto. Sabíamos que había una cantidad de elementos más: Jerusalén, los refugiados, los límites. Pero todo lo veíamos como algo solucionable, con un poco de buena voluntad. Sigo pensando que con un poco de buena voluntad esto se soluciona: no es tan dramático. Pero el tema es que no hay buena voluntad. Y además hay un parámetro que nadie toma en cuenta: el precio para hacer la paz es más alto que el precio que hay que pagar para mantener todo como está. Para los israelíes y también para los palestinos.

¿Para las dos partes?
Para las dos partes. Los palestinos están peor que Israel, obviamente, y no están en ninguna situación ideal. Pero el precio que tienen que pagar para hacer la paz con Israel no les cierra por ningún lado.

¿Y en Israel quienes son los que boicotean la paz?

En Israel hubo, hay y habrá quienes adopten esa postura, por supuesto. Cuando antes estaba el laborismo en el poder, era el primer ministro de hoy el spoiler. Hoy sigue siendo spoiler en el sentido que no quiere nada. Quiere que se mantenga el statu quo sin que la culpa le caiga a Israel. Esa es la línea. Él sabe que acuerdos de paz no puede haber; entonces la pregunta es quien cae con la culpa de eso. Lo que se puede decir de Netanyahu es que también entendió que Mahmoud Abbas tampoco quiere la paz. Digamos: paz queremos todos, pero ganando todo.

¿Y lo que usted dice es que en el cálculo de los dos gobiernos, al final del día, no les cierra la ecuación?
No le cierra a ninguno de los dos.

¿Qué perdería cada uno?
Netanyahu pierde territorios que no quiere perder, desde el punto de vista ideológico y desde el punto de vista de su coalición política con la derecha colonizadora. Y por el lado palestino hacer un arreglo con Israel –el cual implica el reconocimiento del Estado judío sobre las bases territoriales que pide Israel– probablemente termine significando una guerra civil. Entonces, ¿60 años de lucha para esto? Esa es la pregunta que se hace Abbas. ¿Sesenta años de lucha para tener un territorio con asentamientos adentro y sin Jerusalén? Entonces no puede aceptar eso. ¿Y en qué situación está ahora? Mal sí, pero no tanto. Así mantiene una situación en la que sigue forzando "la diplomacia-intifada". Pone a Israel contra el boicot y no hace demasiada guerra. Mientras la cosa no escale entonces hay cierta comodidad. Y también hay algo más que creo piensan los palestinos y jamás lo dirán: una Palestina independiente no es muy buen negocio para los palestinos. Ellos saben que en una Palestina independiente tendrán conflicto con Hamas.

¿Cuál es la perspectiva actual?
Creo que el arreglo que sería ideal en este momento –dentro de un arreglo que no es paz, pero que puede dar estabilidad y que me animo a decir que es lo que va a proponer Trump– es que Israel pare con los asentamientos y darle territorio administrativo en serio a los palestinos (sin control militar). Eso le daría paz económica a los palestinos, inversiones y control sobre el territorio en materia civil. Esta oferta no sería aceptada a cambio de paz, pero sí a cambio de un arreglo provisorio como un paso hacia otra cosa. Puede ser un "veremos" de veinte o treinta años.

¿Entonces ve un nuevo intento de mediación estadounidense?

Eso es lo que dice Trump. La derecha israelí estaba muy contenta que viniera Trump, porque con Obama fueron dos mundos, dos civilizaciones diferentes. Obama es el liberal de Harvard que habla una suerte de multiculturalismo, el mundo de la paz y las utopías. Y los otros son lo contrario: realismo puro.

Estados Unidos tiene una historia de mediación en el conflicto israelí-palestino que ha fracasado. ¿Cree aconsejable el ingreso de otros países o que es un tema que se debe resolver bilateralmente?
Bilateralmente es lo que pide Israel continuamente, pero es imposible. Y que otros países se metan... solamente EEUU. Europa no tiene demasiado peso para imponer nada.

¿Y los países árabes?
Otros países árabes pueden colaborar en el asunto. Y eso es lo que está haciendo Israel bastante inteligentemente: asociarse al bloque sunita. Ese bloque dejó de lado a los palestinos porque tiene otros intereses: están concentrados en Irán. Y ven a Israel como un socio importante en ese sentido. Es más: están constantemente incitando a Israel para que ataque a Irán.

Es difícil entonces imaginar por ahora la resolución del conflicto israelí-palestino.
Hay veces que los procesos quedan en procesos. Difícilmente podamos hablar del fin del conflicto pero si de su gestión, que eso es lo que siempre trató de vender Netanyahu. La gestión del conflicto puede desembocar eventualmente en el fin del conflicto, pero otras veces no. También en Irlanda y en Kosovo no se terminó el conflicto. En esos lugares hay una gestión muy buena. Y esto puede andar por ese lado hasta nuevo aviso.

Uno de los conflictos que usted contribuyó a resolver –como integrante del Grupo Internacional de Contacto– fue el vasco. ¿Qué lecciones le dejó esa experiencia?
Una de las cosas que aprendí es que no hay teoría. Cada conflicto tiene cosas parecidas y otras diferentes. Lo que te llevás son pincelazos de opciones para pensar. Lo interesante del caso es que casi no hubo diálogo de paz. Lo que pasó fue que ETA y la izquierda nacionalista tuvieron un diálogo con nosotros y fueron madurando su propio proceso de introspección: de abandonar primero la lucha, luego las exigencias y finalmente las armas. Y los logros de ellos fueron muy mínimos. Los que pagan el precio son los 300 y algo de prisioneros que buscan retornar al País Vasco. Dijimos que había que mirar adelante y la única exigencia humanitaria era traer a los prisioneros después de que se dejaran las armas. Un punto importante fue que no hubo otro tipo de exigencias políticas para España.

Entonces ya había un proceso de maduración de ETA.

Exacto, fuimos como un psicólogo. Ellos ya sabían que no tenían otra. Cuando llegamos nosotros se sabía que la cosa iba en serio. Pero España se puso muy reticente a hacer concesiones, incluso con el tema de los prisioneros. Nosotros dijimos que era eso y se terminaba la historia.

PERFIL

Alberto Spektorowski

65 años

Doctor en Ciencia Política

Es profesor de Teoría Política y Política Comparada de la Universidad de Tel Aviv. También es docente de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Universidad ORT.



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