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Delitos en la región: lo que dice Bonomi y lo que marcan las cifras oficiales

El ministro del Interior dijo que "Uruguay es donde menos avanza el delito" en la región, pero hay cifras que señalan otra realidad
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04 de marzo de 2019 a las 12:20

"Yo sé que no lo creen, pero en Uruguay es donde menos avanza el delito". El Ministro del Interior, Eduardo Bonomi, respondió con esas palabras este jueves en conferencia de prensa la pregunta de por qué consideraba que los delitos aumentaban en el país a pesar de los esfuerzos de su cartera de seguridad por invertir en el desarrollo tecnológico.

Ese día, por ejemplo, su secretaría de Estado presentó las 1.200 cámaras de seguridad que el gobierno de China donó a Uruguay y que tienen alta capacidad de definición para detectar rostros.

"Se comete un grave error cuando se adjudica el avance del delito al uso o no de la tecnología. Yo creo que el avance del delito es por la voluntad del delincuente de cometer delitos y la voluntad de quien no era delincuente de transformarse en delincuente", dijo Bonomi, y agregó luego que la inseguridad es en realidad un problema de la región y que en todo caso es el Estado uruguayo quien mejor resiste al alza generalizada del crimen. "El avance del delito se está dando en Uruguay, en Argentina, en Brasil, en Paraguay; en todos los países de la región, (la suba) es enorme", sostuvo.

El Observador intentó conocer en qué datos se basó el ministro para realizar esas afirmaciones. La Unidad de Comunicación del Ministerio del Interior no brindó esa información. 

De todas formas, un repaso por las últimas estadísticas oficiales divulgadas de esos tres países muestran que, salvo en el caso de Brasil respecto a los homicidios, los delitos han presentado una baja en los últimos años.

Al otro lado del río

Los últimos datos presentados por el Ministerio de Seguridad de Argentina revelaron que en 2017 se registró en ese país un descenso del 13% en los homicidios: hubo 312 víctimas por asesinatos menos que en 2016, lo que situó a Argentina, junto con Chile y Ecuador, entre los países con menor tasa de homicidios.

Uruguay, en cambio, registra otra realidad: los últimos datos difundidos por el Ministerio del Interior, que se conocieron a mediados de 2018, revelaron que los homicidios aumentaron 66,4% en el último año. Pasaron de 131 registrados entre enero y junio de 2017 a 218 en igual período de un año después.

Según la organización InSight Crime, que se dedica al estudio del crimen organizado en la región, Uruguay ocupa el puesto nueve de los 17 países incluidos en su último estudio sobre América Latina, pero toma en cuenta para esa clasificación los números manejados por Fundapro, una organización civil vinculada al Partido Colorado que recopila casos de delitos basados en información de medios de comunicación. A falta de datos oficiales para completar la cantidad de asesinatos que hubo en el total de 2018, Fundapro difundió en diciembre que el año cerró con 382 homicidios.

Eso significa que, de acuerdo a datos que no son oficiales, Uruguay alcanzó una tasa de homicidios de 11,2 cada 100.000 habitantes, que es similar a la de Bolivia, Ecuador, Paraguay o Perú, un registro que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como "epidemia" de asesinatos, ya que supera el límite establecido de 10 cada 100.000 personas.

Por delante de Uruguay en la lista de  InSight Crime están Chile (2,7), Paraguay (5,1), Argentina (5,2), Ecuador (5,7), Bolivia (6,3), Perú (7,8), Panamá (9,6) y República Dominicana (10,4). En el décimo lugar está Costa Rica (11,7) y luego Puerto Rico (20), Guatemala (22,4), Colombia y Brasil (25), México (25,8), Belice (35,9), Trinidad y Tobago (37,5), Honduras (40), Jamaica (47), El Salvador (61) y Venezuela (81,4).

“Con políticas claras donde se vaya al núcleo de los problemas del narcotráfico, con una policía que sienta que está respaldada por el poder político pueden revertir estos números porque Uruguay tenía números de Suiza, tres homicidios cada 100 mil y ahora está en 11 cada 100 mil. Es cuestión de decisión política e ir por el camino correcto”, había asegurado la ministra Argentina Patricia Bullrich en un video dirigido al gobierno uruguayo que grabó cuando recibió semanas atrás a la precandidata nacionalista Verónica Alonso. Uruguay, en respuesta, elevó un reclamo formal a Buenos Aires por considerar esas palabras un acto de "injerencia".

En Argentina, en 2017, también disminuyeron los secuestros extorsivos (19%), los robos (7%) y los hurtos (6%) respecto a 2016.

No obstante, antes de registrarse el actual descenso, las cifras del gobierno argentino indican que entre 2008 y 2015 los asesinatos aumentaron cerca de 10%, ya que pasaron de seis homicidios cada 100.000 habitantes a 6,6. La misma tendencia se registró en cuanto a la cantidad de robos.

En Uruguay, por su parte, las rapiñas también registraron un marcado incremento: subieron 55,8% en el primer semestre del año pasado en comparación a igual período de 2017. 

"El año 2016 cerró con los delitos a la baja, pero para el 2017 la curva comenzó a mostrar otro comportamiento a partir de noviembre (cuando se aprobó el nuevo Código del Proceso Penal) donde los delitos empezaron una escalada que se profundizaría en los meses subsiguientes", se había excusado la cartera de seguridad en su sitio web.

En Paraguay

En la cuarta página del estudio "Crimen, prisión e inseguridad. Elementos para el abordaje de la crisis" del  Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales del Paraguay (Inecip) presentado a fines de 2016 concluyó que en ese país se ha constado "un descenso sostenido de la delincuencia en los últimos años, a tal punto que, entre 2010 y 2015 se produjo una disminución del 23% de la tasa de homicidios por cien mil habitantes". 

El estudio, elaborado con información de la policía paraguaya, expuso que entre 2011 y 2015 hubo una baja casi sostenida del total de delitos. En el primer año de ese período se habían registrado 31.073 "hechos punibles" y en el último año esa cifra descendió a 28.710. Y con los homicidios, de acuerdo al informe, las políticas de seguridad también demostraron tener éxito: mientras en 2010 se había registrado una tasa de 12,9, cinco años después el guarismo bajó a 9,9.

Entre el primer semestre de 2016 y 2017, según los datos que la Policía Nacional de Paraguay tiene disponibles en su sitio web, hubo 25 homicidios más, pero entre 2008 y 2017, según difundió la prensa de ese país, se registró una disminución general de la cantidad de de ese delito: pasaron de 833 víctimas de asesinato a 541 en 2017.

Al norte

La realidad de Brasil contrasta con la de sus vecinos, ya que la violencia ha alcanzado niveles históricos, como ocurrió en caso de los homicidios registrados en 2017: 63.895, lo que significó un incremento del 2,9% en comparación al año anterior y el alcance de una tasa de 30,8 que supera por dos a la establecida por la OMS para definir una epidemia de este tipo de delitos.

Ese crecimiento también se había dado respecto a 2016, cuando el gobierno había registrado un aumento del 4% en comparación a 2015.

Los "robos seguidos de muertes" también crecieron en forma alarmante: entre 2010 y 2016 ese tipo de delito se incrementó en 50%, según indica el Anuario Brasileño de Seguridad Pública de 2017. Sin embargo, el informe presentado en 2018 indicó que se logró la reducción de los asaltos a la tasa de 2.460 cada 100.000 habitantes, lo que constituyó una reducción de un 8,2% en el último año.

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