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Deforestación de la Amazonia, un problema que trasciende el signo político del gobierno
La deforestación de la Amazonia continúa a pasos agigantados y alcanzó en 2018 su tasa más alta en una década, según datos del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil.
En lo que va de 2019, una cantidad mayor a 2.000 kilómetros cuadrados de la selva amazónica brasileña fueron destruidos, según datos divulgados por el instituto de investigación.
Este dato contradice lo afirmado recientemente por el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien negó que haya disminuido la superficie de cobertura forestal durante su gobierno.
Pero este flagelo que azota a Brasil atraviesa a todos los partidos políticos que han gobernado en lo que va de este siglo. La serie estadística desde 2005 muestra un pico de más de 19 mil kilómetros cuadrados deforestados en 2005. En ese entonces, el expresidente izquierdista del Partido de los Trabajadores Luz Inácio Lula da Silva cumplía su segundo año de mandato de su primera administración. Luego tuvo dos años de caída consecutiva en 2006 (14.258 km cuadrados) y 2007 (11.651 km cuadrados), pero volvió a crecer en 2008 con 12.911 km cuadrados. Lula dejó su segunda Presidencia en 2010 con una deforestación de 7.000 km cuadrados.
Luego vino la era de Dilma Roussef (2011-2016), también del PT. Durante su mandato se alcanzó la menor superficie de deforestación en 2012 con 4.571 km cuadrados, pero luego volvió a crecer. Finalmente, bajo la gestión de Michel Temmer (PMDB) —agosto 2016 a diciembre de 2018— no se apreció un cambio significativo del área deforestada respecto a su antecesora.
Según explicó a El Observador el docente del departamento de ciencias forestales de la Universidad Estatal de Roraima, Paulo Barni, en el periodo anterior y posterior a las elecciones presidenciales hay picos de deforestación debido a los cambios que se producen por el cambio de gobierno. El experto explicó que los propietarios de las regiones de la Amazonia se ven alentados a cometer crímenes ambientales por esta situación. "Deforestan a pesar del límite permitido por la ley o en locaciones donde también esta prohibido por ley", agregó.
Berni explicó que en esta época, el tiempo es seco en las regiones sur y noroeste de la Amazonia, por lo que las "queimadas" son comunes. "Cuando instituciones como el Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) y las secretarias estatales funcionaban había un monitoreo de las actividades de quemadas de biomasa para la limpieza de pastos", dijo, y agregó: "Los propietarios prenden fuego sin tener la debida licencia ambiental, entonces ocurre un caos por causa de estas acciones".
Las estadísticas del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), basadas en datos satelitales, muestran que entre el 1° de enero y el 20 de agosto de 2019 se detectaron 74.155 focos de fuego activos, lo que representa un aumento de casi 85% comparado con el número total registrado en 2018 y una cifra que no se alcanzaba desde 2010, año que finalizó con más de 103.000. Del total de incendios en 2019, se estima que más de un 50% ha afectado a la Amazonia, mientras que un 30% ha ocurrido en el bioma denominado Cerrado y otro 10% en la región de la Mata Atlántica.
Berni señaló que según dijo el Ministro de Medioambiente brasileño, Ricardo Salles, se están tomando precauciones. El gobierno está haciendo un plan de emergencia para hacer frente a esos focos de incendio y está movilizando el cuerpo de bomberos, agregó.
El docente explicó que las "queimadas" producen millones de toneladas de carbono que se trasladan a la atmósfera haciendo que se hinche por el exceso de gases. "Cuando el fuego mata a los arboles el carbono que hace parte del tejido vegetal de la planta va a ser liberado y de esa forma lo que pasa hoy en la Amazonia puede influenciar el clima del planeta", agregó.
"Después que la floresta tiene su primer incendio queda mas vulnerable, y la consecuencia de eso con el cambio climático es que esas áreas van a tener una tendencia de medio a largo plazo a quedar cada vez mas restrictas, con perdida de biodiversidad. Las consecuencias son muy malas realmente", dijo, y agregó que en donde está pasando la mayor parte del incendio, en el estado de Rondonia, ya de por si la floresta es bastante escasa, "entonces es una pérdida sin precedentes".
Casi 700.000 kilómetros cuadrados del área amazónica de Brasil fueron deforestados entre 1970 y 2018, lo cual representa más de un 20% de la superficie total que ocupaba la selva tropical en 1970, de acuerdo con el INPE. Solo en 2018, 7.900 kilómetros cuadrados fueron destruidos, dejando un área restante, al menos por ahora, de aproximadamente 3,3 millones de kilómetros cuadrados.
