Advierten por la existencia auxiliares veterinarios con certificados truchos

“En ninguna parte del mundo un auxiliar veterinario hace un curso de tres meses, lo mínimo son 4 años. La carrera dura 5 años y te dan un título intermedio de auxiliar veterinario a los 4 años, son 3.400 horas. Es el único título avalado por la Udelar de asistente veterinario”, explicó de Aurrecoechea, quien elevó la denuncia al Ministerio de Educación y Cultura. Como respuesta obtuvo que ninguno de los cursos mencionados en la denuncia estaban avalados por el organismo.

La médica veterinaria dijo que como ahora “la gente está mal económicamente” y existe una “sensibilidad a través de los perros y gatos” llaman a personas no habilitadas, las que les brindan medicación, antibióticos y los castran sin tener conocimiento. “Son muchas tareas que son exclusivas del profesional veterinario. Más allá de generar una usurpación ilegal de título, es peligroso para todo, para salud pública, para control de enfermedades parasitarias y para control de enfermedades infecciosas”, agregó.

Sociedad Uruguaya de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales coincide con la denuncia realizada por la asociación de veterinarias, dijo a El Observador Ariel Darío Sáez, presidente de la organización.

Por su parte, la integrante de la asociación dijo que las clases dictadas son dadas por institutos privados que "en teoría deberían tener un veterinario a cargo que les dé los cursos". También explicó que los clientes desconocen que no son profesionales de la veterinaria y que están haciendo castraciones u operaciones de tumores en lugares inadecuados por $ 200.

De Aurrecoechea aseguró que la situación es “complicada” hace años, y que las personas que pagan por esto “es gente muy ignorante que compra esos cursos y cree que puede hacer lo que hace, pero no sabe ni la ley de colegios ni la de bienestar animal, ni la ley de tenencia responsable”. Además explicó que los auxiliares veterinarios falsos están "expuestos en las redes sociales sin ningún tipo de pudor" y que, si bien antes no se identificaban tanto, ahora “se está poniendo más transparente, porque firman carné de vacuna e incluso se hacen sellos que dicen enfermeros veterinarios”.

Como consecuencia de esta problemática la presidenta de la gremial explicó que las mascotas pueden sufrir consecuencias graves, e incluso pueden llegar a morir ya que “las personas que operan ni siquiera son idóneas”. De Aurrecoechea aseguró que las prácticas son llevadas a cabo “en la casa de la gente", donde también suturan a los animales. "Pueden administrar mal antibióticos a enfermedades infecciosas que ni siquiera conocen. Incluso tienen uso de drogas que se han prohibido a la venta al consumidor final, y menos se pueden administrar a un animal”, agregó.

De Aurrecoechea explicó que los auxiliares veterinarios falsos también trabajan con enfermedades transmisibles al hombre, "que son las zoonosis, como la sarna y los parásitos internos".

La médica veterinaria explicó a El Observador que este lunes entregará la denuncia al Ministerio de Salud Pública y al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para que tomen cartas en el asunto.

Superpoblación canina

Hasta 2017 en Uruguay había un total de 1.742.000 perros y 687.000 gatos, en donde no se contemplaba el volumen de animales sin dueño, denominados sueltos o callejeros.

Un estudio de cuantificación y caracterización de la población de perros y gatos hogareños, elaborado especialmente para la Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal (Cotryba) había detectado que el 72% de los hogares en Uruguay –es decir, 882 mil– tenía un perro y/o un gato, el 67% tenía al menos un perro, el 28% tenía al menos un gato y el 23% tenía al menos un perro y un gato a la vez.

El análisis consideró un escenario de 2,6 millones de personas mayores de 18 años en el país, lo que involucraba 1,2 millones de hogares en los que hasta ese año había perros y/o gatos, en el marco de una encuesta realizada en marzo de 2017 a 1.600 personas, en forma aleatoria, vía celular y a nivel nacional.

En ese momento el 85% de los encuestados estimaba que el de los perros sueltos o callejeros era un problema grave o muy grave.